¿Saltará la liebre este año?

Comenzó el domingo 22 de enero la mayor celebración de China, el Año Nuevo Lunar, la cual se extiende durante casi dos semanas y que este año promete reunir a las familias y amigos en la medida en que el gigante asiático flexibiliza sus políticas sanitarias luego de tres años de encierro por el covid-19.

Una normalización de la actividad que ha sido anhelada no solo por los chinos sino por el resto del mundo. Gracias a manufacturas de bajo costo y una serie de acuerdos internacionales, entre otros, el país se ha convertido en el principal socio comercial de países asiáticos, europeos y americanos. Su reapertura así implica una reactivación de la demanda global, considerando que China con sus cerca de 1.400 millones de habitantes, es el país más poblado del mundo.

Queda atrás el año del tigre, que dejó arañazos tanto en la economía como en los mercados a nivel global. Luego de que el año pasado el mundo se viera afectado por los efectos de una elevada inflación que no se veía en décadas, un ajuste monetario agresivo para controlarla, una guerra en Europa y una crisis energética, los mercados de acciones y bonos cayeron en forma sincronizada de manera inédita en términos históricos.

Pero ahora comienza el año del conejo, que trae la esperanza de mayor prosperidad. ¿Nos traerá suerte su pata? ¿Saltará la liebre para los inversionistas este año? Al menos el inicio 2023 ha traído desempeños positivos tanto para la renta fija como la variable. La reapertura de China ha mejorado las expectativas de crecimiento económico, la inflación da señales de ceder, las tasas de interés caen y Europa está superando lo peor del invierno gracias a un clima más cálido, ajuste en la demanda energética y diversificación de sus fuentes de suministros.

A pesar de que se espera un año desafiante, donde el temor a una recesión es aún latente, mejoran de esta forma las perspectivas y el sentimiento entre los inversionistas. Las significativas pérdidas del año pasado abren oportunidades para tomar posiciones a un precio atractivo en instrumentos que tienen positivos fundamentos considerando los riesgos. Tanto las acciones como los bonos este año se verán beneficiadas de un ambiente en que la inflación continúe moderándose, donde se espera que se estabilicen las tasas de interés y luego bajen, de mejores expectativas económicas y de la reactivación en China.

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