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Presidente, y ahora, ¿qué haremos con China?: nos “rayaron la cancha” de nuevo Opinión Crédito: Reuters

Presidente, y ahora, ¿qué haremos con China?: nos “rayaron la cancha” de nuevo

Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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Tiendo a pensar que sí. El mercado es muy atractivo y hay muchos “pesos pesados” que están detrás de fortalecer la relación con China y Asia. Concedo que es “tentador” seguir este camino, ya que el mercado asiático es gigantesco y su comercio nos puede generar mayores ingresos de exportación, excepto que los TLC deben funcionar en ambas direcciones. Y lo ocurrido con China es una buena ilustración de lo que puede suceder: nos ha llevado a exportar minerales y metales, así como productos forestales y un puñado de alimentos, pero sus manufacturas siguen “sofocando” la ya limitada industria que nos quedaba.


En los capítulos anteriores mostramos cómo pasamos, rápidamente, a ser una más de las naciones que nutren a China de –principalmente– alimentos y recursos naturales baratos. Nuestros últimos gobiernos han sido parte activa en esta aproximación bilateral a China y así hemos terminado atrapados en una compleja red económico-comercial que está limitando nuestra independencia y nos “hace parte” de la esfera de influencia del gigante asiático en el hemisferio accidental, que es, después de todo, lo que este busca. En esta última sección, muestro los recientes intentos de “rayado cancha”, reitero mi llamado a distanciarnos de esta tóxica relación y muestro que aún tenemos algo de espacio para desmarcarnos.

Así, en el mes de junio, el embajador Niu Qingbao (Entrevista, 6 junio, El Mostrador) reiteró algunas de las opiniones emitidas anteriormente y nos “aclaró” otras. Primero –y en ese orden– destacó que tenemos que mejorar la comunicación y la coordinación de las políticas, enfocándonos en la negociación y en la firma del Plan de Cooperación para la Construcción Conjunta de la Franja y la Ruta, para fomentar la sinergia de nuestras estrategias de desarrollo”; en segundo lugar, el embajador de China agregó que “tenemos que aumentar nuestra cooperación en inversión y en la capacidad de producción, guiados por el Memorándum de Entendimiento para la Cooperación en la Capacidad de Producción y en la Inversión entre China y Chile; tenemos que expandir la inversión en la minería, la agricultura y energía, entre otras industrias”; y para concluir, nos informa quetenemos que explorar el potencial de las nuevas áreas como la economía digital y la energía limpia, para forjar nuevos puntos de cooperación como la explotación y el aprovechamiento del hidrógeno verde, la inteligencia artificial, el comercio electrónico, entre otros” (mi énfasis). Supongo que las dos primeras “prioridades” son una herencia que recibimos de las visitas de Michelle Bachelet y de Sebastián Piñera a China.

Correcto. Ahora sí quedó súper claro cuáles son sus prioridades, embajador: primero, la construcción de la Franja y la Ruta; segundo, expansión de la inversión en minería, agricultura y energía; y tercero, las nuevas áreas de inversión, incluyendo el comercio electrónico (súper, ¿recuerdan el informe del USTR sobre aumento del contrabando online de mercancías falsificadas?). Y ¿los intereses de Chile dónde quedaron? Temo que ya nos “rayaron la cancha” nuevamente. ¡Creo reconocer el estilo!

Por último, y en respuesta a la visita de la Alta Comisionada ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet a China, el embajador Niu Qingbao (Columna, 5 julio, El Mostrador) se anticipó al informe de la ONU y señaló que la visita fue “de gran significado” y “fructífera”. Para luego destacar que “algunos países occidentales y ONGs difunden maliciosamente rumores sobre Xinjiang, con la intención de perturbar a Xinjiang y derrocar a China” [… para concluir destacando que…] “los asuntos relacionados con Xinjiang no son en absoluto asuntos de derechos humanos, sino cuestiones de salvaguardia de la soberanía nacional, la seguridad y la integridad territorial [agregando que …] «la sociedad es segura y estable, el desarrollo continúa mejorando y la gente vive y trabaja en Xinjiang con paz y bienestar» (mi énfasis). Supongo que el embajador Niu Qingbao ya sabía cómo “venía la mano” y se anticipó. Pero, recientemente, en carta a El Mercurio, volvió con todo y en duros términos en contra de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU y su informe (El Mostrador, 16 de septiembre). Me quedo con lo informado por la ex Presidenta Bachelet.

Sobre la base de todo lo anterior, reitero la opinión que ya he expresado en ocasiones anteriores: China debe mejorar muchísimo su “oferta” en materia comercial, así como en programas y actividades de cooperación técnica, científica y cultural. También debe mejorar mucho su proceder en temas del medioambiente y, sobre todo, en derechos humanos, antes de intentar mantenerse como socio privilegiado y “fortalecer” la relación, como destaca el embajador en su entrevista de marzo pasado.

Creo que no es para nada sana la relación en que hemos caído. Y no ha sido accidental, pues es difícil imaginar que sucesivos gobiernos se hayan descuidado. Más bien, creo que se dejaron “engatusar” por el mercado de 1.440 millones de habitantes y se hizo “vista gorda” de la asimétrica relación en que entramos. Claramente, esta ha sido parte de una “política” de Estado: enfocarnos en el mercado asiático y en China, facilitando y en, muchos casos, privilegiando activamente esta relación.

