Wall Street hoy fue un patio de vecinas muy optimistas. Aunque enmascararon sus subidas en un petróleo apreciado, el aumento de 1,40 % del Dow Jones no puede sino justificarse en el afán especulador sobre la decisión de la Reserva Federal respecto a las tasas de interés prevista para el jueves.
Los dimes y diretes ya habían empezado ayer con las encuestas de The Wall Street Journal, pero hoy siguieron con los expertos de Goldman Sachs, que creen que Janet Yellen y el resto del Comité del Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed) pospondrán su decisión estrella hasta diciembre.
Teniendo en cuenta lo eficientes que fueron todos los baremos y pronósticos cada vez que la economía internacional se ha ido al garete (nadie vio venir nunca nada), todo sigue siendo una incógnita, pero en Wall Street, al fin y al cabo, la especulación se eleva a categoría de arte.
Así, sean ciertos o no los rumores, lo que importa es que el Dow Joens se embolsó hoy casi 230 puntos, el S&P 500 subió un 1,28 % y el Nasdaq un 1,14 %. Teniendo en cuenta la sangría que se ha vivido en el parqué en el último mes, lo de menos es la causa de esta parcial recuperación.
Hoy la plaza neoyorquina fue, más que nunca, una plaza de un pueblo cualquiera, donde los economistas y analistas, cual Villarriba y Villabajo, no logran ponerse de acuerdo sobre cuándo anunciará el banco central estadounidense esa subida de las tasas de interés, si conviene o no o incluso cuál será la reacción de los mercados a cualquier de las dos opciones.
Y mientras, quizá Yellen probablemente esté preparando otro de esos discursos en los que solo devela un matiz, casi siempre reversible, que solo echa más leña al fuego del hervidero. Cuando decía el dramaturgo cubano Virgilio Piñera que «la literatura es un chisme colosal» es porque no había conocido lo que es la bolsa.
Así, Wall Street fue ese lugar donde hoy, donde todos cuchichean, la versión oficial es que todo subió porque el petróleo subió un 1,34 % hasta 44,59 dólares.
