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Las desconocidas conversaciones entre Álvaro Saieh y Andrónico Luksic acerca de cobertura del Caso Caval

Las desconocidas conversaciones entre Álvaro Saieh y Andrónico Luksic acerca de cobertura del Caso Caval


Una semana antes de que la revista Qué Pasa publicara su golpe periodístico del año: “Un negocio Caval”, Álvaro Saieh se preocupó de llamar a Andrónico Luksic para advertirle del artículo y para decirle que él no sería mencionado.

Quienes conocen de esa conversación dicen que Luksic –vicepresidente del Banco de Chile– no dimensionó lo que le venía encima. Saieh le habría dicho a fines de enero que él mismo había preferido atajar el tema para no perjudicar a la Presidenta Michelle Bachelet y al empresario de ascendencia croata.

Más allá de las verdaderas intenciones de Saieh, los hechos que sucedieron a partir del mentado reportaje indican que Copesa –grupo de medios de comunicación de este empresario– tomó la decisión de seguir la veta de oro que le dio Sergio Bustos con su demanda laboral contra Caval, aunque este caso le pegara a la Presidenta, a su familia y círculo más cercano y, de paso, le diera un zarpazo al grupo económico más rico de Chile.

Después de dos años de caminar por la cuerda floja y de tener que desprenderse de activos para afianzar a CorpBanca y a la cadena de retail SMU, parece que Saieh está de vuelta. No temió abrirse un frente de tensión con el Gobierno, ni otro con el grupo Luksic, al mismo tiempo que realizaba una delicada negociación para mejorar los términos de la fusión de CorpBanca con el banco Itaú que ha forzado a los brasileños a mejorar su oferta inicial.

Luksic a la plaza pública

Seis días después de esa conversación telefónica, el 6 de febrero, la revista publicó el artículo que destruiría la confianza pública en la figura de la Presidenta Michelle Bachelet y que encauzaría el enojo popular hacia Natalia Compagnon, Sebastián Dávalos y Andrónico Luksic.

Extrañamente, la historia principal de portada era una entrevista al candidato a presidente del PS, Camilo Escalona, y una franja en la parte inferior de la revista destacaba el reportaje que terminaría por quebrar las relaciones entre el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, y la Presidenta: “El millonario negocio inmobiliario de la nuera de Bachelet”.

El artículo ocupaba las páginas interiores como si la dirección del medio –a cargo de José Luis Santa María– no supiera lo que tenía entre manos. Aparentemente la revista había cumplido la promesa de Saieh y sólo indicaba que: “Esa semana Natalia Compagnon se reunió en la casa matriz del Banco de Chile con dos de sus máximos ejecutivos, con quienes acordó seguir tramitando el crédito por los canales regulares del banco”.

Sin embargo, ese mismo día Qué Pasa, a través de su cuenta Twitter, daba los datos que había silenciado en el artículo de esa mañana. A las 17:10 señalaba: “1.- La reunión de Natalia Compagnon en el Banco de Chile el 6 de noviembre de 2013, a 11 días de la elección, fue con Andrónico Luksic”. Y a las 17:12 agregaba: “2.- En la reunión de Compagnon – Luksic también estuvo presente Eduardo Ebensperger, grte. de Grandes Empresas de Banco de Chile”.

En la página web de la revista también apareció, el viernes 6 en la noche, que Compagnon se había reunido con el vicepresidente del banco, Andrónico Luksic, y así lo indicó posteriormente la propia Qué Pasa en su edición del 13 de febrero.

El escándalo a través de las redes sociales y medios de comunicación crecía, el Gobierno estaba paralizado, y la lectura que primó al interior del grupo Luksic –no sin resistencia– era que había que transparentar la asistencia de Dávalos a ese encuentro porque Copesa lo haría en cualquier momento, asestándole un nuevo golpe al conglomerado. Esta posición se vio reafirmada tras la portada de La Tercera del 7 de febrero, donde se hablaba de una ofensiva de la Alianza por los negocios de la nuera. En esa crónica se decía expresamente que, en la época en que se negoció el crédito con el Banco de Chile, Sebastián Dávalos trabajaba para Caval.