Ya lo dije antes y lo reitero: no culpo a los empresarios. Sí me preocupa profundamente que haya venido de parte de nuestros gobernantes. Pero llegó “la hora de los quiubos” para el actual Gobierno. Días atrás, la ministra Tohá anunció la formación de una instancia de trabajo para conversar del TPP11, para que luego el Presidente, desde Nueva York, le “saque el piso” y señale que “el TPP11 no forma parte del programa y por eso no lo estamos impulsando” (Ex-Ante, 21 de septiembre). Ahora, el Senado debe resolver. Complicado, especialmente, porque China busca ser parte del acuerdo y, supuestamente, habiendo solicitado el apoyo de Chile. ¿Cuál será, Presidente? ¿Seguiremos el mismo camino de ahora en más?

Tiendo a pensar que sí. El mercado es muy atractivo y hay muchos “pesos pesados” que están detrás de fortalecer la relación con China y Asia. Concedo que es “tentador” seguir este camino, ya que el mercado asiático es gigantesco y su comercio nos puede generar mayores ingresos de exportación, excepto que los TLC deben funcionar en ambas direcciones. Y lo ocurrido con China es una buena ilustración de lo que puede suceder: nos ha llevado a exportar minerales y metales, así como productos forestales y un puñado de alimentos, pero sus manufacturas siguen “sofocando” la ya limitada industria que nos quedaba.

Hemos perdido varias industrias y, ahora, hasta los “petardos” y “cuetes” narcos son chinos. ¿Es ese el camino que queremos? No será fácil resolver este dilema, por la muy estrecha relación económico-comercial en que caímos y las consecuencias que podría acarrear cualquier conflicto, pero –por complicado que sea no normalicemos los abusos a los derechos humanos ni el incumplimiento de acuerdos internacionales. En su campaña, el candidato Gabriel Boric denunció los abusos a los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela y, ahora, hizo un llamado general en su discurso en la ONU. Mantengamos nuestra palabra.

Propongo sacarle el pie” al acelerador, limitar lazos y desenredarnos de la maraña de relaciones que hemos establecido con China en la última década. No les “inflemos el ego”, incluyendo al muy parlanchín y locuaz representante en Chile. No sugiero interrumpir las relaciones diplomáticas y/o comerciales con China. Ya lo dije antes, hoy eso sería impracticable. No obstante, sí podemos “sacarle el pie” al acelerador, incluyendo “hacerle el quite” a actividades como, por ejemplo, el evento de la “Iniciativa para el Desarrollo Global”, realizado en Santiago, por la Embajada de China y otras instituciones, en el transcurso del mes de septiembre. Una buena plataforma para académicos, intelectuales, ministros y –obviamente– para China. Igualmente, en agosto, la Cancillería informó que la ministra Urrejola habría conversado con su par chino, el Consejero de Estado Wang Yi (16 de agosto, Prensa, MINREL). El Comunicado de Prensa que siguió es sorprendente. Ni una sola palabra acerca de los “derechos humanos” en China, a pesar de que ya era pública la opinión de la embajada respecto de la visita de Michelle Bachelet a dicho país.

Igualmente, sorprende la “convergencia de intereses mutuos” que menciona el Comunicado y, también, que se haya anunciado la reiteración de la “invitación para que el Presidente Gabriel Boric visite China en 2023” (¿tanteando el terreno? Muy “bristish”, por cierto). Espero que la ministra haya informado que el Presidente Boric ya tenía su Agenda completa para los próximos años. Presidente, no los “infle”: espero sinceramente que no visite China y, si llegase a hacerlo, por favor, no nos digan que el tema de derechos humanos fue “tratado en profundidad” durante esa visita.

Pero el tema de los derechos humanos no es todo lo que nos ata con China y sí podemos “sacarle el pie al acelerador comercial”. Por ejemplo, entiendo que en China aún tenemos cinco Oficinas Comerciales de ProChile, ubicadas en Beijing, Guangzhou, Shanghái, Chengdu y Hong Kong (Portal de ProChile). A esto debemos sumarle la Agregaduría Agrícola radicada en Beijing. Debemos recordar que la mayor parte de las exportaciones a China son minerales, metales y productos forestales (cerca de 85%), por lo que –en mi opinión– la representación comercial que tenemos en China está muy sobredimensionada. Dudo que aquellos que exportan estos productos lo hagan a través de ProChile, o que las grandes empresas que exportan estos productos necesiten su apoyo para hacerlo. Ah, y no olvidemos los “Agregados de Inversión”, anunciados hace pocos días atrás. No en China, porfa, pues ya se pelean por venir a Chile. Centrémonos en la transferencia de tecnologías y hagamos lo que hicieron los chinos en Europa y en EE.UU.: capacitaron a cientos de miles de sus técnicos y científicos.

Con una representación comercial menor y ajustada a la realidad, podríamos ahorrar varios millones de dólares en Asia, especialmente en China, y utilizarlo para capacitación tecnológica o transferir su uso a Latinoamérica. No nos olvidemos tampoco de algunos eventos extravagantes en la Gran Muralla China y de nuestro “embajador en Misión Especial” (el ex Presidente Frei) en Asia. Espero que no se le haya renovado el nombramiento. Ahorremos dólares para uso en nuestra región y prioricemos la Integración Regional con Latinoamérica, NO con Asia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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