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Opinión: Es convicción más que confianza lo que nos falta

Opinión: Es convicción más que confianza lo que nos falta

Los llamados a recuperar confianzas abundan entre empresarios y políticos, y hemos llegado a abstraer la discusión de crecimiento, bienestar y equidad a la ansiada y esquiva mejora de las confianzas. Pasar de culpar los factores exógenos, ligados eminentemente al ambiente reformista, a buscar los factores internos, nuestras capacidades sobre las cuales podemos construir una nueva convicción de crecimiento y expansión empresarial


Los retornos para un mismo nivel de riesgo se han deteriorado. No sólo porque terminó la inversión en commodities y sus externalidades sobre la riqueza de los factores productivos (trabajo y capital), sino también por las implicancias sobre variables claves del ajetreado ambiente reformista. La confianza se ha deteriorado tanto a niveles sectorial como en consumidores.

Los llamados a recuperar confianzas abundan entre empresarios y políticos, y hemos llegado a abstraer la discusión de crecimiento, bienestar y equidad a la ansiada y esquiva mejora de las confianzas. Al observar las confianzas en otros países exportadores de commodities vemos un amplio abanico, desde aquellos que tienen indicadores bastante razonables hasta registros muy deprimidos.

Todas estas economías tienen un desafío en común que abunda de manera generalizada en países que vivieron obnubilados por un crecimiento proveniente de sectores primarios durante muchos años: ¿dónde y cómo invertir? Continúo abriendo tiendas o migro con fuerza a una plataforma digital, se pregunta una empresa de retail. Camino hacia un medio full digital o persisto tradicional, se pregunta un medio de comunicación. Qué tan lejos llego con servicios financieros digitales. Cuán lejos persigo lo que parece ser una tendencia pero con clientes más empoderados y organizados para defenderse de eventuales abusos. Sabemos que aquello tiene riesgos, inherentemente similares a los que cualquier empresario ha tomado por décadas.

¿Qué pasa entonces que nos quedamos congelados? Estamos en el proceso de construir convicciones. Esta etapa requiere confianzas, pero bastante más que eso, necesita convencimientos, talentos humanos, modelos de negocios y, definitivamente, penetrar capas superiores en la toma de riesgo. Al mismo tiempo, debe estar acompañada de la mantención del ritmo de ingresos del negocio recurrente, el que se viene haciendo por mucho tiempo y que finalmente fondea la toma de riesgo para la nueva etapa de desarrollo de la empresa.

La convicción es una cualidad escasa, y no me refiero al poder de convencer a alguien, sino al hecho de creer en uno mismo y en aquellos que ha elegido lo rodeen para realizar un proyecto. La convicción también la definen el medio en que nos desenvolvemos y las personas en nuestro entorno. Por supuesto que un ambiente regulatorio y tributario más desafiante afecta las confianzas, pero la convicción es mucho más profunda y versa sobre la capacidad y convencimiento de, aun en ese ambiente de desconfianza, emprender con éxito una idea. Tengo mucha confianza en mi hija y su capacidad para evitar el cigarrillo antes de los 18 años, pero ciertamente no tengo la convicción de que lo logrará. Esa sutileza es la que me llama a cambiar el foco de la discusión dentro de las empresas.

Pasar de culpar a los factores exógenos, ligados eminentemente al ambiente reformista, a buscar los factores internos, nuestras capacidades sobre las cuales podemos construir una nueva convicción de crecimiento y expansión empresarial. ¿Tenemos las ideas, modelos y capacidad en nuestra gente para explorar un poco más allá en la toma de riesgo en este nuevo ambiente? No me malentiendan, ciertamente los factores tributarios y laborales son de suma importancia, pero de eso recientemente se ha escrito suficiente para armar una gran biblioteca.

El escenario económico ha cambiado. Ha terminado por un futuro previsible y prolongado el boom de inversión en actividades primarias, que con todo el desafío que significaron, representaban un camino relativamente simple al desarrollo. Sus enormes externalidades, muchas de las cuales semejaron las observadas durante la época del salitre a principios del siglo pasado, han terminado.

Discutimos entonces sobre las confianzas y cómo lograrlas, pero no son las confianzas per se, menos de manera aislada como se ha llegado a plantear, sino las convicciones de las que estamos ausentes. ¿Cuántas empresas en países exportadores de commodities, que vivieron la riqueza de sus clientes por años gracias a las favorables externalidades del proceso de crecimiento en recursos naturales, están convencidas sobre el próximo paso de desarrollo de su empresa?

Hay cautela, temor, incertidumbre respecto a cuánta inversión colocar en algo que podría ser tan sólo un brote pasajero y no una tendencia. Esperar la primera movida del competidor o dar el primer paso. Esperar y ver parece ser la premisa casi generalizada en el empresariado de países exportadores de commodities, todos ellos con variadas confianzas empresariales y de consumidores.

Nos quejamos de la ausencia de confianzas, pero éstas son solo uno de los múltiples ingredientes para emprender un nuevo proyecto o inversión. Sin convicción de cuáles y dónde se deben realizar las inversiones en un ambiente de nuevas tecnologías y clientes empoderados, será siempre bienvenida una mayor confianza, pero también fútil creando valor por el solo hecho de lograrlas. Esperando recuperar las confianzas, esperando que el nuevo ministro de Hacienda haga un trabajo para el que no fue contratado, se nos puede pasar el tren.

Jorge Selaive
Economista Jefe BBVA

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