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Rusia y Ucrania ante un crudo invierno que podría ser decisivo en el desenlace de la guerra Opinión

Rusia y Ucrania ante un crudo invierno que podría ser decisivo en el desenlace de la guerra

Mientras Putin buscará consolidar el territorio ya ganado y el gobierno de Kiev rechazar a los invasores, los expertos señalan que el fenómeno climático podría afectar a ambos bandos. La posible decisión del Kremlin de cortar el flujo de gas a Europa sería un factor fundamental. 


El factor climático, en este caso el crudo invierno de Europa Oriental que ya se avecina, hará que la guerra entre Rusia y Ucrania entre en una fase determinante y decisiva, según señalan expertos militares.

De ahí que las partes en conflicto estén alistando ofensivas con diferentes objetivos. Rusia para consolidar las posiciones ganadas en territorio de Ucrania, en la región del Donbás, a lo largo de la costa del Mar Negro y a lo largo de la frontera oriental con Ucrania, y este último país tiene el propósito de rechazar todo lo que sea posible a las fuerzas invasoras enviadas por el Kremlin.

Ambos bandos tendrán además la mirada puesta en la reacción que tendrá la Unión Europea (UE), uno de los abastecedores de armas al gobierno de Kiev, cuando asome el invierno y se vea enfrentada a una eventual disminución o cese del flujo de gas natural por parte de Rusia como represalia a las sanciones económicas impuestas. Entonces, el bloque comunitario se vería en la disyuntiva de seguir apoyando o no a Ucrania, según analistas.

Esta cruenta guerra, llamada “Operación Especial” por el Presidente ruso Vladímir Putin, comenzó el pasado 24 de febrero cuando las tropas del Kremlin invadieron Ucrania para obligar a dicho país a no adherir a la OTAN y reconocer la anexión de Crimea y la independencia de las regiones separatistas pro rusas de Donetsk y Lugansk, en la región fronteriza del Donbás, en el este. Ucrania rechaza estas pretensiones e inició una feroz resistencia militar.

En Europa Oriental, en especial en Ucrania, el invierno propiamente tal se adelanta para noviembre y termina a fines de marzo, y es particularmente crudo, con intensas tempestades de nieve y lluvia, y un frío polar de 10 a 20 grados bajo cero, que hará que las llanuras, los montes y las vías ucranianas, en especial en el este, se congelen, lo que tornará imposible el transporte logístico, de suministros y armas, además que afectará la salud  y la moral de los soldados.

Esa experiencia ya la vivieron en el pasado las tropas de Napoleón, en 1812, y Hitler en la Segunda Guerra Mundial, cuando intentaron tomar Moscú. Los franceses incluso hablaron del “General Invierno”, para referirse a dicho fenómeno climático en Europa Oriental.

Dificultades

 “La llegada del invierno podría afectar a los ejércitos de varias maneras. Primero, el clima invernal dificultará que todos los combatientes realicen operaciones militares. Las bajas temperaturas complicarán el desempeño de los soldados y el funcionamiento del equipo bélico. El tiempo desfavorable a menudo impide volar y las condiciones del suelo, con barro y nieve, tienden a reducir la movilidad de los vehículos blindados. En consecuencia, es probable que estas condiciones glaciales disminuyan el ritmo operativo de las fuerzas militares en Ucrania. Estos efectos adversos, en el pasado, han tendido a obstaculizar el desempeño de las fuerzas de ataque tácticas y operativas más que las fuerzas de defensa”, explica Sean Barnett, experto de Rand Corporation, “think tank” vinculado al Pentágono.

Ivan Eland, de The Independent Institute, en California, piensa que Rusia puede sacar ventaja, porque históricamente el clima frío le ha ayudado a ganar guerras, y es muy posible que sus soldados estén mejor aclimatados que los ucranianos. “Además, los rusos han estado atacando la infraestructura térmica ucraniana, pensando en el invierno. Sin embargo, las tormentas impiden que los aviones vuelen, lo que podría ayudar a Ucrania porque Rusia tiene más aeronaves. Dependerá de quién esté en plan de ataque o de defensa en ese momento”.

Para Ucrania es vital ganar la guerra antes del invierno, a fin de no permitir que los rusos se instalen a largo plazo, declaró el jefe del gabinete de la presidencia ucraniana, Andriy Yermak. “Es muy importante para nosotros que no llegue al invierno. Tras el invierno, los rusos habrán tenido tiempo de establecerse, por lo que será más difícil. Es fundamental para nosotros no darles esa posibilidad”, dijo Yermak a la revista Novoie Vremia. “Nuestro objetivo es la victoria, no esperamos otra cosa”, recalcó. Ucrania ha sufrido en este conflicto la muerte de unos diez mil soldados, cinco mil civiles, 12 millones de desplazados internos y la destrucción de más de 140 mil edificios residenciales y otras obras de infraestructura, según datos oficiales de Kiev.

