Publicidad
A Grecia le resulta la apuesta: consigue la cumbre que quería y confía en un acuerdo

A Grecia le resulta la apuesta: consigue la cumbre que quería y confía en un acuerdo


Grecia es optimista ante la posibilidad de un acuerdo con sus socios del euro, tras lograr su propósito de llevar las negociaciones con los acreedores al más alto nivel, algo que perseguía desde hace tiempo por considerar que no se puede lograr un compromiso basado únicamente en cifras.

Después del fracaso anoche de un acuerdo en el Eurogrupo de Luxemburgo, el primer ministro, Alexis Tsipras, se mostró hoy altamente satisfecho con la convocatoria de una cumbre.

En un comunicado, Tsipras subrayó que su objetivo había sido llevar las negociaciones «al más alto nivel político en Europa», y aseguró que trabajará para el éxito de esa cumbre.

«Los que invierten en la crisis y en escenarios de terror se verán refutados. Habrá una solución basada en el respeto de las normas de la UE y de la democracia, que permita a Grecia volver al crecimiento dentro del euro», dijo Tsipras en la nota difundida por su oficina.

Se espera que Tsipras, quien se encuentra desde ayer en Rusia y no regresará hasta mañana a Atenas, mantenga durante el fin de semana diversos contactos, entre ellos con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Jucker.

Con su apuesta por dejar la negociación en manos de una cumbre, el Gobierno griego espera que al final nadie quiera arriesgar la eurozona por cifras que el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, calificó ayer de «minúsculas».

Se refería con ello al medio punto porcentual que separa a Grecia y sus acreedores en las previsiones fiscales del próximo año.

Varufakis, quien colgó el discurso que pronunció ante el Eurogupo en su blog, en aras de la «transparencia» y como «antídoto a la propaganda», urgió a sus colegas a no permitir que fracase un acuerdo por una «minúscula» diferencia en los cálculos.

Pero el problema sigue siendo más de principio, como han asegurado diversos representantes gubernamentales en los últimos días.

En una intervención ante el grupo parlamentario de Syriza, Tsipras creyó ver «motivaciones políticas» en la insistencia de los socios de exigir medidas que para Atenas constituyen líneas rojas.

La principal línea roja es el recorte del gasto en las pensiones en un 1 % del producto interior bruto (PIB).

Atenas sostiene que semejante volumen de recorte no puede efectuarse sin aplicar directamente la tijera a las prestaciones, que en los últimos años han vivido diversas reformas hasta verse reducidas hasta en un 48 %.

En su intervención en el Eurogrupo, Varufakis reconoció que en Grecia el 16 % del PIB se dedica al pago de las pensiones -un porcentaje que los socios consideran desmesurado- pero recordó que esto es exclusivamente consecuencia de la fuerte caída del PIB en los años de crisis (un 25 %) y no porque hayan aumentado las prestaciones.

Varufakis propuso además imponer por ley un freno al déficit y crear un Consejo Fiscal independiente que vigilaría de cerca que no hubiera descarrilamientos e impondría, en caso de ocurrir, automáticamente recortes en el gasto presupuestario.

Hoy, a su llegada al Ecofin en Luxemburgo, Varufakis aseguró que había presentado una propuesta «integral» y se quejó de que no hallara aceptación.

Los frentes siguen por tanto aparentemente irreconciliables, y ahora todo dependerá de si ambas partes demuestran, como ha dicho la canciller alemana, Angela Merkel, que «donde hay voluntad, hay un camino» para encontrar un compromiso.

El escenario de compromiso que circula actualmente entre los medios internacionales consistiría en ofrecer a Grecia una nueva prórroga de tres meses para ganar tiempo y evitar el impago.

Como primera medida, Atenas obtendría los casi 11.000 millones que sobraron de la recapitalización de la banca helena, dinero que podría utilizar para hacer frente a los pagos internacionales que se le vienen encima.

El próximo día 30, coincidiendo con la fecha en la que vence la actual prórroga del rescate, Grecia debe devolver al Fondo Monetario Internacional (FMI) 1.600 millones, y en los próximos dos meses otros 6.700 millones al Banco Central Europeo.

En los últimos días la presión sobre los bancos ha ido en aumento y, según informaciones de los medios, tan solo el miércoles y el jueves salieron de las entidades financieras unos 2.000 millones de euros.

Publicidad

Tendencias