Opinión
IV Cumbre Académica ALC-UE. Crédito: Twitter @utpl
Las universidades del espacio América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE) no son ni deben ser solamente unas fábricas de profesionales. Deben ser actores en la creación de futuros. Su misión en la formación académica, la investigación y la vinculación con la sociedad y las políticas públicas, es necesaria para la construcción de un nuevo orden internacional y una integración regional segura, pacífica, económica, social y ambientalmente sustentable, en el marco de los ODS de la Agenda 2030, de la iniciativa de la UNESCO sobre los futuros de la educación, y de “Nuestra Agenda Común” de las Naciones Unidas.
Las universidades, y más concretamente, la comunidad académica de profesores, estudiantes, investigadores, rectores, decanos, que se forma en torno a ellas, están llamadas a jugar un rol fundamental para asegurar un futuro sostenible, en estos momentos críticos en que está en juego, según el Secretario General de la ONU, la supervivencia de la humanidad. Es una afirmación que surge por todas partes, en la UNESCO, la OCDE, la UE, la OEI, la CEPAL, los think tanks de prospectiva estratégica globales y locales, como el Millennium Project, la World Futures Studies Society y la Red Iberoamericana de Prospectiva.
Con este convencimiento, se acaba de celebrar en Bucarest, Rumanía, la IV Cumbre Académica de América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE). Esta cita, convocada por el Foro Académico Permanente ALC-UE, reúne periódicamente desde la Primera Cumbre Académica realizada en Chile en 2013, a miembros de la comunidad universitaria de ambas regiones, tanto rectores, decanos, directores de departamentos, profesores, investigadores y estudiantes graduados. Y cuenta con la participación de representantes de la UE, el Parlamento Europeo, la Fundación EU-LAC, la Unión Internacional de Universidades (UDUAL), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la International Association of University Presidents y la Asociación Internacional de Universidades. El objetivo: avanzar en la integración académica ALC-UE. La propuesta central es la creación del Espacio Común Euro latinoamericano y Caribeño de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, que sea un pilar para consolidar una alianza estratégica entre ambas regiones del mundo.
En 1999, en la primera reunión de Jefes de Estado y de Gobierno ALC-UE en Río de Janeiro, los mandatarios pusieron el acento en el futuro común, el nuevo orden internacional, los desafíos a enfrentar en medio ambiente, desarrollo, energía, y consideraron que la educación superior era un pilar esencial para llevar adelante una “Asociación Estratégica” de las dos regiones. De ahí nace la propuesta de un Espacio Común, que se ha reiterado en las ocho Cumbres oficiales (Río 1999, Madrid 2002, Guadalajara 2004, Viena 2006, Lima 2008, Madrid 2010, Santiago de Chile 2013, Bruselas 2015) y en las cuatro Cumbres Académicas celebradas hasta la fecha (Chile 2013, Bruselas 2015, Argentina 2018, Bucarest 2022). En 2015 se incorporó la Educación Superior en el Plan de Acción CELAC-UE.
Luego de más de dos décadas, el escenario global presenta los mismos y nuevos desafíos para Europa y América Latina y el Caribe, en cambio climático, transición digital, ambiental y energética, seguridad internacional, derechos humanos, desarrollo, democracia y amenazas estratégicas y existenciales. Las universidades del espacio ALC-UE no son ni deben ser solamente unas fábricas de profesionales. Deben ser actores en la creación de futuros. Su misión en la formación académica, la investigación y la vinculación con la sociedad y las políticas públicas, es necesaria para la construcción de un nuevo orden internacional y una integración regional segura, pacífica, económica, social y ambientalmente sustentable, en el marco de los ODS de la Agenda 2030, de la iniciativa de la UNESCO sobre los futuros de la educación, y de “Nuestra Agenda Común” de las Naciones Unidas.
Según los datos más recientes, en el mundo hay 235 millones de estudiantes de educación superior, cifra que según la UNESCO se ha más que duplicado desde el año 2000. En América Latina y el Caribe, esta cifra está en torno a los 30 millones de estudiantes, y en la Unión Europea llega a más de 18 millones. En la UE hay 5.700 universidades y en América Latina y el Caribe se calcula que son más de 3.700. El número de profesores de educación superior en la UE llega aproximadamente a un millón quinientos mil, y en ALC alcanza a un millón setecientos mil.
Estas cifras reflejan un potencial formidable de inteligencia colectiva ALC-UE, si consideramos que entre ambas regiones tenemos 48 millones de estudiantes, 9.400 universidades, 3 millones 200 mil profesores. Es una masa crítica que puesta en común puede generar una sinergia creativa concreta, para el desarrollo sostenible de ALC y la UE, si tenemos un marco institucional adecuado que amplíe las redes existentes, y ampare la libre circulación de las comunidades académicas y de profesionales entre las dos regiones.
Una integración académica ALC-UE como la que plantea esta Cumbre, en resumidas cuentas, consiste, primero, en crear desde la base académica birregional, progresivamente, las condiciones técnicas, institucionales y financieras, para ampliar y potenciar la enorme red de relaciones de cooperación existente. Y, segundo, no menos importante y más bien esencial, que se genere un marco institucional común, mediante un amplio acuerdo birregional de integración académica que debería ser suscrito por los estados miembros de ambas regiones.
España, junto con la Comisión Europea y la CELAC, se han propuesto relanzar el diálogo UE-ALC al más alto nivel, y en ese marco, la propuesta de integración académica surgida desde el Foro Académico Permanente será uno de los temas que vamos a presentarles a los Jefes de Estado y de Gobierno latinoamericanos, caribeños y europeos, cuando se reúnan convocados por la presidencia española de la UE durante el segundo semestre de 2023.
