Una de las figuras emblemáticas de la tecnocracia de la Concertación salió a defender la Reforma Tributaria, desmarcándose así de las críticas que la han hecho personajes como los ex ministros de Hacienda Alejandro Foxley, Eduardo Aninat, Andrés Velasco y Manuel Marfán.
Se trata de José De Gregorio, ex presidente del Banco Central y biministro durante el gobierno de Ricardo Lagos.
Hasta ahora se había mantenido en general al margen del debate, a pesar de que fue parte del equipo programático durante la campaña de Michelle Bachelet.
En el desayuno anual de Chilemat, De Gregorio dijo que la Reforma Tributaria es «indispensable». Agregó que el impacto en el crecimiento será mínimo, «significa más o menos 0,4% puntos de crecimiento», en caso súper extremo. Pero agrega que el beneficio será «un Chile más equitativo, con paz social y con mejores políticas públicas.
«Los problemas de inequidad no se solucionarán, pero en la etapa de desarrollo que estamos más que se justifica hacer un esfuerzo en post de la inclusión social, por razones éticas y necesarias para lograr el desarrollo. Chile es un país para todos, empresarios y trabajadores y es un grave error pensar que esto es una confrontación».
Dijo apoyar la eliminación del FUT porque amplía la base tributaria y en el caso del proyecto del gobierno, recaudaría la mitad de los 3 puntos del PIB que pretende, aunque deslizó que la desintegración del sistema puede ser una mejor opción.
Críticas a los críticos
El ex presidente del Banco Central tuvo duras palabras a los que la critican con «argumentos falaces y falta de rigor» lo propuesto por la reforma. «Hay que evitar la tentación de quienes no quieren reformas y para demorarla tienen discusiones improductivas».
Su apoyo al proyecto si tiene algunos matices. Dice que la incertidumbre que reina entre el empresariado acerca de la versión final generará que ahorren y no gasten. Y eso, advierte De Gregorio, en una etapa de desaceleración económica «le agrega más contracción a la desaceleración».
Como herramientas para mitigar ese impacto, el economista dice que está la política monetaria, una reforma energética que destrabe los grandes proyectos y reactivar el sistema de concesiones.
Pide más y mejor debate
Donde sí deslizó críticas al gobierno es en la forma en que ha llevado el debate.
Dijo que la reforma es «un cambio histórico que tiene que hacerse bien». Señaló que hay tiempo y pidió mayor profundidad en el debate en el Senado y que se tome más tiempo, criticando «los 15 minutos, como ocurrió en la Cámara de Diputados».
«Yo estoy seguro que si tenemos una discusión con la mente abierta, con mucha claridad en los objetivos a conseguir y muy rigurosa vamos a poder tener una economía más próspera e integrada», afirmó.
Finalmente, dijo que es real que Chile no podrá llegar al desarrollo al ritmo en que está bajando la desigualdad, y eso hace la reforma más urgente aún. Pero advirtió contra el populismo. «La alternativa a la reforma es un clima aún más polarizado, con efectos en crecimiento e inversión. Los problemas de inequidad no se van a solucionar, pero en la etapa en que estamos se justifica».
