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Cambiemos la mirada, haciendo más de lo mismo no se avanza Opinión

Cambiemos la mirada, haciendo más de lo mismo no se avanza

Aldo Cassinelli
Por : Aldo Cassinelli Subdirector del Instituto Libertad
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Quienes aún creen en una dicotomía entre lo público y lo privado, entre empresarios y trabajadores, se han quedado en un mundo que está en extinción. Solo la colaboración real y concreta entre el Estado y las empresas hará retomar la perdida senda para mejorar las condiciones de todos los chilenos mediante su propio esfuerzo y políticas públicas bien focalizadas para quienes lo requieren.


El mal desempeño mostrado por la economía nacional durante el último trimestre no cambiará mucho este 2017, las perspectivas son en el mejor de los casos similares, sin sopesar aún el impacto que tendrán la huelga de la minera escondida y los incendios forestales, que se focalizaron en una zona ya deprimida en cuanto a su actividad.

Los niveles de confianza se encuentran iguales que la economía, están tan deprimidos que no se ve que ello pueda ser una fuente de recuperación, las expectativas de consumidores, empresarios e inversionistas están afectando de manera directa la tasa de ahorro e inversión nacional.

A esta altura son pocos los que piensan que la reforma tributaria no tuvo efecto en la situación que se vive, los cambios estructurales implementados han mermado no solo la confianza, sino fundamentalmente la voluntad de arriesgar recursos ante un panorama que se mantiene incierto.

La reforma eliminó incentivos para realizar nuevas inversiones y dejó a nuestro país con un entramado tributario complejo de entender, aplicar e implementar, donde parece más necesario gastar recursos en tratar de entenderla para evitar caer en infracciones que dedicarse a nuevas actividades.

Sin duda la reforma fue mala, esta fue una opinión transversal en su momento, por ello se trató de hacer correcciones en el camino y algunas otras durante estos dos años, pero el efecto es complicado de revertir.
Los bajos niveles de actividad no afectan a los poderosos como creen y pregonan algunos, sino que al país en su conjunto. Baste señalar que la baja actividad implica también menores recursos para que el fisco realice su labor mediante el financiamiento de políticas públicas, sean estas en educación, salud, seguridad u otras que se le demanden o surjan de improviso, como las emergencias.

Poner el foco en retomar tasas de crecimiento razonables para la realidad chilena es necesario para el país, no para un sector determinado de la población, por eso es necesario desprenderse de ciertos eslóganes que no han contribuido mucho en este período. Contar con más recursos en la economía ayuda a realizar más obras en general.

Por cierto, y no hay que desconocer situaciones donde algunos empresarios se olvidaron de la productividad, competencia, eficiencia y prefirieron acortar camino para aumentar sus utilidades. Eso también daña la actividad económica.

Para que un mercado exista y sea real, deben haber muchos actores y ninguno de ellos tener la posibilidad de condicionar la oferta o demanda de un bien o servicio. Esto es muy complicado en una economía pequeña como la chilena, por ello la labor que han de desempeñar instituciones públicas como la FNE, TDLC o las Superintendencias son tan relevantes.

Otro factor crítico y del cual es conveniente hacerse cargo para tener una visión completa de la situación, tiene que ver con la distribución de los beneficios generados por el crecimiento. Hay que buscar mecanismos que permitan hacer partícipes a quienes generan la riqueza de la misma manera de aquellos que arriesgan su capital en nuevos emprendimientos. Esta ecuación debe ser virtuosa, sin uno no existe el otro y en la medida que vayamos entendiendo esto vamos validando también el sistema de producción.

El gobierno debe entender que haciendo más de lo mismo no se avanza, el crecimiento de la economía no es algo que esté dado porque sí, hay que cambiar el discurso y fundamentalmente las acciones para contribuir a crear un ambiente que permita aumentar las inversiones y mejorar la confianza de todos.

Quienes aún creen en una dicotomía entre lo público y lo privado, entre empresarios y trabajadores, se han quedado en un mundo que está en extinción. Solo la colaboración real y concreta entre el Estado y las empresas hará retomar la perdida senda para mejorar las condiciones de todos los chilenos mediante su propio esfuerzo y políticas públicas bien focalizadas para quienes lo requieren.

Aldo Casinelli Capurro
Director Ejecutivo
Instituto Libertad

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