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Diputado Vlado Mirosevic y la unidad progresista bajo el liderazgo de Boric: «No convocar a una gran coalición sería un error histórico» PAÍS

Diputado Vlado Mirosevic y la unidad progresista bajo el liderazgo de Boric: «No convocar a una gran coalición sería un error histórico»

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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El diputado del Partido Liberal es enfático en reiterar un argumento respecto del cual no cabe ninguna duda. «La convocatoria de una gran coalición es un hecho matemático. Necesitamos sí o sí los votos del progresismo en el amplio sentido de la palabra», sostiene. Con la certeza de que no hay manera de que los cambios que se prometieron en el programa de segunda vuelta de Boric se concreten si no existe una amplia mayoría en el Congreso, Mirosevic apuesta por que en algún momento se convoque a una gran coalición que posibilite la mayoría parlamentaria y, en caso de que aquello no se logre en el corto tiempo, al menos llevar a cabo un «gran pacto de gobernabilidad». «Yo confío harto en la sabiduría y estatura de Gabriel Boric. Creo que él va a demostrar una tremenda estatura como liderazgo presidencial, y parte de esa estatura significa mirar un poco más allá y convocar no solo a los propios, sino convocar a aquellos que tienen ideas comunes, pero que históricamente han tenido diferencias», señala.


-Hoy Apruebo Dignidad es una coalición estrecha, que carece de las mayorías para aprobar cualquier proyecto. ¿Cómo están avanzando las negociaciones para superar ese problema, de modo que las promesas de Gabriel Boric no queden solo en palabras?
-La convocatoria de una gran coalición es un hecho matemático. Necesitamos sí o sí los votos del progresismo en el amplio sentido de la palabra. A mí siempre me hubiese gustado que hubiéramos tenido lista única en la constituyente, candidato o candidata única en primera vuelta, eso hubiese sido un escenario ideal, y probablemente una lista única también en el Congreso nos hubiese ayudado a tener una mayoría un poquito más amplia. Pero las cosas no se dieron así. Creo que hoy, con el Presidente electo a pocas semanas de asumir, la convocatoria de una gran coalición es una responsabilidad histórica. No hay manera matemática de que los cambios que se prometieron en el programa, y que la gran mayoría de Chile estaba esperando (…), sucedan si es que no tenemos una amplia mayoría en el Congreso. Si no hay una convocatoria a una gran coalición –que creo que ya sería un error no hacerlo–, al menos tiene que haber una convocatoria a un pacto de gobernabilidad. En esto el Gobierno puede estar muy frágil, y aquí yo creo que es el talón de Aquiles y tenemos que hacernos cargo de esto rápidamente.

-¿Este pacto de gobernabilidad tendría que pasar por incluir no solo a partidos como el Partido Liberal o el Partido Socialista, sino también la Democracia Cristiana, el PPD y el Partido Radical?
-Apruebo Dignidad tiene el 25% de la Cámara, y en el Senado estamos hablando de 5 0 6 senadores, debe ser cerca del 10%, por lo tanto, no tiene mayoría ni por cerca. Por lo tanto, si no se convoca a otros sectores del progresismo en torno a un liderazgo, que es Gabriel Boric, que nadie lo discute, en eso el Presidente cuenta con la confianza de toda la centroizquierda, y además en torno a un programa de ideas concretas, yo creo que eso es perfectamente posible, yo no lo veo tan difícil. No convocar a una gran coalición sería un error histórico, porque la ventana de oportunidad que la sociedad chilena otorgó para hacer cambios, es una ventana que no es infinita y, si bien la distancia entre Boric y Kast fue bastante grande, en un momento la vimos difícil, la sufrimos. Entonces, la posibilidad de que estos cambios no se produzcan, de que exista frustración en la sociedad chilena y que después aparezca un nacional populista como Kast u otro, es una posibilidad cierta. Esta ventana de oportunidad de cambios es una ventana histórica, hay que aprovecharla con todo.

-Por lo pronto, se ven tres posibilidades: del pacto de gobernabilidad, convocar a una gran coalición de gobierno y, en tercer lugar, incorporarse al pacto que ganó la segunda vuelta. ¿Qué posibilidades hay de que tu partido, el Partido Liberal, pueda ingresar a Apruebo Dignidad?
-Esa no es una fórmula que nos gusta, porque siempre dijimos que lo que hay que hacer es una coalición amplia. Lo dijimos en la primera vuelta, en las primarias, en el proceso constituyente. Una coalición estrecha no va a ayudar a hacer los cambios, lo que se requiere es una coalición amplia. Que nosotros vayamos a Apruebo Dignidad, la verdad es que no es una posibilidad que estemos barajando. Cosa distinta es que el Presidente convoque a una cuestión más amplia, o al menos que convoque a partidos colaboradores para hacer este pacto por los cambios, que hagamos un gran acuerdo por las transformaciones profundas que Chile requiere, y que los partidos que hoy tenemos presencia en el Congreso y que la vamos a tener también en el próximo Congreso, que somos de una corriente progresista, nos pongamos de acuerdo sobre ciertos asuntos programáticos centrales.

