Mientras los alumnos estudian, los bancos hacen un estupendo negocio. No por la tasa de interés que les cobran, sino porque le venden al Fisco la cartera riesgosa y éste les paga altos intereses. La crisis de 2009 fue en extremo beneficiosa y disparó los costos para el Estado. La banca se deshizo del 67% de los créditos y cobró un 50% de sobreprecio. La Comisión Ingresa realizó un estudio que concluye que hay años en los cuales el Fisco ha ahorrado dinero con este sistema.
La educación en Chile tiene sus misterios. Del mismo modo que el ex presidente Ricardo Lagos contó a CNN que, en una visita como ministro de Educación a la Universidad Central, el rector le comentó orgulloso “todos los edificios son nuestros” y a él le pareció obvio, los chilenos suponían que el Crédito con Aval del Estado era un préstamo a los alumnos con una tasa de interés de entre 5 y 6%.
No es así. La ley que creó el Crédito con Aval del Estado o CAE, durante la gestión de Lagos, no entraba en mayores detalles. En lo medular señalaba que “los créditos con garantía estatal no podrán ser otorgados por el Fisco”. Y a falta de precisiones, terminó diseñándose una fórmula única en el sector financiero que dejó a la banca con el sartén por el mango.
Los bancos le pueden vender al Fisco los créditos que estiman riesgosos, pero sin un castigo como ocurre siempre. Dado que el comprador no sabe con exactitud cuánto va a recuperar, paga un precio menor por la cartera. En el CAE es al revés, el Fisco premia.
Entre 2006 y 2011, los bancos traspasaron cartera “mala” al Estado por US$ 887 millones —un 39,3% % del total de préstamos otorgados— y el Fisco les entregó de vuelta US$1.182 millones, o sea, un 33% más de su valor. Sin moverse del escritorio recibieron un premio de US$ 295 millones. De esa cifra, US$206 millones corresponden al 2009, el año de la crisis y en el que el gobierno decidió aumentar de 42 mil a 72 mil el universo de beneficiarios. Fue, lejos, el mejor para los participantes: BCI, BancoEstado y Scotia Bank. Se deshicieron del 50% de los créditos en la primera licitación y como no se adjudicaron todos los paquetes de alumnos se llamó a un segundo concurso en el que el Fisco adquirió el 100% de los préstamos. El recargo fue de 49%.
¿Cuánto fue el monto total entregado inicialmente por la banca antes de aplicarse la fórmula? US$ 2.227 millones. ¿Qué pasó? Terminaron haciéndose cargo o asumiendo el riesgo sólo de US$ 1.370 millones, ya que vendieron US$ 887 millones al Fisco y con recargo.
[cita]Uno de los ítemes que ponderan los bancos a la hora de deshacerse de los alumnos, además de la situación socioeconómica y sueldo de los padres, es la duración de los estudios. Cuantos menos, mejor. Entre 2006 y 2011 mantuvieron un 78% de los créditos de carreras de dos años, el 74% de tres y se deshicieron del 56% de las carreras de cinco años. También pesan las universidades. A los alumnos de Las Américas les otorgaron 11.518 CAE y vendieron el 67% al Fisco. En la Autónoma, de propiedad del ministro de Justicia, Teodoro Ribera, y su padre, fue traspasado el 54,2% de 21.105 créditos.[/cita]
Riesgo entrecomillas, porque si el egresado, transcurrido el año y medio de gracia, no paga, el Estado cubre el 90% de la deuda. El 10% restante lo asumen los bancos, “para incentivarlos a cobrar”, explica Alejandra Contreras, directora ejecutiva de la Comisión Ingresa, que administra estos préstamos. Por cierto, como en cualquier crédito, si el deudor no cumple el banco lo envía a Dicom e inicia las gestiones de cobranza: notificación, demanda judicial, pero sin embargar bienes familiares, sino los que posea el alumno.
En las licitaciones la tasa de interés la fija la Comisión con una fórmula que es conocida por los bancos. Ellos ofrecen comprar paquetes de alumnos (los llaman nóminas) que son iguales en número, quintiles, instituciones, carreras y duración para evitar discriminaciones. Pueden optar a una, cinco o todas las nóminas como ocurrió con Corpbanca que, por primera vez en la historia del CAE, se llevó el negocio completo con uno de los menores recargos para el Fisco.
De acuerdo a los datos proporcionados por Ingresa a El Mostrador, el BCI es el que ha sacado más provecho del negocio y en un solo año. Fue el que mejor combinó la ecuación: vendió un 65% de los créditos con un sobreprecio de 63% en 2009. Al multiplicar ambos factores, el resultado que la comisión llama “costo fiscal” es el más alto: 26%, pero hay que señalar que ese índice pondera el hecho que en 2006 y 2007 el banco de Luis Enrique Yarur y su familia se adjudicó un monto pequeño de créditos –US$3,9 millones- y no vendió ninguno. Caso inédito en la historia del CAE.
Lo sigue el Santander, el mayor banco de la plaza, con un costo de 17% gracias a la de venta del 49% de la cartera y una recarga del 34%. El tercero es el canadiense Scotiabank, que compró en noviembre de 2007 el Banco del Desarrollo -muy activo en el negocio de la educación- que se deshizo del 47% de la cartera con un premio de 33%.
En cuarto lugar, el brasileño Itaú, que traspasó el 50% de la cartera mala, a la que le aplicó una recarga del 30%. El quinto es el BancoEstado que vendió, entre 2006 y 2009, un 36% de los alumnos más riesgosos con una tasa de recarga del 36%. Destaca por haber entregado un alto monto de créditos —US$144 millones— ubicándose detrás del Scotia y Corpbanca. Este último, que participó por primera vez el año pasado, es el sexto. Rompió el esquema al comprar el 45% de la cartera, el máximo permitido en 2011, con un recargo de 6%.
