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Gigante austriaco Plansee se transformó en principal socio de los Matte, Mustakis y Gianoli en Molymet


En el primer trimestre de este año, la austriaca Plansee consiguió comprar un 5% de la propiedad de Molymet, alcanzando así el 20% de las acciones. Eso le dio derecho a elegir a dos de los 9 directores. Ya estaba Michael Schwarzkopf en la directiva y ahora se le sumó Bernard Schretter.

Plansee reúne a un grupo de empresas enfocadas en lo que se llama materiales de pulvimetalurgia, que sirven para fabricar partes y piezas. Se trata de una compañía privada, cuya propiedad está en manos de la tercera generación de la familia Schwarzkopf y su CEO es Michael Schwarzkopf, el mismo que ocupa desde hace tres años el directorio de Molymet. En 2013 tuvo ventas por 1.230 millones de euros, distribuidas en Europa (48%), América (32%) y Asia (20%); y empleó a 5.710 personas.

La oficina de abogados que ha asesorado a Plansee es Guerrero Olivos, que en su página web indica que la austriaca los “ha retenido (…) para ayudarla a apoyar la toma de control del mayor procesador del mundo de molibdeno, Molymet”. El socio a cargo es Sebastián Guerrero, junto con Tomás Kubick.

La firma europea puso su primer pie en marzo de 2011 cuando adquirió el 7% de Molymet, pagando US$ 198 millones. Es decir, ofrecieron $10.650 por acción, lo que tentó a las familias mayoritarias a abrirse a un integrante nuevo. Los Gutiérrez Gianoli, los Matte Larraín y los Mustakis enajenaron a ese precio.

De ahí en adelante, Plansee ha mantenido vigente su interés y ha ido comprando cada vez que puede. Las sociedades Nueva Carenpa, Inversiones Lombardía, Marea Sur y Rentas e Inversiones Octay le han vendido. Todas ellas tienen una relación de parentesco, pues pertenecen a las familias Gutiérrez Gianoli, Pirola Gianoli y Barriga Gianoli; y si en diciembre de 2010 contaban en conjunto con un 32% de las acciones, a marzo ese porcentaje había caído a 26,65%.

Este año se produjeron, al menos, dos operaciones importantes informadas a la SVS: una en enero y otra en febrero. Primero vendieron 1.795.377 acciones a un precio promedio de $ 8.292, que implicó una transacción de alrededor de US$ 27 millones. Al mes siguiente traspasaron otras 329.049 acciones a $ 9.300, lo que les generó alrededor de US$ 5,5 millones más.

A lo que se sumó que, entre diciembre y enero, la empresa realizó una nueva emisión de acciones y por cada acción de la compañía se tenía derecho a suscribir un 0,04632889 a US$ 17. Lo más probable es que Plansee haya tomado el derecho de suscripción de otros accionistas y así elevó su participación.

Eso sucedió en el primer trimestre y, desde ese momento a esta parte, los accionistas históricos han comprado paquetes pequeños cada vez que el precio ha bajado de los $8.000. Hasta mayo habían adquirido alrededor de US$ 5 millones. La verdad es que queda muy poco que comprar, ya que a diciembre estaba el 84,6% de las acciones en manos de los 5 grupos de accionistas mayoritarios (Plansee, Gianoli, Gianoli Gainza, Matte Larraín y Mustakis).

Zona rara de alto interés

El origen de Molymet data de 1936, cuando Antonio Gianoli y George Mustakis crearon la Fábrica Nacional de Carburo Ltda., en Los Andes. Las utilidades consolidadas de Molibdenos y Metales ascendieron a US$ 27,4 millones el año pasado, elevándose 65,6% respecto al ejercicio anterior. Esto, pese a que su inversión más riesgosa nuevamente le jugó en contra, ya que la estadounidense Molycorp le implicó reconocer una pérdida de US$ 7,8 millones.

Cifras rojas que nuevamente tendrá que registrar durante este primer trimestre, pues la empresa de tierras raras estuvo muy por debajo de las expectativas. Los ingresos disminuyeron 18% respecto al primer trimestre de 2013, y la pérdida operativa ascendió a US$ 51 millones porque su proyecto “estrella” Mountain Pass no logra ni remotamente llegar a la capacidad de producción instalada. La acción esta semana estaba en US$ 2,9 y el precio más alto del año ha sido US$ 8,0.

Si bien son pocos los inversionistas chilenos que acompañaron a Molymet en la compra de acciones de Molycorp, son más los que apostaron a los bonos convertibles de la compañía que vencen el 2016, los cuales han rentado 23% anual con cupones incluidos.

Tal como Plansee ha seguido invirtiendo en Molymet, esta compañía no ha parado de aumentar su participación en Molycorp. Ya tiene en sus manos el 21% de las acciones, lo que le ha costado US$ 595 millones (alrededor de US$ 13 por acción).

Ingresar a este mercado de tierras raras es difícil, más aún para una empresa extranjera que debe pasar por la autorización del gobierno norteamericano, que considera este negocio de valor estratégico, puesto que estos minerales sirven de insumos para la fabricación de armamentos. Todo eso ya lo consiguió Molymet, pues tiene autorizado un límite de inversión de 27,5%.

Plansee, que produce equipos de alta tecnología que requieren molibdeno y tungsteno para su fabricación –como, por ejemplo, los televisores de pantalla plana y escáneres, entre otros–, señala en su página web que entró a Molymet para asegurarse el abastecimiento de molibdeno y que mira con buenos ojos el ingreso de esta firma a Molycorp.

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