En concreto, apuntó al sistema de pensiones griego, que calificó de una «generosidad inasequible», al señalar que Atenas dedica un 10 % del producto interior bruto (PIB) a financiarlo, comparado con la media del 2% en Europa.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) reiteró hoy su advertencia de que «los miedos sobre la salida de Grecia del euro resurgirán de nuevo» si no se aplica un sólido y «creíble» plan de reformas unido a un alivio de la deuda.
«Un plan construido sobre asunciones excesivamente optimistas provocará pronto que los miedos sobre la salida de Grecia del euro resurjan de nuevo», afirmó Poul Thomsen, jefe del Departamento de Europa del FMI, en un blog del organismo multilateral.
Thomsen volvió a insistir en el doble esquema necesario, que incluya reformas y quita de deuda, por parte de Grecia para que su plan sea «creíble» y restaure «la confianza».
En concreto, apuntó al sistema de pensiones griego, que calificó de una «generosidad inasequible», al señalar que Atenas dedica un 10 % del producto interior bruto (PIB) a financiarlo, comparado con la media del 2% en Europa.
A esto, agregó el funcionario del Fondo, hay que añadir «el éxito muy limitado de Grecia a la hora de combatir la infame evasión fiscal», por lo que la reforma de pensiones es ineludible.
«En último término, deben salir las cuentas: la combinación de reformas más un alivio de deuda debe darnos a nosotros y a la comunidad internacional razonables garantías de que al final del próximo programa, después de una década de dependencia de la asistencia europea y del FMI, Grecia finalmente será capaz de mantenerse por si sola», dijo Thomsen.
El Gobierno heleno y las autoridades europeas pactaron el año pasado un nuevo paquete de rescate financiero, el tercero desde 2010, por valor de 86.000 millones de euros.
Por ahora, el FMI no ha confirmado su participación en el programa, y ha subrayado que solo entrará si se aplican tanto las reformas creíbles como una quita de la deuda por parte de los socios europeos.
Hasta el momento, sin embargo, los socios europeos se han mostrado reticentes a este alivio de deuda, algo que Atenas considera fundamental para continuar con las reformas.
