Deseo compartir con ustedes la alegría de estar nuevamente camino a la cumbre del Everest luego de 20 años, y en este contexto envío algunas reflexiones en torno al liderazgo en la gestión pública.
Cuento corto: hablar del liderazgo en dicho ámbito hoy es una materia de cuidado, sin embargo en esta expedición he confirmado que para abordarlo no debemos centrarnos en las características personales de alguien en particular. Por este camino, tropezaremos con lo mismo ya que intentaremos encontrar a una persona con muchos atributos especiales, que tradicionalmente asociamos a un líder.
Hemos perdido mucho tiempo haciendo esto y lo peor, desperdiciando talentos y habilidades de muchas personas a las que no hemos reconocido como líderes.
A mi juicio, es la hora de Democratizar el Liderazgo. ¿Qué implicancias positivas tiene esto para la gestión pública en Chile? Nos permite construir una convivencia cívica con base en el respeto entre iguales, sin el afán de demostrar la posición de mayor poder que emana del cargo público.
La sociedad ha cambiado y los ciudadanos perciben el liderazgo como un modo de vincularse auténticamente con los sueños colectivos. Ejercer el liderazgo así no es tarea fácil, sabemos que no lo logra cualquier persona, pero si sabemos que puede surgir en cualquier momento y circunstancia.
Desde acá me hago parte de la esperanza con que se llevan a cabo las nuevas conversaciones del movimiento social de Aysén, lideradas por su dirigente y vocero Iván Fuentes. Este suceso es un ejemplo de cómo Democratizar el Liderazgo en el ámbito público, reconociendo un proceso colectivo y arraigado en propósitos comunes de los Aiseninos, que le pertenecen igualmente al líder como a la comunidad. De esta manera, el movimiento social de cambio no se agota en las cualidades de una persona, es un proceso adaptativo, participativo y transformador.
Insisto que es hora de «Democratizar el Liderazgo» en la gestión pública ahora. Así es como se lograrán movilizar con sinceridad las motivaciones y sueños para el bien de tod@s, donde las personas y la sociedad logren hacer florecer su valioso capital cultural y podamos construir ¡grandes concensos!
