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Nos salvamos: elecciones económicas Opinión

Nos salvamos: elecciones económicas

Aldo Cassinelli
Por : Aldo Cassinelli Subdirector del Instituto Libertad
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En la medida que se acerca la elección presidencial, se irá despejando esta incertidumbre que tiene a muchos en estado de hibernación. Si los candidatos más pro mercado van tomando una real posibilidad de triunfar, es posible que muchas decisiones de inversión se materialicen.


Nos salvamos, ese debiera haber sido el titular con el cual se daban a conocer los datos macroeconómicos del país para el primer trimestre del presente año. El 0.1% de crecimiento nos salvó de la tan temida recesión técnica que muchos analistas proyectaban.

Si bien debemos recordar que esta cifra está influenciada de manera relevante por la paralización de la Minera Escondida, que obtuvo su récord de ser la huelga más extensa de que se tenga registro, lo que llevó al PIB Minero a caer un 22%, sumado a la caída en la actividad de la construcción, configuran un cuadro deprimente para la economía nacional. A tal efecto, no fue suficiente la expansión fiscal del gasto que se empinó más de tres veces lo proyectado para el año, alcanzando un 7.8%.

Tal escenario ha sido recogido por el Banco Central en su última reunión, donde decidió bajar la TPM en un cuarto de punto, anticipando lo que el mercado planteaba, más bien en cuanto a oportunidad antes que a magnitud, tratando de dar un impulso a la economía desde la política monetaria.

Lo complejo de este escenario es el tiempo perdido, el cual no se recupera. Si se planteara que toda esta caída en los indicadores económicos, el deterioro laboral, la baja inversión y lo complejo que se han tornado las cuentas fiscales fue para hacer un ajuste que nos diera un impulso competitivo a futuro, estaríamos de acuerdo en asumir este costo, pero en realidad no ha sido así.

Esto se ha materializado por la tozudez de la autoridad política, en especial aquella que debía liderar la economía al inicio de este gobierno. Ella no fue capaz de prever lo que se venía y que fue advertido por muchos en el país, de ambos lados del espectro político, aquí no es un asunto de sesgo solamente.

Las diversas reformas emprendidas por este Gobierno han dado como resultado un país que ha destruido su principal activo, cual es la confianza. Por tanto, aquí es donde debe empezar el esfuerzo para reencauzar la actividad.

Si hace unos pocos años pensábamos que la actividad económica estaba en cierta forma alejada de las decisiones políticas, debido a los acuerdos alcanzados en torno a la estrategia de desarrollo aplicada en el país, la realidad nos ha devuelto de lleno a ser uno más dentro de la región, donde la política condiciona las decisiones respecto de la actividad económica.

Lo anterior se refleja en las decisiones de inversión que muchos agentes económicos están teniendo. El hecho de hacer una pausa en sus planes de inversión para ver cómo se resuelve la contienda electoral es la manifestación máxima de esta situación.

Mirando el vaso medio lleno y ya pensando en los años venideros, la situación internacional ha estado mejor de lo planteado originalmente, tanto porque han cambiado positivamente los resultados de las principales economías del planeta, como por la no materialización de ciertos riesgos identificados que ponían en peligro la incipiente recuperación mundial.

Esto se puede ver en las continuas alzas que han tenido las proyecciones mundiales de los principales organismos financieros y bancos de inversión. Este mayor dinamismo ha impactado positivamente en las economías emergentes.

A pesar de todo lo explicado, las bases de nuestra economía continúan resistiendo las malas decisiones internas, lo que implica una oportunidad para aprovechar los vientos que vienen del extranjero, siempre que tomemos las acciones para ello.

Entre las principales decisiones está una que el tiempo se encargará de aclarar: cuál es el escenario político. En la medida que se acerca la elección presidencial, se irá despejando esta incertidumbre que tiene a muchos en estado de hibernación. Si los candidatos más pro mercado van tomando una real posibilidad de triunfar, es posible que muchas decisiones de inversión se materialicen.

Lo anterior va acompañado con crear un ambiente pro inversión, algo que se ha visto también deteriorado más allá de los cambios legislativos implementados en el último tiempo. Aquí la responsabilidad no es solo política, sino también de los propios empresarios y especialmente de los más grandes, de saber explicar por qué es necesario tener empresas rentables y eficientes, pero que a su vez sean competitivas en un mercado con reglas del juego claras.

Cambios en economía política serán requeridos para focalizar los incentivos, orientándolos a la inversión productiva de largo plazo. Esto pasa por modificaciones tributarias que vuelvan a poner el foco precisamente en la inversión, pero con el debido cuidado de mantener las cuentas fiscales en orden.

La lista de acciones potenciales para retomar el necesario crecimiento puede ser tan larga como la creatividad nos permita, lo importante es que estas acciones sean factibles de ser implementadas y en su conjunto se articulen para traer el necesario progreso social que se demanda desde la población.

El principal desafío que deberá enfrentar el modelo de desarrollo, más allá de sus necesarios ajustes, es ser legitimado como factor de cambio social, ser percibido por la gente como un modelo que por una parte permite la creación de riqueza, pero por otra esta es distribuida en función del esfuerzo.

En términos de resultado, debemos seguir profundizando la movilidad social que ha tenido nuestro país, sin descuidar los logros para que ningún chileno viva en condición de pobreza, estas son las razones fundamentales para volver a la senda del crecimiento, es ponerle un objetivo claro y medible en términos de resultado en el plano social. Es apuntar a que el crecimiento se refleje en el desarrollo humano del país.

Aldo Cassinelli Capurro
Director Ejecutivo
Instituto Libertad

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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