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Óscar Hasbún, el ejecutivo del grupo Luksic que sacó a flote a Sudamericana de Vapores, explica por qué siguen apostando a esa industria Entrevista en El Mostrador TV

Óscar Hasbún, el ejecutivo del grupo Luksic que sacó a flote a Sudamericana de Vapores, explica por qué siguen apostando a esa industria

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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El gerente general de CSAV explica que la principal razón por la que han inyectado más de US$ 1.500 millones en la empresa radica en que es una industria que “no tiene un sustituto”. Habla de la amenaza proteccionista a su negocio y del fenómeno Trump. Pero, en una extensa entrevista, el ex militante RN y cercano a Sebastián Piñera, también aprovecha de dar su visión sobre la crisis de confianza que está golpeando a la empresa y la política. En tal sentido, señala que los gremios tienen que adaptarse a los nuevos tiempos y los empresarios que no lo entiendan así van a tener un problema, ya que el mercado los va a castigar.


En el 2011, la Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) cerró con las mayores pérdidas en la historia de una empresa chilena: US$ 1.250 millones.

Ese fue el mismo año en que el grupo Luksic repatrió a Óscar Hasbún, que en ese entonces le manejaba los negocios en Croacia.

El ingeniero comercial de la Universidad Católica volvió para ayudar a dicho grupo a hacer rentable lo que en su momento muchos advirtieron: la inversión en Vapores sería el peor negocio en la historia del holding.

Los Luksic entraron como socios estratégicos en 2011 y se vieron forzados a tomar control de la naviera en 2012, para evitar su quiebra. Desde entonces han invertido más de US$ 1.500 millones en la empresa a través de su holding Quiñenco. En tres años soportaron pérdidas por casi US$ 2.000 millones y, para que no quebrara, tuvieron que aportar más de mil millones en aumentos de capital.

La estrategia de Hasbún, que tomó las riendas de la compañía en 2012, fue estabilizar las cifras, invertir en una masiva reestructuración de la empresa y buscar socio estratégico. Y así ha sido: en 2014, Vapores se fusionó con el gigante alemán Hapag-Lloyd, dejando a los Luksic como los mayores accionistas, y este año Hapag se fusionó con la naviera árabe United Arab Shipping Company.

Para cerrar esa operación, CSAV tuvo que hacer un nuevo aumento de capital, esta vez por US$ 414 millones y así poder quedarse con el 25% de la nueva naviera y seguir siendo el principal accionista.

En una extensa entrevista en La Mesa de El Mostrador Mercados, Hasbún –que además de ser gerente general de Vapores es presidente de SAAM, el operador de puertos, grúas y remolcadores que nació en 2012, luego del spin-off de la naviera a comienzos de dicho año– explica el último aumento de capital y responde a la pregunta de por qué el grupo Luksic sigue apostando a esa industria.

El gerente general de CSAV señala que la principal razón por la que han inyectado más de US$ 1.500 millones en la empresa radica en que es una industria que “no tiene un sustituto». «Para que te hagas una idea, un Boeing es capaz de transportar menos del 5% de lo que es capaz de transportar un barco. No tenemos sustituto para el comercio mundial, por lo tanto, este es un negocio que no está en extinción sino todo lo contrario”, es como lo explica Hasbún.

A ese argumento, precisa, hay que sumar que el costo es inmaterial a sus clientes. “A modo de ejemplo, si tú traes un contenedor de China a San Antonio, te vas a gastar 1.200 dólares por contenedor, en un viaje que dura 30 días en un sistema que cuesta 2 mil millones de dólares instalar. Llega el contenedor a San Antonio, lo subes a un camión para traerlo a Santiago, y eso te va a costar 500 dólares. Entonces, es un costo totalmente inmaterial para nuestros clientes. Si el flete fuera el doble, nada se deja de importar, nada se deja de exportar, por lo tanto, la elasticidad de precio es muy baja», detalla.

Agrega que la naviera es una industria “que para un inversionista chileno, cualquiera que quiera invertir, le da una exposición a través de una acción que se transa en Chile, con todos los beneficios que eso tiene para los inversionistas chilenos, pero con exposición a riesgo absolutamente internacional. Chile pesa para Hapag-Lloyd menos del 1%, entonces, en el fondo, tú tienes un papel que se transa en Chile pero cuya exposición tiene que ver con el comercio mundial, más con lo que pasa en el mundo que con lo que pasa aquí, y eso tiene un atractivo: esta es una inversión de alguna manera hecha en el extranjero”.

