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Fuerte rechazo de Unilever a cargos de abuso de mercado es un desafío a la FNE

Fuerte rechazo de Unilever a cargos de abuso de mercado es un desafío a la FNE

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Domina el 75 % del mercado de detergentes, pero asegura que sus prácticas y estrategias son justificadas.


La Fiscalía Nacional Económica tiene una batalla en sus manos en el caso de los detergentes.

Hace tres meses acusó a Unilever de dominar el mercado con prácticas abusivas y pidió sancionarla con una multa de US$ 20,4 millones. La FNE dijo que tales hechos constituyen un «abuso de su posición dominante» en un mercado de US$ 450 millones en el que las marcas nacionales casi no pueden competir.

Ayer Unilever rechazó enérgicamente los cargos, asegurando que el negocio de los detergentes es sano y muy competitivo. Asimismo destacó que el mercado tiene múltiples participantes y que sus prácticas son «legítimas, eficientes y favorecen al consumidor. Unilever no ha llevado a cabo conductas abusivas».

Según la compañía, el escrito presentado destaca que el negocio de los detergentes es un mercado sano y muy competitivo con múltiples participantes; alta rivalidad en precios; fuerte inversión publicitaria; innovación de productos; entrada y salida de marcas y variedades; alteración de las participaciones de mercado; que ha crecido en volumen y en el que han disminuido los precios; donde no existen barreras de entrada o para expandirse, y con múltiples canales de distribución.

La multinacional sostiene que en el mercado hay alta rivalidad de precios, fuerte inversión en innovación y publicidad, lo que ha resultado en mayores volúmenes y menores precios. Niega que existan barreras para entrar o expandirse e insiste en que los supermercados e intermediarios son soberanos en su decisión sobre qué productos ofrecer, y para ello tienen muy presente las preferencias del consumidor y su mejor interés.

«Unilever no tiene ni ha tenido poder para comportarse con independencia del mercado. No puede sancionarse a Unilever únicamente por haber sido exitoso compitiendo lealmente y haberse ganado la preferencia del consumidor; ello sería lesionar seriamente los cimientos más elementales del derecho de la competencia».

Expertos en libre competencia afirman estar sorprendidos por lo agresivo de la respuesta de la multinacional, ya que la ven como una señal de que Unilever no tiene intenciones de negociar y está preparada para dar batalla.

«La empresa insiste que las prácticas son comunes y si negocia un acuerdo sentaría un precedente para sus operaciones no sólo en Chile y eso podría costarle caro», explica un abogado especialista en el tema y que conoce el caso en detalle.

Un ejecutivo de la industria comenta que para Unilever el caso tiene especial relevancia, puesto que el mercado de los detergentes es “la vaca lechera” de su negocio en Chile. En su opinión, el tono de la respuesta de Unilever quiere decir que van a litigar y no se van a someter a la presión de la fiscalía.

El año pasado los mercados emergentes pasaron a representar el 55 % del negocio global de la empresa. Las utilidades han aumentado 5,4 % alcanzando 4.500 millones de euros y las ventas subieron un 10 % equivalentes a más de 50.000 millones. En la memoria destacan el crecimiento en América Latina como uno de los factores detrás del éxito.

Para los consumidores también es relevante porque después de los lácteos, los detergentes son el producto de mayor gasto para los hogares. Tiene 100 % de penetración, eso quiere decir que está en todos los hogares de Chile. Y el mercado crece al ritmo que crece la población, lo que lo hace más competitivo.

La empresa dice que en el proceso en su contra «está en juego no son sólo las políticas de marketing y distribución que utiliza Unilever en el mercado de los detergentes, sino que las políticas que constituyen la costumbre comercial y la forma en que se lleva adelante parte importante de la gestión de marketing, distribución y ventas de las empresas chilenas».

Unilever justifica sus acciones como estrategias de negocio que «son prácticas comerciales habituales en el mercado, en Chile y el mundo, las que reflejan por regla general un mercado competitivo y que en definitiva favorecen al consumidor, ya que permiten una mejor distribución y exhibición de los productos a menores precios».

Al requerimiento de la Fiscalía se suman seis demandas de las empresas Canada Chemicals, Industrias Cleaner, ICPC, Ecotec y Maritano. A Unilever se le acusa específicamente de conductas exclusorias en los canales de distribución mayoristas y supermercados.

En castellano simple, esto significa que la empresa crea barreras artificiales para impedir el ingreso de rivales al mercado. La práctica más condenada es el uso de contratos exclusivos. El resultado es que hay menos competencia, los precios son más altos de lo que podrían ser y el consumidor es el más afectado.

El caso contra Unilever ocurre en momentos en que hay particular sensibilidad política sobre casos de abuso contra consumidores y un redoblado esfuerzo por parte de las autoridades para fiscalizar.

“Las prácticas de Unilever no son muy distintas a las que el TDLC ya ha declararado abusivas en los casos contra Embotelladora Andina, Fósforos y Chiletabacos, y lo más probable es que Unilever termine negociando ya que el caso de la Fiscalía es fuerte”, opina un abogado cercano al caso y con vasta experiencia en temas de libre competencia.

Unilever ya fue sancionada por prácticas anticompetitivas en Europa. En 2011 recibió una multa de 104 millones de euros por fijar precios junto a P&G y Henkel.

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