El más barato para el Fisco ha sido el Banco Falabella. Otorgó un monto bajo de préstamos —US$3,7 millones en las licitaciones de 2007 y 2008— vendió sólo 9% de los créditos con un recargo de 9%.
Hay particularidades: el Scotia ha sido el de mayor presencia en el negocio —el único que se adjudicó créditos en todas las licitaciones, excepto 2011, que perdió— por el monto mayor (US$ 328 millones sin incluir las renovaciones que debe hacer cada año a los alumnos “comprados”). Mientras, el Santander está a la cola con US$ 3,1 millones y ha sido el segundo más caro para el Fisco.
¿Por qué es tan distinta la percepción de riesgo de las instituciones si ese es su negocio? Una alta fuente de un banco sostiene que “Falabella puede haber estimado que podía generar potenciales clientes para la multitienda; mientras, Corpbanca estaría interesada captar a los egresados como clientes”.
Uno de los ítemes que ponderan los bancos a la hora de deshacerse de los alumnos, además de la situación socioeconómica y sueldo de los padres, es la duración de los estudios. Cuantos menos, mejor. Entre 2006 y 2011 mantuvieron un 78% de los créditos de carreras de dos años, el 74% de tres y se deshicieron del 56% de las carreras de cinco años. También pesan las universidades. A los alumnos de Las Américas les otorgaron 11.518 CAE y vendieron el 67% al Fisco. En la Autónoma, de propiedad del ministro de Justicia, Teodoro Ribera, y su padre, fue traspasado el 54,2% de 21.105 créditos. En la Santo Tomás de 46.903 créditos, los bancos le vendieron al Fisco el 34%. En la Andrés Bello, un 31% de 41.606 créditos. En la Diego Portales, el 30,5%, en la Central, un 28,5%, en la Católica, un 23,9% de 4.747 créditos. Cuatro carreras concentran el 20% de los CAE: Enfermería, Derecho, Kinesiología y Sicología. A juzgar por los números no les dan seguridad: le pasaron al Fisco un 52%, 41,8%, 50,7% y 48.9%, respectivamente.
“Las críticas han sido demasiado prematuras” –dice Alejandra Contreras, la directora de Ingresa desde 2006, apuntando al informe del Banco Mundial que sostiene que el sistema permite a los bancos “una rentable cartera libre de riesgo cargándole al Estado un segmento de alto costo y cobrando primas exageradas”. Ella destaca que en la última licitación participaron 13 bancos —algo inédito— y Corpbanca sorprendió con una oferta muy barata. “Eso demuestra que en la medida que hay más competencia, las condiciones son mucho más favorables”.
“Encuentro insólito que puedas vender tanta cartera riesgosa. El 50% es alto. Mirado en términos globales, es un negocio razonable que tuvo un año demasiado bueno que fue 2009”, sostiene una alta fuente de un banco.
Mientras, Christian Larraín, uno de los que diseñó el sistema y fue director ejecutivo de Ingresa antes de Contreras, planteó en un informe a la comisión de Educación de la Cámara de Diputados que “el sobreprecio ha sido la real fuente de la ganancia para los bancos”.
Ingresa realizó un estudio que comparó lo que el Fisco ha gastado como recarga versus lo que le han cobrado los bancos. La conclusión es que “hay años en que hemos ahorrado plata”, sostiene Contreras. El análisis consideró cuánto le costaría al Fisco mantener esos créditos en su cartera, colocarlos, desarrollar el sistema informático, financiar el seguro de desgravamen, la recaudación y la cobranza durante 20 años.
“En 2007 el Fisco pagó $3.562 millones (US$7,1 millones) en recarga y el total del costo administrativo asociado a esa cartera y la duración del crédito (desde que el alumno empieza a pagar hasta que se extingue la obligación) daría un total de $15 mil millones (US$ 30 millones). Por lo tanto, te ahorraste $11.486 mil millones (US$ 22,9 millones). Obviamente, en 2009 no pasa”.
Usando datos no oficiales, pero muy cercanos a los de la banca, Contreras afirma que el ahorro en 2008 fue de US$ 8,5 millones y de US$ 55,4 millones en 2011. O sea, un total de US$ 86,6 millones en tres años. La contraparte son los otros tres que suman un recargo de US$ 290 millones y que están marcados por lo ocurrido en 2009 cuando el sobreprecio pagado fue de US$ 206 millones.
Como el proyecto de ley no está aprobado, la licitación este año se hará igual que siempre, en mayo, aunque los alumnos nuevos pagarán un 2% anual de interés y la diferencia será cubierta por el Estado. A partir de 2013 los bancos van a competir sólo por la tasa de interés.
A los 354 mil que están en las universidades, institutos y centros de formación técnica, “les vamos recalcular las cuotas al 2% y el diferencial con la cuota original lo pagará mensualmente el Fisco a los bancos”, explica Contreras. Si el 10% del sueldo mensual es menor a la cuota, el alumno solicitará que se le fije una acorde a sus posibilidades. “Para ellos va a haber doble subsidio”.
Uno de los cambios del proyecto es la eliminación de la exigencia para los bancos de tener en su capital el 100% de lo que prestan como CAE. “Por cada peso prestado el banco tiene que tener el mismo peso en su capital. Ahora ponderarían por un 10%, es decir, por cada peso prestado el banco deberá tener 0,1 peso en su capital, liberando 0,9 pesos para otros usos”, afirma Alejandra Contreras, quien piensa que este incentivo atraerá más actores y más competencia.