El domingo 8 se informó al ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, que se daría a conocer a través de un comunicado del banco la presencia de Dávalos y se entregaron los argumentos para esa decisión. El jefe del gabinete pidió un tiempo para evaluar el escenario y, posteriormente, dijo estar de acuerdo. Las versiones de si la Presidenta Michelle Bachelet fue informada ese día o no de lo que iba a suceder, no coinciden.

El lunes 9, en una versión online revisada del artículo del viernes 6, Qué Pasa dio cuenta del comunicado del Banco de Chile, pero agregó que Sergio Bustos, quien gestionó la reunión e interpuso la demanda laboral contra Caval, aseguraba que la presencia de Dávalos fue solicitada por el banco: "Dijeron que el señor Luksic prefería que la señora Compagnon fuera con Sebastián Dávalos, su esposo. Que lo vería con muy buenos ojos". Cosa que ha sido siempre desmentida por Luksic.

El 10 de febrero, Sebastián Dávalos hizo su declaración de intereses y patrimonio y tres días después renunció a su cargo de director Sociocultural de la Presidencia. Ese viernes la revista llevó en portada: “La sombra del hijo”, lo que ameritaba ser así desde un sentido estrictamente periodístico. Optó, eso sí, por un dibujo de La Moneda y la silueta de Dávalos.

En total fueron 5 artículos que ocuparon las portadas de Qué Pasa. El primero es su golpe a la cátedra: “El millonario negocio inmobiliario de la nuera de Bachelet”, a la semana siguiente vendría “La sombra del hijo”; casi al final del mes “Banco de preocupaciones”; “La otra pasada de Caval” y, luego, “La desconocida asesoría de Natalia Compagnon al grupo Luksic”.

Si bien la revista tomó la decisión de publicar una noticia que iba a afectar al núcleo más cercano de la Presidenta Bachelet, a su hijo y nuera, tuvo el cuidado de nunca poner una fotografía de alguno de ellos, como tampoco de Andrónico Luksic, en portada.

Incluso en el número que abordaba las relaciones entre Compagnon y CCU, se optó por destacar la entrevista de la otra candidatura a la presidencia del PS, Isabel Allende, y dejar en una viñeta las asesorías de la nuera de la Jefa de Estado al grupo Luksic. 

Se llamó al director de la revista, José Luis Santa María, para obtener información sobre la manera en que fueron tomadas las decisiones de publicación, sin embargo, se excusó debido a que hay una investigación en curso en Rancagua y por respeto al secreto profesional. También se trató de ubicar a Marco Antonio González, quien es el encargado de velar por los contenidos de Copesa, pero no contestó los mensajes. Lo que sí está claro es que la revista ganó influencia.

¿Por qué a nosotros?

La lectura interna en el grupo Luksic sobre el trato de Álvaro Saieh no es unánime. Hay quienes tienden a creer que son decisiones independientes, tomadas por el grupo editorial de la propia revista. Hay otros que derechamente hablan de mala fe, sobre todo a partir de la portada: “Banco de preocupaciones”, que teorizaba sobre la posibilidad de una investigación por parte de las autoridades estadounidenses a la luz de la Ley de Prácticas de Corrupción en el Extranjero (FCPA por sus siglas en inglés) que le acarrearía problemas con sus socios del Citi. En lo que unos y otros sí concuerdan es que Álvaro Saieh soltó a sus comandos y los dejó hacer. 

No es la primera vez que el equipo de Qué Pasa le seguía los pasos al matrimonio Compagnon-Dávalos, ya había sacado a la palestra la compra de los autos Lexus a nombre de las sociedades en enero de 2013. Es decir, los negocios de la pareja eran un tema de interés para la revista.