Y finaliza indicando que “no es trivial ser el controlador de una compañía global y líder mundial, por los montos de plata que estamos hablando”.

El difícil pasado

En la industria naviera son unánimes en señalar que, sin los bolsillos de los Luksic, Vapores habría quebrado. 142 años de historia de Chile habrían desaparecido. Hasbún reconoce que la experiencia de sacar a flote a la empresa fue compleja. “Nos tocó entrar en 2011 en un proceso de extraordinaria dificultad, porque era una compañía que tenía una base de capital muy baja, pocos activos propios –solo el 7% de la flota era de Sudamericana, el resto era todo arrendado–. Además, en un contexto del mundo muy complejo, veníamos saliendo de la quiebra de Lehman Brothers, un crecimiento mundial muy pequeño y una sobreoferta mundial de barcos extraordinariamente grande, y eso generó una crisis en la industria que no afectó solamente a Sudamericana de Vapores”, plantea.

Pero agrega que a CSAV le pegó más fuerte porque estaba en una situación más frágil. Para eso se hicieron los aumentos de capital, “con la idea de reestructurar la compañía, dotarla de activos, comprar barcos propios y buscar un socio específico, que fue lo que hicimos con la alianza con Hapag. A partir de ahí, el futuro se ha visto más promisorio”, puntualiza.

Futuro promisorio

Hasbún dice que la industria ha mejorado significativamente y anticipa una recuperación de ella “bien significativa en los próximos trimestres, y eso es lo que parece estar esperando el mercado en general, porque, cuando uno mira todas las acciones vinculadas a a la industria naviera, han tenido un rally bastante importante en los últimos 18 meses, y esto es porque hay un proceso de consolidación de la industria que no tiene precedentes”.

Explica que, a partir de marzo del próximo año, cinco compañías –entre las que está Hapag-Lloyd– van a tener el equivalente a 65% de la flota mundial, “y eso es un escenario de industria mucho más estable hacia adelante”, sentencia.

Añade que el mayor riesgo para su negocio a largo plazo tiene que ver con las amenazas de la globalización. Y aunque reconoce que dicho fenónemo tiene un límite, tratar de frenarlo sería una estupidez.

“Si el proteccionismo es un discurso que llegara a prender en el mundo, y uno empieza a ver que vuelven aranceles importantes a las exportaciones e importaciones, eso indudablemente que afectaría a nuestro negocio, pero honestamente no veo que nadie tenga el poder político para impulsar una cosa de tamaña estupidez. Una camisa producida en Asia cuesta menos de un dólar, entonces no sé quién le podría explicar a la gente que los precios van a subir 300% porque queremos defender una pequeña industria nacional”, apunta.

La política y la crisis de confianza

En la entrevista, el ex militante RN y cercano a Sebastián Piñera, aprovecha de dar su visión de la crisis de confianza que está golpeando a la empresa y la política. Al respecto, estima que los gremios tienen que adaptarse a los nuevos tiempos y los empresarios que no lo entiendan así van a tener un problema, ya que el mercado los va a castigar.

“Yo creo que esto es un proceso donde muchos (empresarios) están convencidos de esto que te estoy diciendo. Y como todos los procesos, es un proceso en que vamos a tener que ir convenciendo a todos, porque la verdad es que el que no se convenza de esto va a tener un problema competitivo en el largo plazo, el mercado lo va a castigar. Fríamente, y si creemos en el mercado, el mercado hoy está pidiendo mucho más que simplemente productos que no se quiebren”, sostiene.

Hasbún fue jefe de la campaña parlamentaria de una de sus grandes amigas, la actual senadora Lily Pérez, y en sus años universitarios llegó a ser presidente de la Juventud de Renovación Nacional, período del cual data también su amistad con el ex ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter.

“Es indudable que hay una crisis de confianza enorme respecto de la política y los políticos, de los empresarios como grupo, en la Iglesia”, admite el ejecutivo. Y, en tal sentido, cree que es responsabilidad de los empresarios y gremios adaptarse a “una sociedad que ha cambiado y que está cambiando”.

Dice que hoy la gente espera de las empresas transparencia. “Espera responsabilidad, y no tan solo que un producto no se quiebre cuando caiga, sino mostrar preocupación genuina por lo que le pasa a tu entorno. Y eso incluye a tus clientes, tus trabajadores, tus proveedores, pero la comunidad también, en la que tú te desarrollas”, asegura.

Para ver la entrevista completa, haga clic en imagen de portada o entre directamente al programa en El Mostrador TV.

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