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Lula promete «restablecer la paz» en un dividido Brasil tras ganar las elecciones MUNDO

Lula promete «restablecer la paz» en un dividido Brasil tras ganar las elecciones

«Estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente», afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo, en su primer discurso como presidente electo del país más grande de Sudamérica. El líder progresista ganó la jefatura de Estado, pero la mayoría de los gobiernos regionales quedaron en manos de candidatos apoyados por el actual mandatario Jair Bolsonaro. Los aliados del líder ultraderechista gobernarán 13 de los 27 estados de Brasil, entre ellos el mismo Sao Paulo, el más poblado y rico del país, mientras que los apoyados por el ahora presidente electo regirán solo 10 regiones.


El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se comprometió este domingo a «restablecer la paz» en un Brasil dividido, en su primer pronunciamiento tras ganar las elecciones ante el actual gobernante, Jair Bolsonaro.

«Estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente», afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) desde un hotel de la ciudad de Sao Paulo.

Lula también invitó a la cooperación internacional para preservar la selva amazónica y dijo que buscará un comercio global justo, en lugar de acuerdos comerciales que «condenen a nuestro país a ser un eterno exportador de materias primas».

 

Con Lula, la izquierda latinoamericana reconquista su pieza más preciada

La izquierda latinoamericana, en plena resurrección en los últimos años, recupera con la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva a su pieza más preciada: Un Brasil que ahora pretenderá restaurar un abandonado proceso de integración regional.

Lula ganó las elecciones de este domingo con un 50,8 % de los votos, frente al 49,1 % que obtuvo el presidente y aspirante a la reelección Jair Bolsonaro, líder de una ultraderecha cuya política exterior relegó a un segundo plano las relaciones con América Latina.

Se impuso como candidato de un vasto frente político, formado por todas las gamas de la izquierda, junto con fuerzas de centro y centroderecha que también tendrán un enorme peso en su Gobierno.

Pero eso en lo interno, pues como hace dos décadas, cuando Lula inició un período de ocho años en el poder, las relaciones con el mundo estarán más guiadas por su propia visión, que plantea un Brasil que «converse con todos» y apueste sobre todo en América Latina.

En su momento, como ahora, Lula, hoy de 77 años, coincidió en el poder con otros líderes de izquierda más radicales, como el cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez, ambos ya fallecidos.

Ahora tendrá nuevos compañeros de viaje. Algunos ya conocidos y más cercanos a su generación, como el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el boliviano Luis Arce o el argentino Alberto Fernández.

También conocidos y muy cercanos a Lula son el venezolano Nicolás Maduro y el nicaragüense Daniel Ortega, tildados de dictadores por la derecha regional y criticados sin tapujos por el chileno Gabriel Boric, que a sus 36 años ha surgido como una voz renovadora en la izquierda latinoamericana.

Sobre los casos de Venezuela y Nicaragua, espinosos hasta para el progresismo regional, Lula es esquivo y se limita a desear «más democracia» para esos dos países, pero sin «intervención».

Reconstruir sobre las ruinas de las integración

El principal objetivo de la política exterior de Lula, según él mismo ha anticipado, será la integración regional, que en su opinión tiene como pilar el Mercado Común del Sur (Mercosur), pasa luego por el resto de Suramérica y se amplía a toda América Latina, para tender puentes con África.

Un visión del eje sur-sur centrada en los países en desarrollo, que ya aplicó entre 2003 y 2010, cuando estuvo en el Gobierno y tuvo como canciller al diplomático Celso Amorim, que hoy, a sus 80 años, no repetirá en el cargo pero seguirá como «consejero» de Lula para asuntos externos.

En aquel período, además de fortalecer el comercio interno en el Mercosur, el Brasil de Lula también encabezó los procesos para la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac).

En ambos casos, tuvo dos aliados de peso regional: el venezolano Chávez y el argentino Néstor Kirchner, también ya fallecido.

Fueron ambiciosos proyectos de integración, que perdieron espacio en los últimos años y fueron abandonados por líderes conservadores que tomaron el relevo en la segunda década del Siglo XXI, bajo el argumento de que habían sido concebidos como mecanismos «al servicio de la izquierda».

En 2019, cuando varios países ya habían abandonado la Unasur, el chileno Sebastián Piñera impulsó lo que fue bautizado como Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), que naufragó en solo cuatro años, con la irrupción de la nueva ola de la «izquierda rosa».

Aún con los nuevos socios ideológicos que han surgido en la región, erguir de nuevo la Unasur será una tarea titánica.

Deberá comenzar desde unas verdaderas ruinas, representadas por el edificio sede de la entidad, construido en la Ciudad Mitad del Mundo a un costo de casi 40 millones de dólares pagados por Ecuador y hoy virtualmente abandonado en esa localidad cercana a Quito. EFE

Lula gana la presidencia pero mayoría de gobernadores serán de oposición

El líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva ganó la jefatura de Estado en Brasil este domingo pero la mayoría de los gobiernos regionales quedaron en manos de candidatos apoyados por el actual mandatario Jair Bolsonaro.

Los aliados del líder ultraderechista gobernarán 13 de los 27 estados de Brasil, entre ellos Sao Paulo, el más poblado y rico del país, mientras que los apoyados por el ahora presidente electo regirán solo 10 regiones.

Cuatro regiones más fueron vencidas por candidatos que no eran apoyados por ninguno de los dos aspirantes presidenciales.

Tarcicio Gomes de Freitas, del partido Republicanos y un amigo cercano de Bolsonaro que lo acompañó casi durante todo su mandato como ministro de Infraestructura se impuso con el 55,31 % de los votos en Sao Paulo, frente al 44,69 % obtenido por Fernando Haddad, candidato por el Partido de los Trabajadores (PT), la formación que lidera Lula.

En la primera vuelta fueron elegidos 15 de los 27 gobernadores del país, de los cuales 9 candidatos apoyados por el líder ultraderechista resultaron vencedores, frente a 6 que tenían el respaldo del exsindicalista.

Ya en el balotaje de este domingo fueron electos los 12 mandatarios regionales que faltaban y, de los cuales 4 aspirantes contaban con el respaldo de Bolsonaro y otros 4, con el del exsindicalista.

Los principales estados del país y también los más poblados -Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro- serán gobernados por aliados del líder ultraderechista.

Por otro lado, Pernambuco (noreste), Sergipe (noreste), Mato Grosso do Sul (oeste) y Rio Grande do Sul (sur), serán los únicos estados gobernados por candidatos que no apoyaban a ninguno de los dos.

Este domingo el exsindicalista fue elegido presidente de Brasil con el 50,8 % de los votos, frente al 49,1 % de Bolsonaro, en las elecciones más polarizadas de la historia del país.

Lula asumirá por tercera vez el cargo más importante del gigante suramericano tras gobernar a Brasil en dos oportunidades entre 2003 y 2010.

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