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Crédito: Agencia Uno
A principios de este mes, el Gobierno inició una consulta, a través de Mercado Público, con el propósito de iniciar un proceso que le permita asegurar los mantenimientos. Al ser considerados equipamiento crítico, tienen que ser revisados dos veces al año para advertir posibles fallas. Hay dos contratiempos: uno, la capacitación del personal que manipula los aparatos, y dos, los repuestos, que escasean a nivel mundial.
Un problema se encontró el Gobierno con los ventiladores mecánicos comprados durante la pandemia del COVID-19. A principios de este mes, inició una consulta, a través de Mercado Público, con el propósito de iniciar un proceso que le permita asegurar los mantenimientos. Al ser considerados equipamiento crítico, tienen que ser revisados dos veces al año para advertir posibles fallas.
¿El problema? Según reporta radio Bío Bío, varios de los aparatos donados o adquiridos no cuentan con soporte técnico en terreno de las firmas vendedoras, lo que obligará al Estado a hacerse cargo de las revisiones y ajustes respectivos.
Desde el Ministerio de Salud ratificaron al citado medio que la compra del servicio de mantención se da porque “los ventiladores que llegaron al país fueron adquiridos en distintos lugares del mundo, por lo que efectivamente “algunos de ellos no contaban con representación en Chile”.
Que los ventiladores no cuenten con soporte técnico en Chile tiene dos contratiempos. Uno, la capacitación del personal de urgencias, ya que a pesar de que varios tienen un funcionamiento similar, pueden existir diferencias que compliquen la labor del personal de salud y para los que manipulan los aparatos.
El segundo contratiempo son los repuestos, ya que escasean a nivel mundial, por lo que son casi imposible de obtener por la alta demanda. Sin estos repuestos, algunos de los ventiladores podrían quedar fuera de servicio, lo que podría ocurrir en marzo, según una fuente consultada por el citado medio.
La situación comienza a preocupar debido a un eventual rebrote de COVID-19, dado el alto estrés al que han sido sometidos los dispositivos en los últimos meses.
