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Matrimonio chileno-belga exporta caracoles desde Río Bueno a Europa Gastronomía

Matrimonio chileno-belga exporta caracoles desde Río Bueno a Europa

Aunque en Chile no son tan populares como en Europa, comer caracoles y sus perlas como caviar son un buen negocio para este matrimonio que se ha especializado en la helicicultura.


En 2015 el matrimonio chileno-belga formado por la veterinaria Macarena Millar y el biotecnólogo Hansen Arents viajó desde la Región Metropolitana al sector Lumaco Bajo de la comuna de Río Bueno, en Los Ríos. ¿Su objetivo? Desarrollar en la zona el cultivo de caracoles terrestres (helicicultura), en un espacio amplio y con condiciones que permitieran la educación y fomento por el cuidado del medioambiente.

Motivada por la experiencia que había acumulado desde 2006 en la zona central y que le permitió exportar caracoles vivos a Francia, España, Italia y Alemania, Macarena -usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) desde 2016- se decidió emprender junto a su familia en este nuevo territorio. “En el sur tenemos más espacio para trabajar con los caracoles y con una diversidad de otros productos, como por ejemplo el trébol, que destinamos para su alimentación”, explica.

La joven veterinaria dice que uno de los principales objetivos de su empresa, Caracol Unido, es educar. Por eso establecieron una granja didáctica llamada Caracolandia. “Recibimos muchas visitas extranjeras que vienen a conocer específicamente el trabajo de la helicicultura y les llama mucho la atención nuestra forma de trabajar con los caracoles, porque es algo que no han visto en otras partes de Chile”, afirma.

Por algo esta actividad productiva les apasiona, ya que están en contacto con la naturaleza y la gente los está conociendo por eso: «Porque somos naturales y protegemos el medioambiente”.

Cultivar caracoles

En su predio, los profesionales trabajan con cerca de 13.500 caracoles Helix Aspersa Müller, a los que les extraen de manera artesanal y sin crueldad (cruelty free) la baba, la que exportan a Europa y usan como materia prima para la elaboración de cosmética natural, como cremas faciales, serum, spray, jabones y productos de higiene.

A esto se suma la elaboración de conservas y caviar de caracol y la venta de reproductores. “En Caracol Unido manejamos el proceso completo de cría, desde alevín a caracol adulto. Realizamos análisis de suelo, agua y alimento para asegurar calidad e inocuidad y de esa forma dar valor a los productos”, explica Macarena Millar.

En el plano de la educación sobre esta especie, ponen especial énfasis en los escolares. “Hay mucha gente a la que le dan asco los caracoles y no le gusta verlos ni tocarlos. Nosotros los presentamos de una forma didáctica y simpática para que los vean de otra forma. Pueden apreciar cómo comen, la calidad del alimento que reciben y estar en contacto con ellos. Después de conocer la granja se genera una conexión distinta: meten las manos y establecen una relación positiva”.

Para realizar visitas a la granja y conocer la helicicultura, así como el trabajo que desarrolla la familia Arents-Millar con ovinos y abejas, los interesados pueden contactarse a través de su página web.

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