Después de esa llamada de fines de enero, ha habido, al menos, dos conversaciones entre Saieh y Luksic en que se ha tocado el tema, pero el empresario de SMU y de CorpBanca contesta que la gente de Copesa es difícil. Una declaración que carece de sentido cuando fue él quien llamó a Luksic para advertirle y decirle que ha logrado que saquen su nombre y el de Dávalos del primer artículo.

Quienes lo conocen dicen que Saieh tiene ese estilo complicado: por un lado, parece estar haciendo un favor a la “víctima”, pero en el fondo le está demostrando el poder que tiene.

Luksic, en todo caso, está pagando cada una de sus "equivocaciones". Y en este episodio con la Compagnon, son tres. Estuvo en esa reunión del Banco de Chile de noviembre donde la acompañó Sebastián Dávalos y donde se abrieron las puertas al préstamo por $ 6.500 millones que permitiría la compra de los terrenos en Machalí. La invitó a dos nuevas reuniones para tratar temas que tenían complicado al grupo. Y, por si esto fuera poco, le dio a otra empresa ligada a ella –SCR– una asesoría para la CCU. Tres errores que la revista Qué Pasa se encargó de sacar a flote. 

¿Pero por qué Luksic debería esperar un trato más amable de Saieh? En primer lugar, porque cuando el empresario estuvo en el suelo y los capitales escapaban de CorpBanca debido a la exposición de la entidad a SMU, el Banco de Chile lo apuntaló con US$ 500 millones cuando en octubre de 2013 le compró parte de su cartera de créditos comerciales. En ese momento se desprendió de US$ 1.000 millones. El otro que se dice que le ayudó, pero a través de otras vías, fue el entonces presidente Sebastián Piñera por medio del Banco Estado. Y, en segundo lugar, porque cuando el grupo Matte se negó a renegociar el crédito sindicado de SMU, el Banco de Chile lideró las conversaciones tendientes a saldar la deuda de la empresa con el Banco Bice y que el resto de los bancos le dieran nuevos plazos, así como nuevos términos para el pago.

“Saieh está pasando su factura, aunque no les tiene animosidad”, dice un cercano. Siente que los Luksic no le ayudaron tanto y que los términos de las negociaciones lo perjudicaron más que beneficiarlo.

Eso lo dice ahora que ha vuelto a respirar por sí solo. En los cuatro últimos meses, una serie de movimientos demuestran que está nuevamente en forma.

Un hecho esencial enviado el 3 de marzo –cinco  días después del artículo sobre el Banco de Chile– dio cuenta de que en realidad Corpgroup tendría 33,13% y no 32,9% del nuevo banco, como suponía el acuerdo de fusión. Un cambio mínimo, pero suficiente para activar la amenaza de que Itaú podría verse obligado a hacer una OPA. De ahí en adelante, las cosas se han complicado para los brasileños, que han tenido que mejorar su oferta para convencer a los minoritarios de que el acuerdo es beneficioso para ellos, lo que no es una tarea fácil debido a que los resultados de CorpBanca han sido bastante mejores que los de Itaú. Envalentonado, el directorio de CorpBanca solicitó un nuevo informe para dilucidar si la última propuesta les conviene. Mientras tanto, Saieh viajó a Nueva York para que lo vean en buenos términos con el presidente de Itaú, Roberto Setubal. 

Ese mismo viernes y “con la naturalidad de quien asiste a una reunión de negocios –banalizar lo que nadie banalizaría es una forma de mostrar el poder–, Andrónico Luksic concurrió, en calidad de testigo, a declarar ante la fiscalía”, escribió en su columna del domingo, en El Mercurio, Carlos Peña. Así se refirió a las tres horas que demoró el empresario en testificar ante los fiscales Luis Toledo y Sergio Moya que llevan adelante el caso Caval. Un comentario bastante discutible si se piensa que Luksic ha tenido que dar explicaciones públicas a los trabajadores del banco y salido a desmentir versiones que apuntan a que solicitó la intervención de la propia Bachelet o de su hijo para otorgar el crédito. La imagen de un Luksic acosado por la prensa no es precisamente la de un hombre que está por sobre el bien y el mal.

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