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Opinión: Los autores y la industria


Por Juan Antonio Durán, Director General de la Sociedad Chilena de Derecho de Autor, SCD

En la semana en que se reconoce mundialmente al derecho de autor y la propiedad intelectual, resulta pertinente analizar el valor que los países le dan al aporte que los creadores –a través de las distintas expresiones culturales– hacen al desarrollo de una nación.

A nivel mundial, las llamadas industrias creativas o culturales, aportan el 7% del PIB y alrededor del 11% del empleo, según cifras del Banco Mundial. En Chile, la última cifra que se maneja presenta un crecimiento respecto a la medición anterior: el aporte de la industria cultural al PIB chileno, es de un 1,6%, mayor al de sectores como la pesca, lo que da cuenta de un sector en pleno desarrollo.

Sin embargo, una serie de antecedentes indican que, en el ámbito legislativo, no se pondera adecuadamente la importancia para el país de la industria cultural, más allá de todos sus efectos sobre nuestra identidad, patrimonio, educación, etc. Solo basta observar como la pesca ha tomado mucha más relevancia en la discusión legislativa y del país, siendo que la cultura es un sector hoy numéricamente más relevante para la economía.

Según informa el Observatorio de Políticas Culturales, el 80% de los proyectos relacionados con cultura no tienen movimiento en el Parlamento. Entre ellos, un proyecto presentado por el actual gobierno -que formó parte de un mensaje presidencial- para promover la música chilena en las radios, cuyo último trámite en el parlamento consistió en su ingreso como proyecto. De ahí en adelante nada.

Ya se anuncia, además, que el proyecto de creación de un Ministerio de Cultura, visto -al menos conceptualmente- como positivo por el medio artístico nacional, no alcanzará a aprobarse en esta administración, dado que aún no existe ni siquiera un borrador definitivo del proyecto.

Finalmente, tampoco se han observado indicios en la agenda legislativa relacionados con la promesa del programa del Presidente Piñera, en cuanto a avanzar en la protección de los derechos de los autores y artistas en el ámbito digital. Este es un tema contingente y relevante, sobre todo en esta semana en que mundialmente se reconoce la importancia del resguardo de los derechos de autor y la propiedad intelectual.

Muchas naciones desarrolladas, especialmente Estados Unidos y países europeos, han comprendido desde hace muchos años que la industria de la entretención y/o cultural puede ser una vía importante para el crecimiento del país, y ponen estos temas como prioridad en la mesa a la hora de negociar tratados de libre comercio u otros.

Cabe preguntarnos entonces, qué tipo de sociedad queremos ser: una con vocación de consumidores de bienes culturales importados, o un país que da valor a su producción cultural y potencia a sus creadores y sus talentos, lo suficiente como para impulsar decididamente una industria cultural propia, orientada hacia el país y hacia el mundo.

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