El impacto laboral de la crisis no fue tan fuerte como se pronosticó inicialmente.
La tasa de desempleo abierto subió de 7,3% a 8,1% durante 2009, menos de lo que se temía originalmente, informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su boletín, Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe, publicado este mes.
En su informe, ambas organizaciones revisan el impacto laboral de la crisis económica y de la incipiente recuperación de las economías de América Latina y el Caribe a lo largo de 2009. Concluyen que el impacto laboral de la crisis no fue tan fuerte como se pronosticó inicialmente.
«Si bien la crisis causó una caída en los niveles de empleo, aumentos de la tasa de desempleo y un deterioro en la calidad del empleo, el impacto fue amortiguado por la recuperación económica que se inició a mediados de 2009 a nivel global, las políticas anticíclicas aplicadas y la estabilidad del poder de compra de los salarios a causa de la inflación descendiente, con lo cual se frenó la caída de la demanda interna», consigna el documento.
Además, el desempleo aumentó menos de lo esperado, en parte por el hecho de que muchos jóvenes dejaron de buscar trabajo ante las condiciones desfavorables del mercado laboral.
Agrega que «hacia fines de 2009, en muchos países ya se observaban importantes mejoras en los indicadores laborales, y en el cuarto trimestre la tasa de empleo a nivel regional alcanzó el mismo nivel registrado el mismo trimestre del año anterior. Este proceso se vio acompañado por una mayor calidad del empleo, ya que en todos los países con datos disponibles, el empleo formal volvió a crecer».
Asimismo el documento de la CEPAL aduce que el mejoramiento del mercado laboral continuó a inicios de 2010, si bien varios países todavía están lejos de superar el impacto de la crisis y el grado de reactivación difiere significativamente de un país a otro en la región.
El boletín Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe también analiza algunas políticas adoptadas durante la crisis y que han ampliado las oportunidades de las mujeres y promovido la equidad de género. Entre ellas destacan las medidas orientadas a proteger los ingresos de los trabajadores más vulnerables, lo cual beneficia indirectamente a las mujeres por su alta concentración en estos grupos, y los programas de apoyo a la retención y promoción del empleo que han puesto especial atención en la inclusión de mujeres.
Destacan además los programas de apoyo al empleo que reconocen la necesidad de fortalecer la protección a la maternidad y evitar que la crisis genere un aumento de la discriminación en contra de las mujeres. También han tenido un impacto positivo las políticas de aumento de la inversión pública que se han orientado hacia la expansión de la infraestructura social y de cuidado, lo que generará empleo femenino en el mediano plazo y contribuirá a la equidad de género a través de una mayor oferta de servicios que repercutirá en una mejor distribución de las responsabilidades domésticas.