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Plan de los gigantes farmacéuticos en ola de transacciones es ser el mejor, el primero o desaparecer


Hacer pocas cosas y hacerlas bien.

Esa es la estrategia que la industria farmacéutica sigue en una ola de transacciones en la cual compañías chicas crecen y empresas grandes se reducen. Se trata de una reformulación del sector que viene avanzando desde 2011 y que alcanzó esta semana un momento culminante con un brote de actividad de Pfizer Inc., GlaxoSmithKline Plc y Valeant Pharmaceuticals International Inc.

Las mayores compañías farmacéuticas reorganizan divisiones para deshacerse de aquellas que no las convierten en líderes en un mercado específico, mientras que los actores más pequeños compran rivales para agrandarse, ya que de lo contrario otras empresas los absorberían.

“Todos quieren concentrarse donde puedan tener una posición de liderazgo o por lo menos estar entre los principales”, dijo Jeff Jonas, un administrador de cartera de Gabelli Funds LLC de US$50.000 millones, en una entrevista telefónica.

Esa es la razón por la cual compañías farmacéuticas como la londinense Glaxo abandonan las operaciones relacionadas con el cáncer en momentos en que crece Novartis AG, que tiene sede en Basilea, Suiza. Tal vez también sea ese el motivo por el cual Pfizer, con sede en Nueva York, que tiene una serie de drogas oncológicas prometedoras, trató de comprar AstraZeneca Plc, la empresa farmacéutica de Londres que cuenta con una cartera de cáncer complementaria.

Con ese fin, Novartis acordó ayer la compra de las operaciones de cáncer de Glaxo por US$16.000 millones, vender a Glaxo su línea de vacunas por US$7.100 millones y vender su sector de salud animal a Eli Lilly Co. por US$5.400 millones. Valeant, por su parte, dio a conocer una oferta para comprar Allergan Inc. por US$45.700 millones, parte de su anunciada estrategia para incorporarse a las filas de las cinco mayores compañías farmacéuticas del mundo.

US$141.000 millones en 12 meses

La triple transacción refleja el período más activo del sector desde 2009, con US$141.000 millones en ventas o adquisiciones de compañías farmacéuticas en 12 meses, según datos que recopiló Bloomberg.

La estrategia de ser el primero o desaparecer fue lo que justificó la parte de Lilly, que tiene sede en Indianápolis, en el acuerdo Novartis-Glaxo, dijo John Lechleiter, el máximo responsable ejecutivo de Lilly. Si bien los medicamentos veterinarios no eran una prioridad para Novartis, Lilly buscaba que lo fueran.

“Es más importante estar en ese primer plano de compañías globales”, dijo ayer Lechleiter en entrevista telefónica. “Si bien antes no pasábamos desapercibidos, ahora es evidente que somos una de las compañías más importantes”.

Una vez concluido el acuerdo, Lilly pasará a ser la segunda mayor compañía en salud animal después de Zoetis Inc., dijo Mark Purcell, un analista de Barclays Plc, en una nota a clientes.

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