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Los errores políticos del «sheriff» de la derecha Opinión

Los errores políticos del «sheriff» de la derecha

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Si el «estilo Sichel” –ese del «sheriff» de la derecha– se mantiene firme, seguirá cometiendo errores políticos y generando damnificados internamente. Por ahora, el independiente parece una gota calcada del estilo que intentó imponer Sebastián Piñera y que terminó siendo desarmado por los propios partidos del sector. 


La verdad es que Sichel está proyectando con fuerza sus intenciones de convertirse no solo en el líder del sector, sino también en el «sheriff» de los partidos que integran la coalición. El candidato ha ido consolidando un estilo cada vez más duro, partiendo con los propios, pero también hacia el resto. Frases brutales y descalificadoras como la que empleó con Boric –“no te has titulado y has vivido siempre del Estado”–, estilo que se extendió a su comando, cuando Katherine Martorell las emprendió –con un tono amenazante– contra Paulina Núñez, la candidata RN a senadora por Antofagasta. El misil de la exsubsecretaria constituyó una advertencia a los parlamentarios, pero también fue una manera de rematar al sector de Desbordes. 

Analicemos la frase de Martorell. “Es una desilusión que te saques la foto y después hayas decidido dejar de ser parte de este proyecto político y de Gobierno”. Sin preocuparse de ser políticamente correcta, y en forma directa, la vocera de Sichel notificó a Núñez que estaba “fuera” de la coalición. Claro, la exsubsecretaria obvió tres elementos claves. El primero, que Sichel es independiente –solo con pasado militante en dos partidos que están hoy en la oposición– y que al frente tiene tres colectividades poco acostumbradas a las órdenes de un tercero. El segundo, que los parlamentarios –de todos los sectores– hace rato que no reciben “órdenes” de sus partidos. Tercero, que Paulina Núñez tiene un peso específico en Renovación Nacional, incluida una red política muy potente. 

Siguiendo con el «estilo Sichel”, el abanderado de la derecha fue más allá y se encargó de rematar la notificación de Martorell a Núñez con un paso aun más audaz, pero tan inédito –no recuerdo algo parecido– como poco inteligente políticamente. Anunció que solo apoyaría al RN Marco Antonio Díaz, el exintendente que perdió su candidatura a gobernador regional por Antofagasta y que ahora hace dupla con la diputada para convertirse en senador.

La verdad es que Sichel parece no entender la lógica de los partidos y cómo operan las redes internas. Detrás de este ataque frontal a un sector de RN –la colectividad más importante de Chile Podemos +–, el exministro intentó mandar un mensaje público, tan ingenuo como cuando Van Rysselberghe advirtió, en el debate del primer retiro, que los diputados que votaran a favor del proyecto serían sancionados por el partido. ¿El resultado? Tres de los parlamentarios renunciaron a la tienda. Luego vino el voto mayoritario de los diputados y senadores de la UDI por el primer, segundo y tercer retiro.

Entiendo que Sichel quiera alinear a los ex Chile Vamos, sin embargo, en el episodio de Paulina Núñez demostró algo de ingenuidad y poca habilidad política. Incluso hizo recordar los inicios de Piñera cuando intentó lo mismo, aunque los resultados están a la vista. Así como el país ha cambiado de manera brutal en estos dos años, también lo han hecho nuestros políticos. Votan por conveniencia y no acatan instrucciones. Es simple, si el cuarto retiro se instala en la opinión pública –y en cualquier proyecto similar–, los parlamentarios van a votar a favor, más todavía en plena campaña para ser reelectos. Si eso ocurre, Sichel se habría autoinfligido un gol de proporciones.

Además, no es lo mismo emprenderlas con un par de diputados poco influyentes –como le pasó a Rysselberghe en la UDI– que con una parlamentaria que fue vicepresidenta de su partido, que es la figura con mejor proyección en RN y que además está casada con otro peso pesado de esa colectividad. Creo que Sichel se dejó llevar por su grupo asesor –todos empresarios o lejanos a los partidos claves del sector– y jugó una carta que funcionaba hace 10 años. Y, claro, subestimó al rival interno. Si el otrora presidente de BancoEstado mantiene este estilo cupular, es probable que, más que sumar gente de RN y la UDI, termine alejándolos. 

Y a los problemas que ha tenido con Renovación Nacional el candidato, se suma un riesgo inesperado, que le puede rebotar directamente y afectar su campaña. El caso Torrealba es una verdadera bomba de racimo en la zona cero de la derecha. El distrito 11, el del Rechazo, no solo puede dejar al descubierto una red de usos fraudulentos de recursos públicos, que pasaban directamente –en una versión moderna de “los sobres” de la época de Carlos Cruz– al bolsillo de autoridades locales de derecha en Vitacura, Lo Barnechea y Las Condes, sino también obligar a Sichel a mantener el estilo que él mismo se creó y desplegar un discurso duro que va a afectar las relaciones internas, justo en el núcleo del poder de sus partidarios. Más aún, que el episodio puede, directa o indirectamente, golpear a su propio comando, considerando que Macarena Bezanilla la esposa de su coordinador de campaña, Pedro Browne fue concejala por Vitacura y muy cercana a Torrealba.

Veremos si el «estilo Sichel” –ese del «sheriff» de la derecha– se mantiene firme y sigue generando damnificados internamente. Y, claro, por ahora, el independiente parece una gota calcada del estilo que intentó imponer Sebastián Piñera y que terminó siendo desarmado por los propios partidos del sector. 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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