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Los billonarios chilenos que no figuran en los rankings: Fernández León, Juan Rassmuss y José Said


Para los billonarios chilenos puede ser un activo no estar bajo la lupa de Forbes, pero el crecimiento de la economía chilena —cuyo PIB se duplicó en seis años—, el boom del cobre, la globalización y el mayor poder adquisitivo de la clase media, han valorizado sus patrimonios sobre los mil millones dólares.

La revista Forbes incluyó en su última edición a la viuda Iris Fontbona de Luksic (US$17.800), los hermanos Matte (US$10.200 millones), Horst Paulmann (US$ 9.300 millones) y el Presidente Piñera (US$ 2.400 millones) entre las fortunas más grandes del planeta. El primero que apareció en la lista fue el fallecido Anacleto Angelini, en 1990, cuya sucesión figura con US$ 1.200 millones.

Los otros billonarios —aquellos que no se conocen públicamente— son, en general, personas de muy bajo perfil que probablemente no le dirían ni a sus más amigos que ostentan esa ventajosa posición.

Eduardo Fernández León es uno de ellos: posee paquetes accionarios en Entel (5,12%), Banmédica (28,5%) y Pucobre (24,8%), valorados en US$ 245 millones, US$ 421,8 millones, y $ 248 millones, respectivamente. El Mostrador Mercados tomó las participaciones en cada una de las empresas —tanto directas como indirectas— multiplicándolas por su valor en bolsa al día de ayer y usando un precio de dólar de $ 500. En el caso de Pucobre, que está en el IGPA, se calculó al último día transado.

Fernández León es un hombre de hablar acampado, muy religioso —es miembro del Opus Dei y colaborador de los Legionarios de Cristo— que participa siempre con los mismos socios, sus amigos Juan Hurtado Vicuña, José Antonio Garcés, los hermanos Izquierdo Menéndez, la familia uruguaya Gianoli y los Matte, con quienes sólo comparte propiedad en Entel.

Otro de sus negocios es el 17,7% del Consorcio que, hasta la compra del Banco Monex, era la mayor empresa de negocios no financieros del país. Su valor libro, según informó la empresa, es de US$ 1.100 millones y el económico si se considera 1,5 veces alcanza a US$ 1.650 millones, de los cuales US$ 292 millones entran al patrimonio de Fernández León. En total, su fortuna asciende US$ 1.206 millones.

Falta el negocio inmobiliario que nació de la actividad agrícola de su padre, dueño de 5 mil hectáreas de campos. No fueron expropiados por la reforma agraria gracias a la subdivisión de los terrenos. Cada uno de los ocho hermanos recibió una porción. El puntapié inicial que, quizás, marcó el interés del Negro —como lo apodan— lo dio el hermano mayor, quien en 1964 aconsejó al padre permutar un fundo en Cumpeo por 15 hectáreas en Vitacura.

El ha dicho que es la oveja negra de la familia, porque no le gustó la agricultura. Su mayor pasión es el desarrollo inmobiliario: sabe cuántas casas se han vendido en Las Brisas de Santo Domingo o de Chicureo —los más conocidos— o en Argentina (Ayres de Pilar, Ayres de Villa, Ayres Norte, San Sebastián) que posee a través de su holding FFV, cuyo socio principal es José Antonio Garcés, aunque en el país vecino cuenta con distintos socios, entre ellos, los Lecaros Menéndez.

El barrio El Golf lleva su sello con los edificios en Presidente Riesco, diseñados por el famoso arquitecto Borja Huidobro, dos frente a la Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, uno de los cuales compró Anacleto Angelini. Levantó también los edificios de Banmédica y los del grupo Matte en Apoquindo. Según uno de sus colaboradores más estrechos, este negocio representa el 10% de sus activos, lo que se traduce en US$ 120 millones. Su fortuna en activos asciende entonces a US$ 1.326 millones.

El billonario minero

Fuera del mundo minero, a Juan Rassmuss Echecopar no le ponen cara y su nombre se asocia exclusivamente a la CAP. Su caso es un clásico dentro de la minería, donde muchas empresas no son abiertas en bolsa, pero valen varias veces más que aquéllas que sí lo son.

Su fortuna se calcula en cerca de US$ 1.800 millones, una cifra que no sale de su boca, sino de quienes conocen de cerca sus inversiones y han estimado su patrimonio. Sólo su porcentaje en CAP —un 16%, a través de Cemin e Invercap, aunque algunos aseguran que es bastante superior a esa cifra— vale en bolsa US$ 1.044 millones.