-¿Las diferencias del Partido Liberal con el FA quedaron el pasado?
-Nuestra disposición de colaborar con el Presidente Boric es total, siempre ha habido una buena relación con Gabriel Boric. Nuestra salida del Frente Amplio no respondió precisamente a problemas con el Frente Amplio, sino que respondió más bien al liderazgo de Daniel Jadue, que en ese entonces se aproximaba a ser el próximo candidato de ese sector, y a nosotros no nos gustaba, creíamos que, con Daniel Jadue a la cabeza del progresismo, ganaba la derecha. No creo que hayamos estado tan equivocados. Entonces, nuestro reencuentro con el Frente Amplio es algo bastante natural, pero tiene que darse en el marco, sobre todo estando en La Moneda, que permita hacer los cambios, porque al final la gente que votó Apruebo, la gente que votó Gabriel Boric, está esperando conquistas reales. No votó solo por una esperanza lejana, votó por un cambio concreto ya, quiere terminar con los abusos, terminar con la salud de «ricos y pobres».

-La unidad de la que hablas ha sido difícil incluso al interior del propio FA. ¿Por dónde tendría que pasar ahora esta unión, por los ejes programáticos?
-Es verdad que el Frente Amplio ha tenido diferencias internas, pero hoy, con Gabriel Boric a la cabeza, creo que da mucha más garantía de que la dirección política del proyecto está más claro, y a nosotros nos produce bastante más confianza. Si nosotros queremos aprobar una reforma tributaria, vamos a necesitar los votos no solo de Apruebo Dignidad, vamos a necesitar los votos de la centroizquierda. Si queremos aprobar una Ley de Rentas Regionales (…), necesitamos los votos de la centroizquierda. Si queremos una reforma de pensiones, necesitamos los votos de la centroizquierda. Aquí no se puede hacer ningún cambio si no hay mayoría. Las esperanzas se pueden frustrar si no hay una gran mayoría en el Congreso que apoye este programa transformador. Yo confío harto en la sabiduría y estatura de Gabriel Boric. Creo que él va a demostrar una tremenda estatura como liderazgo presidencial, y parte de esa estatura significa mirar un poco más allá y convocar no solo a los propios, sino convocar a aquellos que tienen ideas comunes, pero que históricamente han tenido diferencias. Es evidente las diferencias que hay entre la centroizquierda y la izquierda de Frente Amplio o el PC, pero creo que al país le gustó mucho más una versión de Gabriel Boric en segunda vuelta. Eso representó mucho mejor las esperanzas de cambio que el país requiere.

-¿Cuándo crees que es oportuno que el Presidente electo dé estas señales para convocar a un pacto de gobernabilidad?
-Esa conversación se está produciendo ahora. Estoy esperanzado de que el Presidente (electo) ejerza ese liderazgo más amplio, eso es lo que creo que tiene que pasar, porque eso es por el bien de las reformas y del Gobierno. Más allá de nuestros deseos, es un hecho matemático la convocatoria de una gran coalición.

-¿Cuáles serían las prioridades que debiera fijar el Gobierno de Boric para iniciar el año legislativo?
-En el Senado está muy complicado, porque la derecha tiene un voto arriba. Respecto de la Cámara, el Gobierno tiene que jerarquizar las reformas. Yo creo que hay que partir con una reforma tributaria, porque sin recaudación no es posible empujar algunos cambios sociales que necesitamos financiar. Una reforma tributaria que venga de la mano de la descentralización de esa plata. Tiene que haber una Ley de Rentas Regionales. Después de eso, hay que ver respecto de reforma de pensiones y reforma a la salud, terminar con esta salud de «ricos y pobres». Y respecto de pensiones, eliminar las AFP. El Gobierno tiene que hacer esa jerarquización en la conversación con las fuerzas de cambio, porque no va a ser fácil la jerarquización tampoco, porque hay muchas demandas y hay que partir por lo esencial. Me imagino que, para la reforma tributaria, habrá algunos votos de la derecha en el Senado para apoyar algo así. Hasta el gran empresariado en Chile dijo que estos ajustes eran necesarios.

-Falta muy poco para que se elija la nueva presidencia de la Convención. En reemplazo de Elisa Loncon, uno de los últimos nombres que comienza a sonar es el de Beatriz Sánchez, del Frente Amplio. ¿Cómo ves que el Frente Amplio pueda tener el Ejecutivo y también conservar el poder en la Convención?
-Beatriz Sánchez es un liderazgo que da confianza, con un estilo muy democrático en su forma. No tengo duda que, si estuviese en la presidencia de la Convención, que ojalá así sea, Beatriz Sánchez va a dar garantía a todos los sectores. Es un liderazgo que da garantías plenas de que el proceso va a continuar su rumbo sin avasallar a las minorías. Me gusta mucho el nombre de Beatriz Sánchez. Si Beatriz Sánchez está en la Convención, creo que le haría muy bien al proceso, porque además ella es un tipo de liderazgo que construye cambios desde el cuidado, es un liderazgo muy feminista. Si Beatriz es presidenta de la Convención, va a dar garantías.

 

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