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Israel tiene el mayor nivel de pobreza de la OCDE conforme crece la cantidad de pobres que trabajan


Al no poder pagar el alquiler y luego de que se rechazara su solicitud de una vivienda pública, Yafit Krisi, su esposo y sus cuatro hijos se trasladaron a una carpa frente a la alcaldía de Ashkelon, en la costa de Israel sobre el Mediterráneo.

“La vida en Israel es muy difícil y todo es muy caro”, dice la mujer de 33 años, mientras sus hijos juegan en el predio de estacionamiento cercano.

La familia abandonó su tienda luego de que un amigo del alcalde de Ashkelon les proporcionara lo suficiente para alquilar un apartamento, agregó Krisi. Ella y su esposo ganan alrededor de 6.000 shekels (US$1.721) por mes en sus empleos en un balneario local, cifra por debajo de la línea oficial de pobreza.

Los Krisi representan un sector de la economía israelí que crece: los pobres que trabajan.

En Israel, la pobreza –el 20,9 por ciento de los hogares- es mayor que en cualquier otro país de los 34 que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, según mediciones de la OCDE. Muy afectados por el creciente costo de vida y la declinación salarial, la cantidad de israelíes empleados y empobrecidos ha experimentado un marcado aumento a pesar de que la economía del país tuvo un desempeño mejor que las de Estados Unidos y Europa en los últimos años.

Sus dificultades dan por tierra con las ideas tradicionales sobre la pobreza en Israel, que se consideraba era producto del desempleo entre los ciudadanos árabes y los judíos ultraortodoxos. La pobreza, sumada a la desigualdad del ingreso, la quinta de la OCDE, eclipsa parte del lucimiento económico del país que inspiró “Start-Up Nation” (País emprendedor), un libro de Dan Senor y Saul Singer que señaló que Israel tenía el nivel de creación de nuevas empresas per cápita más alto del mundo.

Dos Israel

“En una cáscara de nuez hay dos Israel”, dijo Dan Ben-David, director ejecutivo del Centro Taub de Estudios de Políticas Sociales en Jerusalén. La investigación de Taub indica que una creciente cantidad de israelíes no está capacitado para trabajar en la economía tecnológica del país. “No sólo es enorme, sino que su porcentaje del total aumenta”, dijo Ben-David.

Uno de cada tres niños vive en la pobreza en Israel, que en 2010 se incorporó a la OCDE, que por lo general integran los países más ricos del mundo. Un año después, 400.000 israelíes salieron a la calle para protestar por la falta de viviendas accesibles y el elevado costo de vida. Muchos de ellos, cuyos pasos siguieron luego los Krisi, instalaron carpas para dramatizar la escasez de viviendas.

En los últimos cinco años, la economía de Israel ha crecido un promedio de más de 4 por ciento anual, en comparación con 0,7 por ciento de la OCDE, pero ha sido una expansión despareja.

“Cuando se habla de lo buena que es la economía israelí, se trata de una mentira”, dice Avishav Braverman, miembro del Partido Laborista opositor, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos del parlamento y ex funcionario del Banco Mundial. “La gente trabaja, pero lo hace por sueldos muy bajos”.

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