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Crédito: Agencia EFE
Por una tradición de la ONU que le reserva a Brasil el primer discurso de la Asamblea General, Bolsonaro inauguró la fase de debates y, en sus primeras palabras, afirmó que representa a un «nuevo país», que en el pasado reciente «llegó a estar al borde del socialismo».
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, abrió este martes los debates de la 74 Asamblea General de las Naciones Unidas con un discurso donde defendió su performance frente a la crisis de los incendios de la Amazonía, atacó al “socialismo» –representado por sus predecesores Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff- y se despidió citando el evangelio dando las “gracias por la gloria de dios”.
Por una tradición de la ONU que le reserva a Brasil el primer discurso de la Asamblea General, Bolsonaro inauguró la fase de debates y, en sus primeras palabras, afirmó que representa a un «nuevo país», que en el pasado reciente «llegó a estar al borde del socialismo».
Eso, según el líder de la ultraderecha, llevó a Brasil «a una situación de corrupción generalizada, a la pobreza y la criminalidad” y propició, además, «ataques ininterrumpidos a los valores religiosos».
También hizo alusión a los alrededor de 10.000 médicos cubanos que, hasta fines del año pasado, operaban en Brasil mediante planes de cooperación firmados por Gobiernos anteriores y que La Habana decidió retirar tras las críticas de Bolsonaro a sus autoridades.
El gobernante brasileño aseguró que, con la retirada de esos profesionales de Cuba, Brasil «dejó de contribuir con la dictadura cubana», a la cual aseguraba que los Gobiernos anteriores enviaban «300 millones de dólares anuales» mediante esos programas de cooperación.
Afirmó que hoy unos «60.000 cubanos» están en Venezuela y actúan en las áreas de «inteligencia y defensa» para mantener en el poder a una «dictadura» que ha implantado en ese país que «antes ya fue tan próspero», la «barbarie del socialismo».
Bolsonaro destacó el esfuerzo de Brasil por acoger a los miles de venezolanos que han llegado al país en busca de una nueva vida y dijo que su Gobierno seguirá «trabajando para que la democracia sea restablecida en Venezuela» y para «que otros países de la región no experimenten ese nefasto régimen del socialismo».
En alusión a sus predecesores Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, Bolsonaro los acusó de gastar “cientos de millones de dólares para comprar medios y el Congreso”, y aprovechó de agradecer el “patriotismo” del juez Sérgio Moro, quien encarceló a Lula, y que luego se transformó en su ministro de Justicia.
Bolsonaro dedicó parte importante de su intervención para defender la política de su gobierno frente a la Amazonía y la crisis de los incendios. El polémico gobernante dijo que la zona “no está siendo consumida por el fuego, cada uno puede ser testigo”, y sostuvo que “somos uno de los países que más protege al medioambiente”.
Según el mandatario brasileño, “seguimos las mejores prácticas en todos los ámbitos, incluida la protección medioambiental” y “mi gobierno se ha comprometido con el desarrollo sostenible”.
Pero al mismo tiempo se quejó de que Brasil sufrió “ataques sensacionalistas de medios internacionales” que activaron el patriotismo en su país. En este contexto, insistió en el tema de la soberanía. Ahí aseguró que “la Amazonía no es un legado de la humanidad” y “es una falacia decir que nuestro bosque es el pulmón del mundo”.
Por eso recordó que en la cumbre del G-7, se puso en cuestionamiento la soberanía brasileña y señaló que “uno de esos países sugirió imponer sanciones a Brasil sin siquiera escucharnos”, pero que los integrantes del bloque lo rechazaron. En tal sentido, dijo sentirse “muy agradecido del presidente Donald Trump”, el mandatario de EEUU que se ha cuadrado con la posición de Bolsonaro en esta materia.
