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La City de Londres teme el fin de la edad de oro con el Brexit

La City de Londres teme el fin de la edad de oro con el Brexit

En vísperas del referéndum del 23 de junio sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, muchas de las luminarias de la City están profundamente preocupadas por su futuro. Desde hace casi treinta años, cuando la primera ministra conservadora Margaret Thatcher liberalizó las finanzas por medio de un paquete de reformas tan drásticas que recibieron el nombre de “Big Bang”, Londres se ha convertido en la capital financiera indiscutida de la Europa unida –estatus que ahora pende de un hilo-.


Casi no hay lugar donde las gallinas de los huevos de oro sean tan prolíficas como en la City de Londres.

Las angostas calles del llamado Square Mile, bordeadas de bellos edificios neoclásicos de piedra y modernas torres de reluciente cristal, son el centro de un sector financiero británico que pagó 66.000 millones de libras (US$94.000 millones) de impuestos el año pasado y emplea a más de 2 millones de personas en todo el país. A menudo se lo ve con malos ojos, ha contribuido a llevar el precio de las propiedades de la capital fuera del alcance de muchos y necesitó un rescate de más de 100.000 millones de libras de los contribuyentes hace menos de una década.

También es sin duda la industria más redituable del país.

Sin embargo, en vísperas del referéndum del 23 de junio sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, muchas de las luminarias de la City están profundamente preocupadas por su futuro. Desde hace casi treinta años, cuando la primera ministra conservadora Margaret Thatcher liberalizó las finanzas por medio de un paquete de reformas tan drásticas que recibieron el nombre de “Big Bang”, Londres se ha convertido en la capital financiera indiscutida de la Europa unida –estatus que ahora pende de un hilo-.

“El solo hecho de que la City sea fuerte en este momento no significa que tenga el derecho perpetuo a seguir siéndolo”, dijo Marcus Agius, de 69 años, presidente de Barclays Plc durante la crisis financiera mundial de 2008. “El Brexit sería un acto de suprema locura. En el futuro, miraremos hacia atrás y nos preguntaremos: ‘¿Por qué diablos lo hicimos? ¿En qué pensábamos?’”

Quienes en la City están a favor del Brexit lo consideran una manera de hacer que la industria financiera sea más competitiva en el plano mundial al liberarla de algunas normas de la UE como el techo impuesto a las bonificaciones. Pero, si bien el “Big Bang” de la década de 1980 atrajo a firmas internacionales, los ejecutivos de los bancos mundiales sostienen que un voto a favor de la salida de la UE las alejaría.

Ellas emplean al grueso de los 400.000 trabajadores del distrito financiero y han sido claras respecto de sus intenciones. El CEO de JPMorgan Chase & Co. Jamie Dimon tiene 16.000 empleados en Londres y otras ciudades británicas, y este mes le dijo a su personal que una votación a favor de la salida podía llevar a la eliminación de una cuarta parte de esos puestos de trabajo.

Los ejecutivos de Citigroup Inc., Goldman Sachs Group Inc. y HSBC Holdings Plc han lanzado advertencias similares. El miércoles, el presidente de Deutsche Bank AG Paul Achleitner señaló que un Brexit sería “un desastre económico para el Reino Unido”, donde el banco emplea a más de 8.000 personas. Tampoco ayuda el hecho de que es un momento delicado para los banqueros en general; la preocupación por las perspectivas de la economía mundial sumada a la caída de las materias primas deprimió la negociación, mientras que las bajas tasas de interés redujeron los ingresos.

Un punto central en la preocupación por el Brexit es la cuestión de los “derechos de pasaporte”. Conforme a las leyes de la UE, un banco incorporado a un estado miembro puede vender sus productos y servicios en los 28 y así tener acceso a una economía integrada de US$19 billones con más de 500 millones de habitantes. Es un régimen que permite que hasta los bancos más grandes se las arreglen sólo con oficinas satélite en centros como París y Madrid y ni una sola en muchos otros países de la UE y mantengan la gran mayoría de su personal en Londres.

Al igual que todos los demás aspectos de la relación de la UE con el Reino Unido después de la votación por el Brexit, los derechos de pasaporte estarían sujetos a negociación sin garantía de que sigan en vigencia.

“Londres creció como centro financiero de Europa en parte debido al mercado único de la UE, porque somos parte de la acción”, dijo Peter Mandelson, ex ministro laborista y comisario europeo de comercio. Si el Reino Unido se va de la UE, Londres “no acabará como centro financiero, será sólo un centro de segundo nivel”, agregó. “La gallina de los huevos de oro quedará herida. La pregunta es cuánto”.

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