Cemin es su holding minero: tiene un 51%. El resto es de la sociedad panameña South American Minerals, de la que nunca ha confirmado si es socio o no.

A través de Cemin posee propiedades de cobre desde la I a la VI regiones: dos minas de cobre —Dos Amigos (Domeyko, IV Región) y Amalia (Catemu, en la V) —, y una mina de oro en Pullally, V Región.

A fines de los 80 compró acciones de CAP y SQM y luego hizo un canje con Julio Ponce Lerou, controlador de SQM. Rassmuss se quedó en CAP y Ponce en SQM. Ambos son amigos de la época en que Ponce era director de Enami y Rassmuss un cliente que le vendía cobre.

Nacido en Perú, vivió hasta los 15 años en Rumania y Berlín, regresó a Lima y estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería, donde tuvo una formación teórica y práctica. Aprendió a construir túneles y, a sus más de 80 años, puede subir a la punta de un volcán a buscar azufre para producir ácido sulfúrico, uno de los insumos que más incide en los costos del cobre.

En Perú controla el 80% de Mepsa, una metalúrgica que fabrica bolas para triturar minerales y que cotiza en la Bolsa de Lima, pero como no ha tenido transacciones en el último tiempo no es posible conocer su capitalización bursátil. En 2011 anotó utilidades por US$32 millones y su rentabilidad sobre patrimonio oscila entre 8 y 12%. También es dueño de otra peruana, Sudamericana de Fibras, la única empresa dedicada a la producción de fibras acrílicas hiladas en seco en el Sudamérica. Es una sociedad cerrada que vende sobre US$100 millones y cuyo 95% controla Rassmuss.

En Argentina es socio de Cimet, la segunda compañía de cables de cobre que anota pérdidas. En San Pablo, Brasil, posee 200 hectáreas junto a su abogado y amigo Luis Eduardo Correa. En Batuco, 600 hectáreas que eran parte de una mina de cobre que él explotó y cerró. Piensa levantar viviendas sociales una vez que llegue a un acuerdo con la cartera de Vivienda.

Quizás la inversión más ajena —por estar fuera del área productiva—, es la de Seguros Nuevo Mundo, compañía de seguros de vida y generales en Venezuela, que sigue operando pese a los cambios políticos y cuyo vicepresidente es Rassmuss.

Desde 2009 su único hijo, Juan Enrique, ha ido asumiendo responsabilidades. La primera fue reemplazar a su padre en el directorio de CAP.

Billonario feliz

 José Said no necesita presentación. Aunque ya no debe hablarse del grupo Said, sino de la familia Said Somavía, porque él ha delegado en su único hijo hombre, Salvador, las responsabilidades en los directorios y es también la cabeza de la oficina que maneja las inversiones familiares, donde también participan sus tres hermanas.

Said, que nació en Arequipa y llegó a Chile a los cinco años, ha trabajado siempre con socios. Ello desde los tiempos del desaparecido Banco del Trabajo, donde compartía propiedad con Anacleto Angelini y Agustín Edwards. El Parque Arauco debe ser una de las compañías por la que han pasado más accionistas; el único que está desde los inicios es José Said, además de su tío Domingo. En el primer mall de Chile, abierto en 1982, los Said Somavía tienen un 27,23% valorado en US$ 393 millones.

Aunque el negocio más rentable de su historia empresarial es Embotelladora Andina, que estaba quebrada y la compraron junto a José Antonio Garcés, Alberto Hurtado Fuenzalida y Jaime Said Demaría en US$ 5 millones. Hoy vale US$ 3.630 millones, de los cuales US$ 489 millones pertenecen a los Said, que poseen un 13,5% de la propiedad.

En el BBVA, el antiguo Banco BHIF, que pasó a ser controlado por el grupo español, la familia tiene un 16,3%, lo que se traduce en US$331 millones, dado que el valor del banco alcanza a US$ 2.031 millones.

En Cruz Blanca, la isapre que compraron junto al fondo Linzor Capital, controlan un 40,85%. Con una capitalización bursátil de US$ 712 millones, su paquete alcanza un valor de US$ 291 millones. La compañía se abrió a la bolsa en junio del año pasado y agrupa a Integramédica, las clínicas Reñaca, Antofagasta y San José de Arica.

Mientras, en Envases del Pacífico, la mayor empresa de envases flexibles, el 46,8% que posee la familia vale US$ 80 millones en bolsa.

Issa Said, el abuelo que emigró desde Belén, recaló en Perú, donde hizo fortuna con la industria textil. El nieto la multiplicó hasta llegar a los US$ 1.584 millones. Said en árabe significa feliz. Un buen apellido para un billonario.

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