CULTURA|CIENCIA
Dos años después que el Ministerio de Ciencia –dirigido entonces por el neurocientífico Andrés Couve– lanzara la Política Nacional de Inteligencia Artificial, la actual secretaria de Estado, Aisén Etcheverry –que estuvo entre los actores que participaron de aquella discusión que fijó la hoja de ruta para los próximos 8 años–, volvió a reunirse con los expertos y las expertas que dieron origen a dicha política, esta vez para avanzar en un tema no discutido en aquella ocasión: los alcances socioculturales y éticos de esta tecnología en Chile. “El temor se aborda con conocimiento”, sostuvo la ministra.
En el 2021, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, dirigido entonces por el neurocientífico Andrés Couve, lanzó la Política Nacional de Inteligencia Artificial. Fue un año de mucha innovación en la materia, pero sin penetrar en el tejido social. Nadie hablaba ni era usuario del ChatGPT, DALL-E o MidJourney. Para dar con esa hoja de ruta para los próximos 10 años, se congregó a muchos científicos y gestores del mundo de la I+D.
En ese grupo de expertos participó Aisén Etcheverry, actual ministra de Ciencia, quien en la jornada de este martes volvió a reunirse con especialistas del mundo de las ciencias, la economía, la política y la tecnología. La misión: discutir los alcances socioculturales y éticos en Chile de esta tecnología que, al igual que la internet, un día cualquiera llegó y transformó a la sociedad, sin que ahora podamos prescindir de ella.
Sabiendo que en otros países la Inteligencia Artificial (IA) ha gatillado regulaciones y otras medidas, la ministra Etcheverry volvió a reunir a un grupo de expertos, entre los que destacan Álvaro Soto, director del Centro Nacional de Inteligencia Artificial en la Universidad Católica; Martín Tironi, director del Instituto Milenio Futures of Artificial Intelligence Research; Raphael Bergoeing, economista y presidente de la Comisión Nacional de Productividad; Néstor Becerra, de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Chile; Andrea Rodríguez, vicerrectora de investigación y desarrollo de la Universidad de Concepción; María Paz Hermosilla, directora del GobLab de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez; Cuky Pérez, data scientist; Alberto Cerda, del programa Tecnología y Sociedad de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile; y Kathya Araujo, investigadora del Núcleo Interuniversitario Multidisciplinar de Investigación en Individuos, Lazo Social y Asimetrías de Poder (NIUMAP); y Juan Domingo Velásquez, del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.
“La IA no nos toma por sorpresa. En 2021 este ministerio formuló una Política de IA y gracias a eso hoy Chile cuenta con dos centros de investigación especializados en este tema -el Centro Nacional de IA y Milenio Futures of AI– y pronto empezarán a formarse más especialistas a nivel de magíster y doctorado. Eso es un tremendo avance, pero como estas tecnologías corren tan rápido, han surgido usos –entre otros, ChatGPT– que ameritan revisar y revaluar las acciones que queremos tomar en torno a ellas, al uso que les damos, y las consecuencias sociales que eso traerá“, afirmó la ministra Etcheverry.
La discusión de este martes abordó diversos temas, desde el impacto real que puede tener la automatización en el sistema laboral chileno hasta cómo la IA puede cambiar el concepto de realidad que existe en la sociedad, relativizando lo verdadero y lo falso. También se habló de la necesidad de que Chile esté presente en la discusión de estándares internacionales que hoy se está dando, de la posibilidad de regular en principios generales versus leyes más específicas, de la importancia de abordar los riesgos que tendremos en el corto plazo en temas como ciberseguridad y análisis de datos básicos, y de contar con una política para motivar estas especialidades también en la educación técnica.
La subsecretaria Carolina Gaínza puso el acento en cómo mirar esta tecn0logía desde una perspectiva de derechos: “Existió consenso en la discusión entre los investigadores y las investigadoras participantes de esta reunión sobre avanzar en definir una estrategia que permita informar los pasos que vamos a dar como país en una hacia una Inteligencia Artificial que integre o tenga presente una perspectiva de derechos, que apunte hacia la igualdad, la inclusión y una participación en la toma de decisiones, donde las políticas públicas estén al servicio de una Inteligencia Artificial que tenga marcos éticos”.
En el grupo hubo consenso en que esta tecnología aún es difícil de descifrar incluso para el mundo experto, pero al mismo tiempo todos consideraron relevante identificar los riesgos y actuar frente a ellos, sin perder de vista las oportunidades que la IA abre en diversas áreas, entre otras, por ejemplo, la de la salud.
“Yo fui parte de la construcción de la Política de IA y en menos de 3 años el foco viró desde el desarrollo tecnológico a sus implicancias sociales –afirmó la ministra de Ciencia–. Esto da cuenta de que ya no hay problemas que solo implican tecnologías y ciencias naturales y exactas, sino que todo tiene que verse a la luz de las personas y el tejido social (…). También hay ideas sobre regular, pero es necesario tener claro qué estamos tratando de regular y examinar con detención distintos modelos internacionales como los que están usando la UE, EE.UU. o China. En todos los casos se trata de regulaciones basadas en la posición estratégica en que los países quieren avanzar en materia de IA, y ese es también el camino que estamos iniciando nosotros en Chile y que seguiremos adelante con estos y otros especialistas, porque, como nos dijo hoy uno de ellos, el temor se aborda con conocimiento”, sostuvo la ministra Etcheverry.
