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Operadores consideran que la caída del dólar no tiene fin y continuará en 2018

Operadores consideran que la caída del dólar no tiene fin y continuará en 2018

Pese al repunte reciente, analistas e inversores dicen que podría perder más terreno frente al euro y el yen dado que las perspectivas de un crecimiento económico fuerte y una política monetaria más ajustada fuera de los Estados Unidos más que compensan las tasas de interés más altas a nivel local. El dólar bajó más de 7 por ciento en comparación con las grandes monedas mundiales este año, más que nunca en un decenio.


Para el todopoderoso dólar, 2017 fue lisa y llanamente pésimo. El año próximo podría ser aún peor.

Pese al repunte reciente, analistas e inversores dicen que podría perder más terreno frente al euro y el yen dado que las perspectivas de un crecimiento económico fuerte y una política monetaria más ajustada fuera de los Estados Unidos más que compensan las tasas de interés más altas a nivel local. El dólar bajó más de 7 por ciento en comparación con las grandes monedas mundiales este año, más que nunca en un decenio.

El crecimiento económico que “estamos viendo en Europa, en los mercados emergentes y el resto del mundo probablemente lleve a una nueva ola de ventas del dólar”, dijo Erin Browne, responsable de asignación de activos de UBS Asset Management, que tiene a su cargo unos US$770.000 millones. En cuanto a lo que podrían hacer los bancos centrales en Europa y Japón, “ha sido poco tenido en cuenta”.

Browne dice que el euro podría alcanzar US$1,30 en 2018, lo que representa un avance de 10,7 por ciento frente al dólar. Esto se sumaría a una recuperación de aproximadamente 12 por ciento este año. También espera más aumentos en el yen. El dólar estaba a US$1,1743 por euro y 113,33 yenes.

No debía ser así, supuestamente. Al comienzo de este año, los estrategas eran casi todos alcistas para el dólar en tanto los operadores adhirieron a la elección del presidente Donald Trump y sus promesas de fomentar el crecimiento con impuestos más bajos y mayor gasto en infraestructura. La Reserva Federal también estaba lista para elevar las tasas, brindando más apoyo a la moneda.

Pero gran parte de ese optimismo se desvaneció enseguida. Sí, la Fed subió dos veces las tasas (y se espera otro aumento este miércoles), pero la recuperación nunca se materializó dado que una inflación deslucida y el pesimismo respecto de la capacidad de Trump y sus colegas republicanos para cumplir con sus promesas legislativas tuvieron su costo.

Los operadores cambiarios vendieron dólares este año pese al aumento de las permutas de tasas futuras de interés, lo cual refleja esencialmente una apuesta a un mayor ajuste por parte de la Fed. Compraron, en cambio, euros y yenes.

Ahora, muchos consideran que la Fed se halla más cerca de poner fin a su ciclo de ajuste, lo que lleva al mercado cambiario –que mueve US$5,1 billones diarios– a estar más concentrado en el Banco Central Europeo y el Banco del Japón.

Este cambio tiene lugar justo cuando se prevé que el crecimiento mundial se fortalecerá hasta un 3,7 por ciento el año próximo, el nivel más alto en siete años.

En el caso del euro, cualquier signo de un repunte económico que lleve al BCE a reducir su estímulo de compra de bonos impulsaría más avances frente al dólar.

“La mayoría de las personas con las que hablamos no se sorprenderían demasiado si, para fines del año próximo, el dólar estuviera considerablemente más bajo”, especialmente frente al euro, dijo Daniel Katzive, responsable de estrategia cambiaria en Norteamérica de BNP Paribas.

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