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El inminente ocaso de los bosques maulinos CULTURA|OPINIÓN

El inminente ocaso de los bosques maulinos

El Estado debe hacerse responsable de visibilizar el problema y destinar los recursos necesarios para proteger y restaurar estos bosques. Por otro lado, es urgente que, frente a una mayor probabilidad de ocurrencia de incendios de magnitud potenciados por el cambio climático, la industria forestal establezca estrategias efectivas que permitan mitigar los posibles impactos negativos de las plantaciones sobre los fragmentos de bosque nativo que sobreviven.


El bosque maulino es un ecosistema único de alta diversidad, donde confluyen la vegetación esclerófila del centro de Chile con la vegetación templada del sur del país. Este ecosistema de la Cordillera de la Costa de la Región del Maule ha sido reconocido como de gran importancia de conservación a nivel mundial debido a las especies endémicas que viven ahí. En él habitan especies valiosas que se encuentran lamentablemente en peligro de conservación, tales como ruil, pitao, queule y hualo (roble maulino).

Este bosque ha sido intensamente deforestado y fragmentado, a punto que su superficie se ha reducido en un 67% desde mediados de 1970. Hoy en día sólo quedan pequeños parches, los cuales se encuentran insertos dentro de grandes extensiones de plantaciones forestales, principalmente de pino radiata. Por ejemplo, para el caso del área quemada del incendio Las Máquinas (168.554 ha), los bosques nativos se encontraban dispersos en 1138 parches, de los cuales el 70% de estos eran menores a 5 ha, registrándose solo seis parches con más de 150 ha.

De la superficie total de bosque maulino, menos del 0.5% se encuentra protegido en áreas silvestres del Estado y al visitar los parches existentes en terreno, queda de manifiesto su alta vulnerabilidad a desaparecer. Esta vulnerabilidad está dada por la inexistencia de cortafuegos en el límite con plantaciones forestales y por la alta invasión de pinos, los cuales van avanzando sin control hacia el interior del bosque.

Los incendios del 2017 causaron que más de 500 mil hectáreas de vegetación se quemaran en el centro-sur de Chile. Esta corresponde hasta ahora a la mayor superficie de vegetación quemada desde que se tiene registro histórico (década de 1970). Han pasado cuatro años desde que estos incendios ocurrieron y si bien afortunadamente el hualo es una especie relativamente resistente al fuego, el panorama no es para nada alentador.

En muchos de los fragmentos de bosques maulinos afectados por incendios, fue posible observar que, bajo las copas de los hualos adultos quemados, existe una abundante regeneración de pinos , los cuales por su rápido crecimiento impiden la regeneración de pequeños hualos y otras especies. Esto implica que el futuro de este bosque se encuentra seriamente amenazado, siendo altamente probable que deje de existir y se transforme en un parche de terreno cubierto de pino radiata asilvestrado.

¿Quién se hace responsable de este desastre ambiental que está ocurriendo frente a nuestros ojos?

Por una parte, el Estado debe hacerse responsable de visibilizar el problema y destinar los recursos necesarios para proteger y restaurar estos bosques. Por otro lado, es urgente que, frente a una mayor probabilidad de ocurrencia de incendios de magnitud potenciados por el cambio climático, la industria forestal establezca estrategias efectivas que permitan mitigar los posibles impactos negativos de las plantaciones sobre los fragmentos de bosque nativo que sobreviven.

Como parte de las regulaciones impuestas a la industria forestal, se debieran incluir la habilitación de cortafuegos adecuados y acordes a la necesidad de evitar que los incendios que afecten las plantaciones, también arrasen con el bosque Maulino. También debiera incluirse la obligación de las empresas de combatir de forma activa la invasión de pinos, especialmente en los casos en que ésta amenace bosques nativos con alto valor de conservación.

El control y eliminación de la regeneración de pino debe ser constante, hasta asegurar que la vegetación nativa logre establecerse. La erradicación de individuos adultos de pino presentes dentro de parches de bosque nativo, también es imperante dada su capacidad de producir conos con millones de semillas dispersadas por el viento que gatillan la invasión post fuego.

Estas medidas, junto a la restauración del bosque maulino para acrecentar su actual superficie, son medidas urgentes de implementar para evitar el inminente colapso de estos ecosistemas, y así garantizar que generaciones futuras puedan disfrutar y percibir los servicios ecosistémicos de este bosque único en el mundo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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