Publicidad
La atención primaria base del sistema de salud: implicancias y desafíos Opinión

La atención primaria base del sistema de salud: implicancias y desafíos

Osvaldo Artaza y Ricardo Fábrega
Por : Osvaldo Artaza y Ricardo Fábrega Decano Facultad Salud y Ciencias Sociales, Universidad de Las Américas. Académico Magíster Salud Comunitaria, Universidad de Las Américas, respectivamente.
Ver Más

La APS implica múltiples capacidades humanas y tecnológicas para desarrollar en los territorios donde viven las personas, de manera universal y sin discriminación alguna, una acción integral de fomento, prevención, curación, rehabilitación y cuidados de largo plazo, en todo el curso de vida, en la diversidad de ser familias y comunidad, asegurando la continuidad de la atención y cuidados, incorporando aspectos tales como interculturalidad y género y la activa participación de las personas y las comunidades, para así recuperar soberanía en salud, haciéndose parte de la generación de salud en los territorios y conformando redes de intercuidados.


La propuesta de nueva Constitución establece a la atención primaria (APS) como la base del Sistema Nacional de Salud, lo que obligará a trasformaciones profundas en la manera de comprender y organizar dicho sistema.

La Constitución de la OMS define a la salud como un “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades”, por tanto, como un fenómeno social complejo que depende de la interacción de múltiples factores sociopolíticos, económicos, culturales y científicos. Por ello, ya en 1978, en la Conferencia de Alma-Ata, los líderes de las naciones señalaron que la APS era la herramienta esencial para la materialización del derecho a la salud, más allá de los enfoques reduccionistas centrados en la enfermedad.

La APS, implica múltiples capacidades humanas y tecnológicas para desarrollar en los territorios donde viven las personas, de manera universal y sin discriminación alguna, una acción integral de fomento, prevención, curación, rehabilitación y cuidados de largo plazo, en todo el curso de vida, en la diversidad de ser familias y comunidad, asegurando la continuidad de la atención y cuidados, incorporando aspectos tales como interculturalidad y género y la activa participación de las personas y las comunidades, para así recuperar soberanía en salud, haciéndose parte de la generación de salud en los territorios y conformando redes de intercuidados.

APS es una estrategia que atraviesa no solo a todo el sector salud, sino a todas las políticas, siendo clave un primer nivel de atención fuerte, de calidad, confiable para la población, que esté debidamente apoyado por servicios especializados estructurados en red. Para ello, a la hora de las decisiones, nuestro país tendrá que dejar de seguir privilegiando un modelo centrado en el hospital y priorizar la inversión en infraestructura, recursos humanos, tecnologías y estrategias sociosanitarias para un trabajo con la comunidad, intersectorial e interdisciplinario efectivo sobre las determinantes sociales, que acerque la salud al hábitat de las personas.

Comprender que la APS es la mejor inversión para lograr la salud para todos, se debe traducir en cambios concretos y profundos en las prioridades en las políticas públicas y en la formación de los profesionales de la salud. Tenemos el gran desafío de estar a la altura de las aspiraciones que se ven reflejadas en el nuevo texto constitucional y que nos colocan en línea con el camino de los mejores sistemas de salud.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias