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Venezuela frente a nueva reconversión monetaria: eliminar seis ceros del bolívar para simplificar transacciones MERCADOS Crédito: EFE.

Venezuela frente a nueva reconversión monetaria: eliminar seis ceros del bolívar para simplificar transacciones

De concretarse la reconversión, sería la tercera en menos de 15 años y la segunda en menos de tres. La primera reconversión se dio en 2008, con Hugo Chávez en el poder, recortándole tres ceros a la moneda. Una década después, Nicolás Maduro firmó, primero, la eliminación de cinco ceros, y luego, la emisión de una familia de billetes.


Un informe de la agencia Bloomberg asegura que Venezuela tiene lista una nueva reconversión monetaria para el octavo mes del año. La medida, que consistiría en eliminar seis ceros al bolívar, «buscaría —de acuerdo al medio— simplificar las transacciones diarias que a duras penas caben en una calculadora o que requieren pasar la tarjeta varias veces para completar una compra».

La agencia estadounidense cita a tres fuentes cercanas al Banco Central de Venezuela (BCV) que confirman que Maduro tiene planificado suprimir seis ceros más al bolívar a partir de agosto. El gobierno de Maduro repetirá su formula de rediseñar el cono monetario, pese a que los intentos anteriores de emitir billetes de mayor denominación no resolvieron los problemas creados por la endémica inflación. El BCV no emite información oficial a los medios de comunicación.

El cambio implicaría que un dólar costaría 3,2 bolívares en lugar de los 3.219.000 actuales.

Bloomberg señala que «pese a que los intentos anteriores de relanzar la moneda eliminando ceros e imprimiendo nuevos billetes fracasaron poco después de la implementación, una serie de reformas recientes que han frenado el aumento de los precios al consumidor podrían significar que hay más posibilidades de que funcione esta vez”.

Venezuela ha adoptado el dólar estadounidense como moneda corriente para muchas transacciones diarias. Sin embargo, la mayoría de los venezolanos solo ganan en bolívares y la moneda local es necesaria para cosas como las tarifas de micro, estacionamiento y propinas.

Los pagos electrónicos están en auge en Venezuela, por lo que el BCV no debería tener que imprimir tantos billetes nuevos como en anteriores “redenominaciones”, dijeron los voceros. Además, señalaron que la entidad probablemente emitirá seis denominaciones diferentes que irían desde 2 hasta 100 bolívares, precisaron. Y el nombre seguiría siendo “bolívar soberano”.

El impulso para simplificar las transacciones en bolívares proviene en gran medida de empresas que han planteado el problema al Gobierno. Pagar impuestos. y ciertos cálculos contables se han vuelto absurdamente complejos.

En 2018 Venezuela realizó una “redenominación” a su moneda e imprimió billetes de 1 000 000 bolívares, el más alto en su historia financiera. “Pero esa factura ahora vale solo USD 0,32 y no es suficiente para comprar una taza de café”, señala Bloomberg.

Desde 2008 hasta la fecha, bajo los gobiernos de Hugo Chávez (+) y de Nicolás Maduro, Venezuela ha eliminado ocho ceros a su moneda “ya que la hiperinflación diezmó los ahorros de las personas”.

¿Está Venezuela viviendo el final de su hiperinflación?

Venezuela lleva inmersa en la pesadilla de la hiperinflación desde noviembre de 2017, una época de cifras mareantes que ha derivado en una dolarización espontánea como boya de salvación. Sin embargo, en los últimos meses, el incremento de los precios ha comenzado a frenarse, lo que alimenta la esperanza de dejar atrás el mal sueño.

Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la inflación en mayo fue del 19,6 %, mientras que en abril cerró en el 33,4 % y en marzo fue del 9,1 %. Por su parte, el Banco Central de Venezuela (BCV) reportó una inflación en mayo del 28,5 %, del 24,6 % en abril y del 16,1 % en marzo.

De ese modo, la inflación se ha ubicado tres meses consecutivos, según ambas fuentes, por debajo del 50 % que marca la hiperinflación, pues el OVF reportó en febrero un 50,9 %, aunque el BCV la cifró en el 33,8 % en ese mes.

Entre la cautela y el espejismo

Frente a estos datos, el decano de la facultad Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Ronald Balza, explicó a Efe que la hiperinflación comienza cuando en un mes supera el 50 % y solo se puede dar por concluida cuando transcurren doce por debajo de ese porcentaje.

«Son doce meses sin volver a tener el 50 % en un mes porque, una vez superas el 50 %, las distorsiones que hay en el sistema fiscal y monetario son tan severas que hay que asegurarse de corregirlas para decir que la hiperinflación se detuvo», detalla.

Por eso, a la espera de que pase un año, Balza subrayó que «lamentablemente no se ha visto nada que nos haga pensar que sí se va a salir de la hiperinflación porque no hay corrección fiscal a la vista».

A su cautela se suma que, «más de una vez ha ocurrido», desde noviembre de 2017, que un mes la inflación supera el 50 %, «luego vienen tres meses en los que no, y al cuarto mes vuelve a subir porque la máquina que genera la hiperinflación sigue activa».

Esa máquina es la del «desajuste fiscal severo que termina siendo solventando con emisión monetaria» .

«El Gobierno tiene una cantidad de gastos que nosotros desconocemos porque no conocemos el presupuesto, pero vemos que recibe una cantidad de bolívares del BCV que no sabes cuál es el destino y, esa cantidad de bolívares que va al Gobierno no sabemos cómo es su entrada a la economía, no sabemos por qué vía, y presionan los precios de un modo continuo», destacó.

Balza comparó la situación con la de Bolivia en la década de 1980, cuando, para superar la hiperinflación, «decidieron aumentar el precio de la gasolina», tal y como hizo el Gobierno de Nicolás Maduro en 2020, eso permitió que el Ejecutivo recibiera unos ingresos y «dejara de financiarse con el banco central».

A eso se sumaron préstamos internacionales que hicieron que «el hueco fiscal que había se llenase con ingresos internos y externos y dejó de usarse el banco central», lo que puso fin al ciclo hiperinflacionario.

«Todo va p’arriba»

En las calles, ese pequeño respiro apenas se nota, especialmente porque, tal y como dice Balza, la mayoría de la población ha sufrido un «empobrecimiento súbito» por la hiperinflación. El mesonero jubilado Alex Niebles lo ratifica a Efe: «‘p’arriba todo, no ha bajado nada, todo es una inflación».

«Actualmente no le veo ninguna estabilidad, todo es al contrario, una inflación que yo creo que aquí todo el mundo se está quejando, el sueldo no alcanza para comprar nada, nada, nada», subraya.

Niebles explica que «el dólar se ha impuesto» como moneda de pago, y «todo» producto tiene sus precios expresados en dólares. Eso sí, su pensión sigue siendo en bolívares, siete millones o 2,1 dólares, por lo que debe recurrir a la venta callejera para completar sus ingresos.

Con él coincide Edith Aponte, una ama de casa que si bien observa que los precios de los productos básicos como una bolsa de arroz o de harina de maíz -básico en la dieta venezolana- se mantiene en un dólar desde hace meses, considera que todo sigue «extremadamente caro» y el sueldo no «alcanza para absolutamente nada».

«Comemos y nos reducimos, yo soy ama de casa y compro una harina y tengo que tratar de rendirla; (los precios) están por las nubes, los huevos ni hablar, igual el queso para el desayuno», subraya.

Es la semilla que sembró la hiperinflación durante más de tres años y ha germinado con un empobrecimiento generalizado que resume Maikel Lugo, desempleado y padre un bebé de dos meses: «Esto es fatal, cada día la situación país se pone más dura».

La pesadilla todavía promete ser larga.

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