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Pronósticos de recesión tan malos, que hasta son buenos Opinión

Pronósticos de recesión tan malos, que hasta son buenos

Stephen Mihm
Por : Stephen Mihm Profesor Asociado de Historia en la Universidad de Georgia, es colaborador de Bloomberg Opinion
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A medida que la recesión se intensifica, los pronosticadores inevitablemente comienzan a rebajar sus proyecciones, pero no lo hacen con la suficiente rapidez. Loungani descubrió que su desfaz con la realidad de una recesión es de todo un año.


No es ningún secreto que los economistas son pésimos para pronosticar recesiones: una gran cantidad de estudios, junto con una serie de evidencias anecdóticas, revela un historial que es sorprendentemente malo. Esto ha llevado a un número creciente de observadores del mercado a concluir que el pronóstico de recesiones es un juego de tontos.

Pero hay otra manera de ver las cosas. ¿Qué tal si los economistas son tan malos para pronosticar recesiones que en realidad son buenos? ¿Qué pasa si una profesión que, de manera consistente, casi universalmente, hace algo mal, está haciendo algo bien de manera inadvertida?

Prakash Loungani y sus colegas del Fondo Monetario Internacional realizaron los estudios más sofisticados de pronóstico económico, evaluando la precisión de los economistas en 63 países entre los años de 1992 y 2014. Los resultados, como lo han señalado mis colegas de Bloomberg son terriblemente pésimos. De hecho, todos los países mostraron exactamente el mismo pésimo historial de pronóstico de recesión. Además, como señalaron Loungani y sus coautores, «los pronósticos del sector privado y del sector público son prácticamente idénticos; por lo tanto, ambos tienen la misma capacidad para pronosticar mal las recesiones».

Buenos para pronosticar mal las recesiones. Pensemos en eso por un momento. Las proyecciones son consistentes en que no pronostican el inicio de las recesiones.

Esto significa que su fracaso en pronósticos es un problema totalmente diferente a los fracasos enfatizados por la hipótesis aleatoria y otras críticas de pronóstico. Los economistas proyectan incorrectamente el futuro, pero sus fracasos son, bueno, predecibles. ¿Significa esto que tal vez nos están diciendo algo importante después de todo?

Para comprender las implicaciones de esta pregunta, consideremos la progresión típica de pronósticos erróneos a lo largo del primer año de una recesión. Loungani halló que los pronósticos realizados la víspera de una recesión (cuando casi nadie imagina que vienen problemas en camino) están más o menos en línea con las proyecciones del año anterior.

Luego, a mitad del primer año de recesión, los pronósticos se vuelven más pesimistas, incluso si se muestran reacios a proyectar una recesión. «Esto indica que los pronosticadores ya se están dando cuenta de que el año que viene probablemente estará alejado de la norma», anotaron los investigadores. «Los pronosticadores están alertas a la información entrante sobre posibles perspectivas negativas». En otras palabras, algunos pronosticadores podrían estimar que habrá una recesión el próximo año. Pero no reconocen que ya está en marcha.

A medida que la recesión se intensifica, los pronosticadores inevitablemente comienzan a rebajar sus proyecciones, pero no lo hacen con la suficiente rapidez. Loungani descubrió que su desfaz con la realidad de una recesión es de todo un año.

No es difícil entender por qué sucede esto. Los pronosticadores dicen que miran hacia el futuro, pero en realidad están examinando estadísticas del pasado. Cuando llega una recesión, las revisiones van en una dirección: hacia abajo. Y así, los pronosticadores recortan su proyección, pero no lo suficiente. Solo cuando la enormidad de una recesión se vuelve ineludible es que los pronósticos se ponen al día.

Analicemos, por ejemplo, lo que sucedió a fines de 2007, cuando Estados Unidos cayó en lo que resultó ser la peor recesión desde la década de 1930. En el último trimestre de 2007, cuando inició oficialmente la recesión, los pronosticadores no reconocieron, previsiblemente, que la economía estaba en contracción. Y cuando todo estalló, los economistas se resistieron, obstinados, a la realidad de una recesión durante casi un año (¿esto suena familiar? Lea dos párrafos más arriba).

Pero las proyecciones de consenso recopiladas por la Fed de Filadelfia cuentan una historia diferente. A principios de 2007, los economistas ya habían comenzado a reconocer que algo estaba mal. Respondieron en consecuencia, con constantes reducciones a sus pronósticos de crecimiento futuro a lo largo de varios trimestres a medida que la economía se hundía en una recesión.

Como siempre, se mantuvieron muy por detrás de la curva. Pero se dirigían en la dirección correcta. De hecho, es sorprendente que uno de los hallazgos de Loungani, uno que rara vez recibe atención, es que los economistas, en general, no pronostican incorrectamente el inicio de las recesiones. Por lo general, no dan pasos en falso en esa dirección.

Entonces los economistas no se equivocan tanto, solo son lentos. Así las cosas, deberíamos sopesar lo que dicen de manera diferente. Cuando los pronósticos de consenso comienzan a caer durante varios trimestres, incluso si se alejan mucho del pronóstico de una recesión, debemos abrir los ojos y reconocer que algo está muy mal.

Intentemos hacerlo con los últimos datos. En los últimos trimestres, los encuestados por la Fed de Filadelfia han estado ocupados degradando los pronósticos, reduciéndolos poco a poco. Otras encuestas han arrojado pronósticos de consenso que revelan la posibilidad de una recesión para 2020. Algunos predicen una ya mismo.

Si los patrones pasados ​​son ciertos, este cambio de juicio en el transcurso de 2019 sugiere la sorprendente posibilidad de que Estados Unidos ya esté en una recesión, o al menos, en la cúspide de una. De ser cierto, casi todos los economistas habrán pasado por alto este punto de inflexión.

Loungani también descubrió que prácticamente todos los economistas no logran proyectar el final de una recesión. Pero, una vez más, la historia es más complicada e interesante: el primer trimestre de un rebote arroja proyecciones alineadas con la recesión del año anterior. Entonces, muy lentamente, hay un cambio de opinión. Al igual que con las recesiones, el cambio subestima la magnitud del cambio en gran medida. Pero hay un cambio inconfundible en las perspectivas.

Sí, los pronósticos de los economistas siempre son incorrectos. Pero eso no debería distraernos del hecho de que están equivocados de una manera muy predecible. Y esa previsibilidad nos permite ver lo que los economistas mismos no pueden o no quieren reconocer.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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