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Argentina y los fondos buitres, jugando a lo Messi


Cualquier relación sea comercial o personal requiere de una importante dosis de confianza, como también de voluntad, es decir, ganas de hacer bien las cosas en pos de esta relación. Así se construyen los matrimonios, las familias, nuestras relaciones con nuestros hijos y así también se crean los negocios y se forman empresas.

Independientemente de todos los acuerdos legales escritos en papel con sus debidas cláusulas y negociaciones de activos y condiciones, el corazón de estas asociaciones es la confianza, no el papel, la confianza lo es todo, y para que esta confianza se dé de manera natural y sólida, es necesario, como decimos en el mundo financiero, ¡mirarse las pupilas!

Es decir, mirarse a los ojos y hacer acto de fe, que yo estoy frente a ti porque no tengo nada que esconder y por eso te miro a los ojos y no me escondo. Así, también, mirarse las pupilas no sólo contribuye a la confianza sino también a reconocerse frente al otro como pares iguales: yo no soy más que tú y viceversa, sólo iguales con intenciones y deseos similares y por eso estamos frente a frente, es un acto de humildad pura, es un acto de no soberbia o arrogancia, estoy aquí porque sé que te puedo mirar de igual a igual.

Lo anterior es precisamente lo que NO pasó entre la delegación del gobierno argentino y los Fondos de Capital de Riesgo acreedores de Argentina, o llamados y “malvinizados” por la administración de la presidenta Kirchner como "Fondos Buitres".

Efectivamente, el mediador entre ambas partes durante este proceso de negociación, señor Daniel Pollack, al enfrentarse a posiciones radicalmente opuestas y no ver puntos de acuerdo, instó a las partes a hablar "cara a cara" (mirarse las pupilas), medida a la que los fondos acreedores accedieron con la voluntad de llegar a un acuerdo, pero a la que la delegación argentina, sorpresivamente, se negó.

Quedó claro para todos que Argentina eligió de manera unilateral entrar en default, es decir, Argentina escogió su camino, nadie lo forzó, es que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

La delicada situación financiera del país transandino se remonta al 2001 y, sabiendo que cada día los intereses se suman más y más, nunca ha hecho gestos de querer solucionarlos, y la negación por parte de la delegación negociadora argentina, de no querer reunirse cara a cara con sus acreedores, denota el no reconocimiento de la deuda y, más aún, una evidente voluntad de no querer pagar. Esta lucha pasa ahora de un ámbito financiero a uno político, los argentinos vs. los fondos buitres.

Entonces la pregunta es ¿por qué la delegación argentina no accedió a reunirse con sus acreedores y mirarles la pupilas? A mi juicio, porque al hacerlo debía, primero, reconocer las acreencias y, segundo, llegar sí o sí a un acuerdo de pago, con montos y plazos y a un acuerdo que la dejaría amarrada a cumplir dicho compromiso. Mi opinión es que este escenario no ha estado nunca en la estrategia de la presidenta y del gobierno argentinos.

Vienen elecciones presidenciales en diciembre del 2015 y esta pugna es una excelente herramienta de defensa pública de los derechos y dignidad del pueblo argentino que permitirá abrazar muchos votos y, así, acceder a la primera magistratura nuevamente y nuevamente salir jugando con la pelota a lo Messi, porque hay que reconocer que los argentinos son buenos para jugar con la pelota.

Cristian Cerna
Socio director Alta Dirección
Experto financiero, Profesor MBA UDD

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