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Opinión: ¿Y ahora qué?


Julio Naray, Director de Inversiones Van Trust Capital

Durante las últimas jornadas bursátiles hemos observado un gran nivel de volatilidad en los precios de las diversas clases de activos a nivel global (monedas, acciones, bonos soberanos, bonos corporativos, commodities, entre otros).

Esta inestabilidad de precios ha sido un reflejo, en  gran medida, de los problemas que  está enfrentando la economía mundial, producto del desequilibrio político y económico que se está viviendo en el mundo del Euro. Al problema político y económico de Grecia, se ha sumado la baja en la clasificación de riesgo de la deuda española efectuada hace unos días atrás, por nombrar algunos hechos recientes.

Y pese a lo sucedido el domingo 17 de junio, la volatilidad continuará. Lo que hemos vivido es simplemente el cierre de un capítulo político importante en Europa con las elecciones en Grecia. Sin embargo,  se abre otro, que es el lograr generar una coalición de gobierno entre el partido ganador, que representa la Nueva Democracia Conservadora  y que involucra el continuar en el mundo del Euro, y el resto de los partidos. La tarea será dura ya que después de haber logrado generar una nueva administración, ésta deberá sentarse a renegociar su deuda y cumplir los protocolos que le establezcan.

En el corto plazo, fuentes adicionales de riesgo que deberíamos observar son los siguientes acontecimientos:

  • Los resultados del stress test el próximo 21 de junio, al cual está siendo sometida la banca española, situación que debería generar una alta especulación y ansiedad en el mercado financiero global.
  • La conclusión que se obtenga de la reunión del G-20, que se está llevando a cabo en Los Cabos, México, y en la cual, como hecho anecdótico, Chile participa como invitado.

Pero más allá del corto plazo, lo que debiera ser relevante es ver cómo se puede lograr dar una solución al nivel de endeudamiento soberano europeo, resguardando las cuentas fiscales y lograr la unión Europea en una Unión Fiscal; y determinar y mantener los niveles de liquidez financieros necesarios en el mercado.

En cualquier caso, la solución que se alcance depende en gran medida de la voluntad política de las naciones miembros del Euro, de los deudores netos, así como de los acreedores netos, de su real apoyo, manejo y humildad para enfrentar la solución a este grave problema que los afecta, situación que hasta el momento ha estado lejos de lo observado.

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