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Opinión: ¿Se está desinflando la burbuja inmobiliaria china?

Opinión: ¿Se está desinflando la burbuja inmobiliaria china?

«Chile está sumamente atento debido a que las recaudaciones provenientes de las ventas del cobre van a la baja y con menores precios. Ello supone un golpe duro para la administración interna que debe llevar a cabo las reformas sociales estipuladas en su gestión programática y que ya se ven estancadas».


 

Sin lugar a dudas, los niveles históricos que han  arrojado los indicadores económicos de la bolsa de Shanghái, acumulando pérdidas de casi 30 %, han remecido la administración de Beijing.

A nivel doméstico, las inversiones que se muestran a la baja han suscitado que el gobierno de Xi Jing Ping, por medio del Banco Central chino,  intente inyectar liquidez a la Corporación de Financiación del Mercado de Valores de China y, de esta forma establecer una suerte de equilibrio frente a dicha situación.

El mercado del gigante asiático ha sufrido un remezón que no se veía desde hace casi 25 años, levantando una mediatización ligada a un pánico financiero muchos agentes internacionales miran atentos. Sin embargo,  cabe destacar que lo que algunos llaman burbuja, otros sugieren que es un ajuste provocado por la constante alza, de casi 100% que tuvo el mercado de acciones.

Por ello y otros factores, resulta  interesante  profundizar  y presentar ciertas  variables que vayan más allá del obvio apalancamiento de inversiones domésticas. Ello, pareciera  demostrar  implicancias subyacentes que nos muestran ciertas luces del real comportamiento económico de esta potencia asiática.

Es necesario mencionar que el constante incremento en la inversión interna que ha tenido China en los últimos años ha puesto un especial foco en el mercado inmobiliario. Sin embargo éste se ha saturado generando una burbuja que tiene a cientos de ciudades edificadas pero casi sin poblar. Según datos oficiales, el stock de viviendas sin uso creció hasta el 190%, desde 2011 a la fecha.

Para palear la situación, el gobierno central ha decidido adquirir promociones privadas con el objeto de incluirlas en el parque público de viviendas. Dicho de otra manera, Beijing intenta poner paños fríos y desinflar la burbuja para evitar un colapso general que perjudique  la planificación de su economía.

Sumado a la tensa situación inmobiliaria, el tema bursátil tiene repercusiones globales, restándole incluso protagonismo a la situación de Grecia. La fuerte incertidumbre y volatilidad han hecho que casi 500 empresas anunciaron el miércoles pasado la interrupción de sus transacciones tanto  de  la bolsa de Shanghai como  la de Shenzhen (las dos más importantes del país).

En total, ya son casi 1300 empresas que  han visto interrumpidas sus transacciones, las cuales representan cerca de 2.4 billones de dólares. Frente a esta situación, el regulador de valores de China ha decidido flexibilizar ciertas normativas con el objeto de aprobar que ciertas empresas que ya vendieron sus acciones, tengan la posibilidad de recomprarlas y, de esta manera, evitar un desplome aún más desastroso.

Hay quienes establecen que la reactivación no está dando los resultados adecuados ya que, el cambio del modelo económico chino pasó de basarse en las exportaciones de bajo costo hacia uno de fortalecimiento del consumo doméstico lo cual ha ralentizado los paquetes de gasto público y aumentos crediticios, que han repercutido en un mayor endeudamiento de los privados. Sumado a lo anterior, la constante resistencia por parte de las autoridades económicas chinas para liberalizar el tipo de cambio ha fomentado la creciente apreciación de la divisa norteamericana su competidor por antonomasia.

Ahora bien, más allá de explicar las causas de la situación económica de China, es aún más importante develar las implicancias que ésta tiene dentro de nuestra alicaída realidad económica nacional. No olvidemos que Chile depende, en gran parte de la exportación de cobre y China es nuestro principal comprador del metal rojo a nivel mundial, con cifras cercanas al 45%.

Como consecuencia lógica  de la crisis bursátil, cae el precio del cobre y notamos el aumento del precio del dólar, llegando a su  pick en los últimos años. Por ende, la tendencia a la baja de las recaudaciones de nuestro principal commodity no resulta alentadora, teniendo en cuenta la etapa de estancamiento que vive nuestro país.

Cabe destacar que la credibilidad que pueda aportar China respecto de sus gestiones económicas es primordial para que se complementen sus medidas de reactivación, teniendo en cuenta que desde finales de junio, el Banco Popular ha introducido en el sistema bancario chino unos 74.400 millones  de dólares (455.000 millones de reminbis). Mal que mal esta potencia asiática se ha convertido en uno de los ejes clave del ordenamiento económico mundial y principal comprador de commodities del orbe.

Chile está sumamente atento debido a que las recaudaciones provenientes de las ventas del cobre van a la baja y con menores precios. Ello supone un golpe duro para la administración interna que debe llevar a cabo las reformas sociales estipuladas en su gestión programática y que ya se ven estancadas. En otras palabras, debido a nuestro modelo de integración económica global, somos dependientes de las demandas foráneas. Esta vez, si la crisis económica se agudiza, no saldremos tan bien parados como lo hicimos durante la crisis subprime de 2008.

Philippe Werner
Académico Universidad Gabriela Mistral

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