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Caso venta BBVA:  la historia de un mercado imperfecto que no le permitió competir de igual a igual Opinión

Caso venta BBVA: la historia de un mercado imperfecto que no le permitió competir de igual a igual

Es lamentable cuando un jugador como BBVA se va y no es reemplazado por uno nuevo; más concentración en un mercado imperfecto, donde no se calcula correctamente el costo anual de los créditos, el CAE no incorpora todos los costos y gastos asociados a un crédito, se fija una Tasa Máxima Convencional en función de un techo de 50% por sobre lo que cobraron los mismos bancos el período pasado, existen cobros unilaterales, cláusulas abusivas y cobros mensuales y semestrales que no dan cuenta de una contraprestación distinta al uso del dinero que se da en préstamo, por el que ya se cobró interés, entre otros. En definitiva, un mercado donde las distintas instituciones que regulan brillan por su ausencia.


Los controladores del banco BBVA decidieron vender su operación en Chile. ¿La razón? Se dice que el banco no pudo lograr su ambición de estar entre los líderes y nunca estuvo satisfecho con su participación de mercado, la cual es muy difícil de aumentar si no es por medio de adquisiciones.

Se dice, también, que el mercado chileno es muy competitivo, probablemente impactados engañosamente por las agresivas campañas de amplio marketing para captar clientes en un mercado de relativa alta bancarización. Pero la competencia como concepto económico es otra cosa, y -tal como pretende plantear como hipótesis esta columna- quizás sea esta la razón de peso del adiós: un mercado imperfecto que no le permitió al BBVA competir de igual a igual.

El año pasado, el BBVA alcanzó colocaciones de USD 13.849 millones (6,6% de participación) y logró utilidades de USD 120,3 millones (6° lugar en ambas), obteniendo un Retorno sobre el Patrimonio (ROE) de 10,11%. Nada mal per se, en términos de escala y resultados absolutos.

Lo habitual es comparar al BBVA con los grandes: los cuatro grandes del sistema -Banco Santander, Banco de Chile, BancoEstado y BCI- tienen participaciones de mercado (en colocaciones) de 19,4%, 18,5%, 14% y 13,3%, respectivamente, sumando un 65,2% del mercado, lograron utilidades de USD 709, 825, 239 y 508 millones, y obtuvieron un ROE de 16,9%, 19,6%, 10,37% y 14,5%, respectivamente. El análisis, aquí, será determinar la estrategia de estos bancos -que tienen una escala que es entre 2 y 3 veces el BBVA- que explica el diferencial de retorno sobre el patrimonio. Este estudio se lo dejamos a los analistas de la plaza.

Lo no habitual es comparar al BBVA con los pequeños, y específicamente con uno que parece pequeño, pero que fue el campeón de la banca en 2016: Banco Falabella (BF). BF tuvo un ROE de 27,3%, esto es, 2,4 veces el promedio del sistema. No hay nadie como él en el mercado. Entonces, la pregunta relevante debería ser: ¿cómo fue posible que Banco Falabella, que tiene solo un 1,1% de participación de mercado, obtuviese utilidades que equivalen al 68% de las utilidades del BBVA, siendo que este último es 6 veces más grande en colocaciones? Respuesta: por su estrategia.

Así, no le sirvió de mucho al BBVA ser 37 veces más grande que BF en colocaciones comerciales, u 8 veces más grande en colocaciones hipotecarias, cuando en créditos de consumo, que es donde está el queso, las colocaciones del BBVA son solo un 10% más que las de BF.

Si lo anterior parece asombroso, consideremos ahora CMR, que enfatiza más el punto. La utilidad fue USD 183 millones en 2016, ¡un 52% superior a las del BBVA, y con colocaciones que equivalen a solo un 14% de las del BBVA! Así, las utilidades conjuntas de CMR Falabella + Banco Falabella, de USD 265 millones, son más del doble de las del BBVA, a pesar de que el BBVA es más de tres veces más grande en colocaciones. La diferencia en eficiencia se explica principalmente por la diferencia en ingresos (léase, intereses, comisiones y otros cobros) más que el manejo óptimo en los gastos de apoyo. Por las dudas, repetimos, ahí está el queso.

Para ser justos con el BBVA, la paliza es también para los grandes. ¿Cómo es posible que el Banco Falabella les dé una goleada a equipos de elite, viejos zorros del sistema que se las saben por libro?

Parece ser que ni el Banco de Chile, ni el Santander, ni el BCI, ni BBVA, ni ninguno, han captado que el BF tiene una especial sociedad de apoyo al giro bancario: la tienda de retail. Es gracias a la venta de zapatos y camisas que BF logra tener un producto conjunto que el resto no puede replicar. ¿Sabía usted que las utilidades del negocio del retail puro son mínimas en comparación con las que deja el negocio financiero? Repetimos: ahí está el queso; es la tienda de retail la que apoya el negocio financiero y no al revés. Y los bancos ciertamente están en desventaja.

Lo curioso es que ni siquiera alegan sobre el giro único de los bancos.

Es lamentable cuando un jugador como BBVA se va y no es reemplazado por uno nuevo; más concentración en un mercado imperfecto, donde a) no se calcula correctamente el costo anual de los créditos, b) el CAE no incorpora todos los costos y gastos asociados a un crédito, c) se fija una Tasa Máxima Convencional en función de un techo de 50% por sobre lo que cobraron los mismos bancos el período pasado, d) existen cobros unilaterales, cláusulas abusivas y cobros mensuales y semestrales que no dan cuenta de una contraprestación distinta al uso del dinero que se da en préstamo, por el que ya se cobró interés, e) donde ventas atadas se disfrazan de ventas conjuntas, f) donde tan altas rentabilidades -que en pocos años recuperan todo el capital invertido y curiosamente no logran atraer nuevos entrantes- son tan elogiadas por los analistas y no estudiadas como una señal de que por lo menos algo pasa, g) donde hasta profesionales demuestran analfabetismo financiero, y h) donde la legislación permite cobrar por el lado y exceder la tasa Máxima Convencional. En definitiva, un mercado donde las distintas instituciones que regulan brillan por su ausencia.

Iván Rojas B.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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