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A De Gregorio no lo convence el IPoM ni los argumentos de Rodrigo Vergara y vuelve a insistir en que hay que recortar la Tasa de Política Monetaria Publicó columna en El Mercurio

A De Gregorio no lo convence el IPoM ni los argumentos de Rodrigo Vergara y vuelve a insistir en que hay que recortar la Tasa de Política Monetaria

«De acuerdo a estimaciones convencionales, una rebaja de 50 pb que persista por un año puede aumentar el crecimiento en 0,25%, y esto contribuiría a evitar que la inflación se ubique bajo la meta. Esta baja se puede hacer en los próximos meses, y en caso de que la debilidad persista se puede continuar el próximo año. Esto hay que evaluarlo con cuidado, pero los costos de atrasarse no deben soslayarse. Decir que bajar la tasa ya no tiene efectos, no tiene sustento y nos conduciría a volver a pensar en esquemas monetarios ya superados», explicó el economista.


Hace dos semanas, en la víspera del Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre, el economista que presidió el Banco Central (BC) en el periodo previo a Rodrigo Vergara se separó del libreto tradicional que norma el comportamiento de ex funcionarios del instituto emisor y salió a criticar –en forma velada e indirecta– las recientes decisiones de dicha entidad.

José De Gregorio afirmó que el BC tenía espacio para bajar la Tasa de Política Monetaria en 50 puntos bases este año para reactivar economía, sumándose así públicamente a las críticas que han venido haciendo –en privado en su mayoría– economistas del mercado y académicos. De Gregorio señaló que el ente emisor debería –y tiene espacio para ello– hacer dos recortes este año

En el IPoM de septiembre, que se publicó el miércoles pasado, el Banco Central deja claro que eso no es lo que tiene en mente. En el informe explica que solo hay un cambio hacia un sesgo neutral en la política monetaria, pero afirma expresamente que no se debe esperar una variación en los próximos dos años.

Y en su presentación del informe ante la Comisión de Hacienda del Senado, Rodrigo Vergara despejó cualquier duda y justificó la política monetaria reciente: «Hemos tenido en los últimos dos años y medio inflaciones por sobre el rango de tolerancia del instituto emisor. La razón básica, como lo hemos dicho en innumerables ocasiones, ha sido el aumento del tipo de cambio, aumento que era necesario, dadas las nuevas condiciones que enfrenta la economía chilena. Como se trataba de un shock por una sola vez y, por ende, con efectos transitorios sobre la inflación, no era óptimo hacer una política más contractiva».

Y en respuesta quizás a las críticas del equipo de estudios de BBVA Chile y a los comentarios de De Gregorio, Vergara parece haber sentido la necesidad de responder también. «En lo más reciente, el tipo de cambio ha roto la tendencia al alza que mostró por varios trimestres. De hecho, ha bajado si se le compara con sus niveles de comienzos de año. En forma simétrica a lo que hicimos previamente, si por este factor la inflación cayera transitoriamente bajo nuestra meta, no correspondería una política monetaria más expansiva. Esto, a menos que luego de un tiempo se perciban efectos de segunda vuelta que pusieran en peligro el retorno de la inflación a 3 por ciento en un plazo de dos años», sostiene.

Bueno, esos argumentos no cambiaron la opinión de De Gregorio. Ayer, en El Mercurio, el economista redobló su apuesta y, por medio de una columna titulada «¿Por qué se ha abierto un espacio para bajar tasas?», expandió sus argumentos en favor de una política monetaria más expansiva. «Hoy día se ha abierto un espacio para dar mayor impulso monetario por la vía de reducir la tasa de interés. La economía lleva tres años creciendo alrededor de 2%», apuntó.

Asimismo, agregó que «la tasa actual de 3,5% no es ultraexpansiva. Dado el actual contexto local e internacional, las tasas han bajado en todo el mundo, y la discusión académica y de banqueros centrales es cómo conducir la política monetaria en este nuevo escenario. La tasa neutral para Chile, aquella que debe prevalecer cuando la inflación está en la meta y la actividad en plena capacidad, debiera estar en torno a 4%». Y, al respecto, concluyó: «Tasa levemente expansiva, inflación controlada, salarios contenidos y economía estancada, llevan a concluir que la opción de bajar puede ser lo más aconsejable en la coyuntura actual».

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