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Bolsa de Valparaíso agoniza: teme perder su edificio por riesgo de remate inminente MERCADOS

Bolsa de Valparaíso agoniza: teme perder su edificio por riesgo de remate inminente

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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La entidad teme que los últimos cierres de corredoras afecten sus ingresos y caiga en eventuales incumplimientos financieros, lo que –enfatiza– se mantiene al día. En medio de un clima de alto desprestigio, principalmente por las empresas que allí operaban, el organismo busca dejar en arriendo su edificio al Estado y evitar que caiga en manos de privados por medio de algún remate. Asimismo, quiere reorientar su giro y crear un mercado de emprendimiento.


La larga agonía de la Bolsa de Valparaíso pasa por su nivel más crítico. Aparentemente la sola cancelación de tres corredoras que participaban en ese mercado (Intervalores, Pluskapital y Magnus) gatilló el cese de sus funciones, instalando un punto que podría no tener retorno.

Ahora la entidad no quiere perder su edificio, considerado patrimonio de la ciudad, y que le ha servido de principal vía de ingresos al mantener en arriendo sus oficinas, además de aquellos propios de su giro, como han sido los derechos de bolsa y la custodia pagada por los corredores.

Con ese marco acudió la semana pasada a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) para explicarle sus planes de supervivencia. Por un lado, dejarle en arriendo su edificio al Estado, como modo de preservación de lo que estima un emblema de la V Región; y crear una bolsa de emprendimiento, para lo cual venía asociándose con el Mercado Argentino de Valores.

El problema es que teme que, en el intertanto, su situación financiera se vea afectada a nivel tal de no poder cumplir sus obligaciones con sus acreedores y, eventualmente, llegue a perder su principal patrimonio: su edificio.

«La pérdida de corredores ha disminuido sus ingresos, de modo que para hacerla viable se necesitan aportes del gobierno regional, que estamos proponiendo a la autoridad sea bajo el arriendo de un gran porcentaje del edificio institucional a algún organismo público, en el cual siga funcionando la Bolsa, con lo cual se evitaría que este edificio emblemático y de importancia histórica para la ciudad pase a manos de privados, ya que es inevitable que la disminución de sus ingresos le impedirá pagar los créditos a sus acreedores (actualmente con sus pagos al día), siendo inminente el riesgo de que salga a remate, lo cual debe evitarse a toda costa», dice la carta enviada por la abogada Soraya Apara, presidenta del organismo.

Se trata de una medida que surge en medio de un clima de desprestigio creciente de la entidad, no por sus actividades propias sino por las de sus otrora corredores. Antes de la crisis de Intervalores –corredora fallida que por estos días es investigada por estafa y apropiación indebida–, su ex presidente, Carlos Marín, fue detenido a fines de 2016, siendo formalizado por estafa tras dos meses de estar prófugo de la justicia, y por ese mismo tiempo, Essex cerraba sus puertas luego de que su propietario, Luis Patricio Mella, fuera formalizado por blanquear el dinero de un traficante de oro.

Si bien estos hechos públicos datan desde 2016, es ahora cuando esta Bolsa fue suspendida de sus actividades por la CMF, tras no cumplir con la disposición de contar con 10 corredores activos, requisito básico para cualquier bolsa de valores y que desde el mercado dicen que se trata de una realidad que viene desde mucho antes del cese de funciones de Intervalores, Pluskapital o Magnum.

Como sea, igualmente este añoso parqué bursátil (viene funcionando desde 1898) tiene otra carta bajo la manga: crear un mercado de emprendimiento.

En la carta de Apara se dice que la actual administración está empeñada en rediseñar su negocio en términos de especializar la bolsa y transformarla en una «Bolsa del Emprendimiento», en la que se transen títulos y valores que permitan levantar capital a las Pymes y emprendedores, «lo cual se encuentra en sintonía con el proceso de la tercera revolución industrial que está viviendo el país, el cual requerirá una fuerte inversión en las áreas de ciencia y tecnología que el Estado no está en condiciones de proporcionar, pero que bien pueden provenir del mundo privado».

Según la abogada, para ello «es esencial contar con un espacio que permita confluir los intereses de privados, esto es, de aquellos que deseen invertir en nuevos instrumentos, con los de aquellos que tienen ideas que requieren de capital para concretarse, todo lo cual debe ir acompañado con un sistema de garantías que podrían ser proporcionados por las empresas securitizadoras y otras similares, profundizando el mercado con una nueva área de negocios y de instrumentos de intermediación financiera, lo que además beneficiaría directamente al país».

Apara asegura que había venía trabajando en ello, de hecho, firmaron un “Acuerdo de Cooperación” con el Mercado Argentino de Valores, «el cual tiene una serie de productos especializados, como por ejemplo ‘el cheque a término’ (similar al cheque a fecha), que están dirigidos precisamente a esos objetivos, pero los hechos recientes nos dejan en la imposibilidad de seguir trabajando en este proyecto, por la falta de recursos y de tiempo para concretarlos».

Para todo ello, la entidad pidió dos años para concretar este plan. Su gerente general, Arie Gelfenstein, ha dicho a la prensa que cree que una decisión de la CMF, por no cerrar sus puertas, responderá a criterios más políticos que técnicos. Lo curioso es que un ex funcionario de la otrora Superintendencia de Valores y Seguros advierte que, si esta bolsa no la han cerrado antes, es precisamente por criterios políticos y, particularmente, regionalistas.

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