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Presidente del Banco Central adelanta que desaceleración es más persistente de lo estimado y que repunte será más moderado


Las últimas señales de lo que vendrá en el IPoM dio el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, en un seminario organizado por Copeval. Esto, dado que hoy viernes el instituto emisor dará a conocer el Imacec de octubre y que luego de eso entrará en un período de silencio que se prolongará hasta el 15 de diciembre, fecha en que publica el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) y el Informe de Política Monetaria (IPoM).

Varias conclusiones se pueden sacar de la presentación de Vergara ayer. La primera es que el Banco Central revisará a la baja su estimación de crecimiento para 2014 y 2015. Luego de señalar que las proyecciones de actividad económica se han tendido a ajustar a medida que avanza el año, lo que ha sucedido tanto en Chile como en el mundo, indicó que “no debería sorprender si ajustamos nuestra proyección de crecimiento”. En el IPoM de septiembre ya había reducido sus expectativas a una expansión entre 1,75% y 2,25% anual para este año, que implicó una baja respecto al informe de junio que la había supuesto entre 2,5% y 3,5%. Esta vez, la cabeza del Central aludió a que los agentes privados estaban apuntando a un 2% para este ejercicio.

Para el próximo año, el último IPoM situó el crecimiento entre 3 y 4%. Sin embargo, las proyecciones del sector privado más recientes sostienen que estará más cercano al 3%. Mientras que el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, en una entrevista al diario Pulso, se mostró receloso de jugarse por una cifra y señaló que “nuestra proyección es 1,5 punto más en 2015” que en 2014. Cabe señalar que el presupuesto está hecho sobre la base de un incremento de 3,6%.

El ex ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien también expuso en el seminario, anticipó un crecimiento de 2,5% y llamó a “no conformarse”.

El cobre ¿resistirá?

El segundo mensaje es que el precio del cobre ha caído –bajo los US$ 3 la libra, es decir, 12,7% menos desde inicios de año a esta parte–, pero no tanto como otros commodities. Esto que puede ser comparativamente una buena noticia, también trae aparejado un riesgo: que, en algún momento, este metal comience a comportarse como los otros recursos naturales, es decir, que tenga una baja más pronunciada.

El petróleo WTI, por ejemplo, ha caído en el año cerca de 32,28%, lo que es positivo para un país importador neto como Chile.

Sin embargo, las repercusiones de uno y otro son diferentes. De acuerdo a las cuentas de Larraín, una baja de US$ 1 en el precio del petróleo implica US$ 68 millones menos en importaciones para el país; en cambio, una reducción de 1 centavo de dólar en el precio del cobre, equivale a US$ 120 millones menos en ingresos para Chile y US$ 60 millones que dejan de entrar a la cuenta fiscal.

El tercer punto que Vergara enfatizó a partir de algunas cifras que corresponden ya al período octubre-diciembre (demanda interna, catastro de inversión de bienes de capital, consumo interno y ventas minoristas) es que, si bien hay cierta mejoría en el último cuarto del año, es bastante más leve que lo que se esperaba. O sea, “la desaceleración es más persistente” de lo que habían estimado y “la aceleración más moderada”.

La caída de la inversión ha traído como correlato que el déficit de cuenta corriente, que era uno de los aspectos que preocupaba a las autoridades el año pasado, se haya ajustado desde 4% a 1% en la actualidad. En los países vecinos esta reducción no se ha visto, lo que los hace estar en una peor posición para un alza de tasas en Estados Unidos, como todos esperan que ocurra entre el segundo y tercer trimestre.

Sobre el escenario internacional indicó que existe el riesgo de que se produzca una “descomprensión” de las tasas de interés, lo que implicará que éstas suban más rápido que lo que el mercado espera. Esto puede llevar a una venta masiva de activos de largo plazo y a una alta volatilidad, dado que estos activos se encuentran en manos de hedge funds.

Esta es una preocupación de los bancos centrales del mundo, porque la renta fija ya no es un negocio dominado por las entidades bancarias, sino que ahora tienen una posición relevante los fondos de inversión que suelen comportarse como una manada en épocas de presión.

Inflación: díscola, pero domable

Vergara dedicó buena parte de su presentación a la inflación que llegó en octubre a 5,7% anual, muy por arriba del rango meta que va de 2 a 4%. Sin embargo, destacó que las expectativas del mercado la ubican en torno al 3% en 12 y 24 meses.

Explicó que hubo dos sorpresas inflacionarias en el año. La primera se produjo entre marzo y abril y fue provocada por una depreciación del peso (17% en lo que va del año); y la segunda se dio entre septiembre y octubre, interviniendo en el alza de precios predominantemente el costo de la energía y los alimentos. Lo sucedido en la primera parte del año ocurre por una sola vez, pero se queda. No así la inflación provocada por alimentos y energía, que se puede revertir.

Esto lo hace suponer que hacia el segundo o tercer trimestre, la inflación se alojará dentro del rango meta. Aunque indicó más adelante que con una caída del tipo de cambio como la que se dio este año, es bien difícil acotar la subida de precios.

Considerando que el Central apuesta a que la inflación retornará a su cauce y que a la economía le costará más repuntar, algunos analistas tienen previsto que baje nuevamente la tasa una o dos veces más hacia el primer semestre de 2015.

El instituto emisor ha recortado desde octubre a esta parte cerca de 200 puntos base la tasa de política monetaria (TPM), dejándola en 3%. A su vez el mercado presenta tasas históricamente bajas, lo que incentiva el endeudamiento barato. Por esta razón, Vergara expresó que el premio por plazo o riesgo es muy menor en Chile, al igual que afuera, por lo tanto, “no vemos necesidad ni espacio para estímulos adicionales con tasas que están históricamente bajas”.

Por último, recordó a la audiencia que la política monetaria puede suavizar el ciclo económico, pero no hacer crecer la economía. A buen entendedor, pocas palabras.

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