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Ana Botín genera enojo en accionistas minoritarios con decisión de aumento de capital de Santander


La decisión de Ana Botín de recaudar US$7.500 millones de euros (US$8.900 millones) en nuevos fondos para Banco Santander SA ha indignado a algunos inversores que ya están sintiendo nostalgia por los tiempos en que su padre dirigía el banco.

José de Zubeldía, cuya familia ha tenido acciones de Banco Santander por tres generaciones, dijo que Botín traicionó a los inversores minoristas que confiaron en el compromiso de Emilio Botín con los dividendos y su insistencia en que el banco no necesitaba más capital.

“A los accionistas nos clavaron un cuchillo en la espalda”, dijo de Zubeldía, de 67 años, ex consultor de marca retirado cuya familia proviene del puerto español norteño del cual tomó su nombre el banco. “Está yendo contra la palabra de su padre, Don Emilio, y estoy completamente horrorizado”.

Los 3,2 millones de accionistas de Santander tratan de entender la decisión tomada ayer por la actual presidenta de vender acciones y reducir el dividendo que su padre, Emilio, que murió en septiembre, estableció en 2007. Las acciones de Santander se desplomaron 11 por ciento hoy al reanudar las operaciones después de que el consejo de dirección aprobó ayer el aumento de capital de Botín.

El anuncio fue un “giro de 180 grados en la estrategia de capital”, dijeron hoy en un informe Andrea Filtri y Andrés Williams, analistas de Mediobanca Securities de Londres. El “recorte material” en el dividendo “probablemente enoje a algunos inversores ávidos de ingresos”, dijeron.

Tasas en baja

En un momento en que las tasas de depósito bancarias en toda Europa han caído, el rendimiento del dividendo de Santander llegaba a 9 por ciento antes del aumento de capital pese a que la mayor parte de la suma se pagaba en acciones. La nueva política implica un rendimiento de dividendo de un 3 por ciento, según estimaciones de Daragh Quinn, analista de Nomura International en Madrid.

Botín reconoció ayer la necesidad de explicar el cambio de política a los inversores minoristas. De los casi 12.000 millones de acciones de Santander, un 46 por ciento está en manos de inversores minoristas.

“Somos muy sensibles al hecho de que una parte significativa de nuestra base de inversores es minorista”, dijo Botín. “Es importante aclarar que son en su mayoría clientes nuestros –estamos muy cerca de ellos- de modo que haremos un gran esfuerzo para explicarles por qué esto es interesante a nivel financiero”.

Botín, de 54 años, está afirmando su autoridad en el banco que su familia dirige desde por lo menos 1895. Asumió en Santander en septiembre luego de la repentina muerte de su padre, Emilio, que a su vez había asumido la presidencia después de su padre en 1986.

Botín dijo ayer que Santander utilizará los fondos para ampliar su actividad comercial y prestar en mercados en los que ya está presente en busca de “una enorme oportunidad internamente” para aumentar la ganancia.

Es posible que deba convencer a los inversores minoristas. Santander empeoró las cosas permitiendo que sólo los accionistas institucionales participen en la venta de las nuevas acciones, que fueron emitidas con un descuento de casi 10 por ciento, dijo de Zubeldía. “Eso no es justo”, dijo.

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