Para Rusia es también vital estratégicamente conservar el territorio ganado para mantener moralmente fuertes a sus tropas después de meses de combates, en que han experimentado significativas derrotas. Hasta la fecha, Rusia ha perdido desde el comienzo de las hostilidades 37.400 soldados, según el cálculo ucraniano, o 25 mil como estiman analistas, según datos oficiales rusos. Otros 30 mil fueron heridos. Sin embargo, el Pentágono afirmó que los soldados rusos muertos ascienden a entre 70 u 80 mil.

La situación hoy es que, luego de establecer el control total de la región de Lugansk, la parte más oriental de Ucrania, las fuerzas rusas se están reagrupando para conquistar nuevos objetivos en la vecina región de Donetsk. Los combates no dan respiro, mientras los rusos continúan golpeando objetivos en toda Ucrania. Pese a todo, el ejército ucraniano ha repelido múltiples intentos rusos por seguir avanzando y se espera que lance una ofensiva para retomar la estratégica ciudad de Kherson y la cercana central nuclear de Zaporiyia. Para Dakota Wood, experto en programas de defensa de la Heritage Foundation, en Washington, es muy difícil decir quién tendrá la ventaja en el período invernal, porque existen ventajas y desafíos inherentes para cada bando, dada su posición actual en el campo de batalla. “Por lo general, en la guerra, la acción ofensiva es más dura y exige más que la defensiva, porque un atacante debe usar más municiones, más movimiento y más energía para superar la protección de las defensas. La acción ofensiva utiliza más combustible y más esfuerzo humano. Se necesita mucha munición para reducir las fortificaciones defensivas. Ir a la ofensiva es simplemente más difícil en condiciones climáticas adversas. En este sentido, Ucrania tendrá más dificultades en el clima invernal. Rusia posee una ventaja, ya que consolidó su control del territorio en el este de Ucrania durante los meses de verano y reforzará sus posiciones este otoño”. Sin embargo, el experto recalca que los ucranianos tienen a su favor que luchan por su patria, en territorio que conocen, mientras que la moral y las motivaciones de los soldados rusos están muy cuestionadas.

Hay también quienes sostienen, como el excomandante supremo de la OTAN para Europa, James Stavridis, que la contienda entre Rusia y Ucrania posiblemente finalizará en cuatro a seis meses más, es decir, durante el invierno, y se convertirá en un “conflicto congelado”, y que concluirá de forma similar a la guerra de Corea (1950-1953), vale decir, en un armisticio que creó una zona desmilitarizada. Formalmente ambas naciones asiáticas siguen en guerra.

 “Tanto Putin, por un lado, como el gobierno y el pueblo ucranianos por el otro, están decididos por el momento a seguir luchando. Ucrania tiene que preocuparse este invierno de que los suministros de armas occidentales sigan llegando y satisfagan sus necesidades, mientras que Putin debe enfocarse de que sus fuerzas armadas estén dispuestas y sean capaces de seguir luchando si continúa su alto índice de bajas”, expresa Mark N. Katz, de la George Mason University.

Efectos en Europa

Una vez comenzada la guerra, EE.UU., la UE, y otros países, adoptaron duras sanciones económicas contra Rusia y su sector energético. La respuesta del Kremlin no se hizo esperar y disminuyó a un 15% el flujo de gas natural a la UE, lo que ha trajo como consecuencia que se dispararan los precios y puso en dificultades a sectores que dependen de dicho combustible.

De seguir o agravarse la crisis en Ucrania, el invierno se hará sentir con crudeza en Europa y podría desencadenar una serie de reacciones populares que harían que las autoridades europeas pierdan la unidad mostrada hasta ahora y, por ende, tratarían de imponerle al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, un pronto acuerdo que detenga la contienda.

Los expertos sostienen que cuando el próximo invierno se convierta en decisivo para este conflicto, lo será en mucha mayor medida para Ucrania y su población, ya que depende del apoyo de otros países europeos. Asimismo, la dependencia de Europa de la energía rusa significa que es vulnerable a la decisión de Moscú de restringir el flujo de gas natural, en particular. “Si Rusia decide disminuir o cortar el flujo durante los meses de invierno, cuando hay gran demanda de calefacción, los europeos se enfrentarán a costos dramáticamente más altos. Si los gobiernos de toda Europa, especialmente los del Este, y quizás el Reino Unido, sienten la presión pública y económica para disminuir su apoyo a Ucrania a fin de mantener el flujo de energía rusa, a Kiev le resultaría muy difícil continuar su lucha contra Rusia. Pero al mismo tiempo, la UE entiende que una victoria rusa en Ucrania aumentaría la influencia del Kremlin en los asuntos europeos y alentaría a Putin a ser más agresivo”, indica Wood.

Lo indudable, por el momento, es que por los múltiples factores que confluyen en la guerra de Ucrania, no se sabe cuándo ni cómo podría terminar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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