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Inversiones en Turismo, el momento es ahora Opinión

Inversiones en Turismo, el momento es ahora


Puede sonar un tanto atemporal hablar de inversiones turísticas justo en la mitad de la peor crisis que ha visto el turismo en toda su historia, pero ha sido justamente en momentos de aprieto donde nuestra industria ha demostrado su resiliencia y capacidad de reinvención. Sin ir más lejos, junto con la crisis subprime nacieron proyectos como Airbnb, que cambiaron para siempre las reglas en el mundo de los viajes.

Si bien es cierto que los proyectos turísticos son menos millonarios y vistosos que los de sectores como la minería, energía y tecnología, su impacto en el territorio es incomparable, y para quien entienda, crea, y quiera hacerse parte de todo este poder transformador social, económico y medioambiental, no hay mejor momento que ahora.

La cadena virtuosa de eventos en torno a las inversiones turísticas se inicia con el mejoramiento de la infraestructura pública, lo cual genera una mayor conectividad con localidades más aisladas, permitiendo que más visitantes puedan acceder a nuevos territorios, aumentando así la demanda de servicios turísticos.

Este aumento en la demanda dará nuevas oportunidades a las comunidades locales, quienes reenfocarán su capacidad productiva para así satisfacer estas necesidades, aumentando la oferta local y/o bien diversificándola, de paso creando un ambiente propicio para el aumento del flujo de turistas y posteriormente la atracción de nuevas inversiones, cerrando el círculo virtuoso.

Bien diseñado y ejecutado, este proceso no solo aporta sustantivamente en el empleo y la economía local, sino que le otorga identidad y valor a las comunidades locales y la naturaleza que las rodea, por medio del rescate, valorización y protección de nuestro patrimonio natural y cultural. A diferencia de otros sectores productivos, donde estas son más bien variables que hay que considerar, en el turismo estas variables SON el valor.

Chile es un destino que aún no logra capitalizar todo su potencial turístico, reflejado en el aporte anual del sector al Producto Interno Bruto Nacional. Si analizamos el caso de Nueva Zelandia, país con características similares a las nuestras en cuanto a aislamiento, población étnica y al uso de sus recursos naturales, pero con un diferencial relevante respecto a Chile en cuanto a sus políticas de atracción de inversiones turísticas, la evidencia es clara: a pesar de que Nueva Zelandia cuenta con un 40% menos de llegadas de turistas totales en relación a nuestro país, su gasto total individual supera en casi 6 veces al de Chile, lo que se traduce en una importante entrada de divisas al país, superior en más de 3 veces al nuestro (datos 2018).

Para cerrar esa brecha y capitalizar las oportunidades que tiene el turismo, el rol de las inversiones es fundamental, y la reciente aprobación del “Plan de Acción 2020—2025 para la Atracción de Inversiones Turísticas” por parte del Comité de Ministros del Turismo, permitirá mejorar la coordinación con otros organismos públicos, y particularmente con las regiones, con el objetivo de consolidar el turismo como un nuevo sector para la inversión local y extranjera.

Oportunidades en la demanda:

Todos los estudios coinciden en que estamos frente a un shock de oferta, no de demanda, y que una vez que disminuyan las restricciones de movilidad y las fronteras se vuelvan a abrir, esta volverá con muchísima fuerza con el público local como motor de la reactivación. Históricamente este público ha sido pasado por alto, pese a que el 2019 los chilenos tuvimos 1,2 viajes per cápita dentro del país, más del doble que Brasil y Argentina, y que el 70% del gasto promedio individual se debe al turismo interno.

Es ahí donde está la oportunidad, y donde el turismo post pandemia debe enfocarse.

Oportunidades en la oferta:

La pandemia ha empujado cambios inmediatos en los hábitos de consumo. Esta nueva demanda va a requerir experiencias turísticas experienciales, auténticas y personalizadas, lo cual permitirá diversificar la oferta a otros territorios e innovar en distintos modelos de negocios. Las experiencias ligadas al bienestar y la naturaleza irán creciendo considerablemente, lo que traerá consigo un importante incremento de la oferta tanto en zonas rurales como alrededor de parques y áreas silvestres protegidas.

Por otra parte, nuevos drivers como la flexibilidad al reservar, la información sanitaria del destino, el soporte y la post venta a lo largo de todo el viaje, y la necesidad de un menor contacto físico, darán paso a nuevas soluciones innovadoras basadas en la tecnología.

Ahora:

La oferta turística aérea y terrestre, seriamente dañada por los efectos del Coronavirus, no será capaz de contener el fuerte rebote en la demanda, con tasas de crecimiento de dos dígitos.

Es ahora cuando la industria tiene la necesidad urgente de inyectar capital para enfrentar la etapa de reactivación, y cuando existe una gran flexibilidad por parte de empresarios y emprendedores para lograr acuerdos de fusiones, adquisiciones o capitalización con potenciales inversionistas.

Es ahora cuando la tecnología puede conectar con muchos más viajeros para enriquecer su experiencia y el aprovechamiento de cada viaje, aprovechando que la transformación digital se ha acelerado entre 5 y 6 años.

Es ahora cuando podemos aprovechar el posicionamiento y las ventajas competitivas que tenemos en naturaleza y turismo aventura, y lograr que el 65% de los ingresos que se generan permanezcan en el país, a diferencia del 14% en el caso del turismo masivo.

Una de las reflexiones que nos está dejando esta pandemia es que hoy más que nunca tenemos que ser capaces de redefinir lo verdaderamente importante, y ponernos a trabajar en ello.

Hoy el turismo no solo presenta oportunidades únicas para hacer un buen negocio, sino que sobre todo para contribuir al desarrollo del Chile que queremos construir.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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