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Opinión: ¿Será posible el voto disidente en la Nueva Mayoría?


Durante la primera vuelta, Michelle Bachelet llamó a sus seguidores a votar por aquellos candidatos al Congreso que apoyaban los ejes centrales de su propuesta de gobierno. Para nadie es un misterio que los resultados obtenidos por la Concertación, el Partido Comunista, el Partido Liberal y un grupo de parlamentarios independientes le conferirían a la candidata de ese pacto una buena ventaja en el Congreso en el evento de resultar electa.

En efecto, con los datos a la fecha, ella gobernaría con mayoría en ambas cámaras, logrando a su vez el quórum de las cuatro séptimas partes en la Cámara de Diputados, incluso el de tres quintos con la ayuda de tales independientes.

En el Senado, si su pacto logra sumar al senador independiente, que también se ha mostrado afín al ideario de la llamada Nueva Mayoría, lograría el quórum de las cuatro séptimas partes. Así, podría reformar las leyes del Banco Central, la de propiedad minera, la del Tribunal Constitucional, entre otras. Es más, en un escenario no tan incierto, si consigue en el Senado un apoyo adicional podría obtener el quórum de los tres quintas partes del Congreso y así reformar algunos capítulos de la Constitución, como el relativo al Banco Central y al de Gobierno, que contiene materias como la duración del mandato presidencial, entre otros.

No obstante, durante la campaña y sobre todo en los primeros meses de la misma, diversas fueron las voces de renombrados expertos que, identificados con la Concertación, alzaron su voz para disentir de varios planteamientos de la candidata Bachelet. Se escucharon fuertes divergencias en materia educacional no sólo respecto a la gratuidad universal, sino también sobre la continuidad, como tal, de los colegios particulares que reciben financiamiento del Estado. En materia tributaria también sonaron firmemente voces que desde ese sector discreparon sobre la eliminación del FUT en vista de los efectos negativos que ello produciría en la economía y en las PYMES.

En materia constitucional también hubo diferencias, siendo tal vez la más palpable, la relativa al mecanismo para llevar a cabo el cambio a la Carta Fundamental. Posiblemente la cercanía con el momento de la elección ha hecho que esas voces estén más silentes al fragor de una campaña que cierra filas ante la posibilidad de llegar al poder. Pero si la candidata de la izquierda resultare electa, ¿volveremos a escuchar esas voces disidentes, potentes y resonantes, de boca de algunos diputados y senadores de la Nueva Mayoría que hagan eco de esa discordia interna? Está por verse.

Por de pronto a nivel programático pareciera ser que el peso de aquellos disidentes fue menor, logrando tan sólo ganar en ambigüedad respecto de algunos aspectos del programa de Bachelet, dejando así algo de espacio para estas voces. No sabemos si esto cambiará de ejercer el poder la Nueva Mayoría, pero no olvidemos que seguir a los demás, aunque sea a un precipicio, puede ser una conducta racional. Lo cierto es que si determinadas propuestas de Bachelet no concitan el apoyo de toda esta Nueva Mayoría, se requerirá de un actuar mucho más valiente y decidido de parte de esos sectores, más moderados tal vez, que el que han mostrado hasta ahora.

Natalia González
Directora del Programa Legislativo
Libertad y Desarrollo

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