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El aporte de las áreas de TI al crecimiento del negocio: una tarea pendiente


En Chile gran cantidad de empresas de diferentes rubros se quejan de que sus departamentos de TI no responden a los requerimientos de las áreas claves del negocio con la rapidez que el mercado exige. Por ende, dejan de ser el aliado estratégico que debieran ser para aquellas áreas responsables de la generación de ingresos y del crecimiento.

Lo cierto es que son escasas las empresas donde la gestión de TI sea reconocida por cuánto aportaron sus proyectos al EBITDA estructural de la compañía. Peor aun, lo típico es que hay una desconexión total entre los KPI's con los que se mide al área de TI y aquéllos que se utilizan para medir el éxito en los negocios.

Esta brecha mantiene a muchas compañías frenadas en su capacidad de innovación, impidiéndoles aprovechar las grandes oportunidades que la tecnología ha propiciado y seguirá propiciando, en cuanto a la generación de nuevos negocios o ganancias de productividad. No significa necesariamente que estas empresas no avancen, sino que su tasa de avance es menor a la que permite ser un actor sobresaliente en cualquier industria.

Los departamentos de TI, por lo tanto, deben sacudirse y utilizar todo el potencial de las nuevas tecnologías como palancas para incrementar la productividad comercial, renovar y mejorar la calidad de los servicios de cara a los clientes, aumentar la agilidad y efectividad de las decisiones tácticas del negocio, bajar sustancialmente los costos informáticos y operacionales, y simplificar los procesos internos, entre muchos otros beneficios.

Un músculo bien entrenado y tonificado de innovación y absorción efectiva de las TI al interior de las empresas debiera contribuir en forma determinante a un mejor posicionamiento competitivo y financiero, y, a una mayor aceptación por parte del mercado. Sin embargo, lo que se sigue observando es que la mayoría de las empresas chilenas no logran aprovechar proactivamente las nuevas tecnologías, desalineándose de una tendencia hacia la innovación que en el mundo avanza en forma acelerada.

Este riesgo se traduce en eventuales pérdidas de market share, de revenue share y hasta la posibilidad de salir del mercado a manos de un nuevo actor disruptivo.

Sin dudas, la responsabilidad de esta situación recae principalmente sobre los CEO’s. Es el gerente general quien tiene, o debiera tener, las atribuciones para realizar los cambios organizacionales, culturales, de procesos y de gestión necesarios para liberar las fuerzas de la innovación al interior de la empresa.

La pregunta clave entonces es: ¿cómo derribamos esos muros que frustran la creatividad y capacidad de innovación de los equipos y aprovechamos todo el potencial que ofrecen las tecnologías de la información a favor del crecimiento y liderazgo de la empresa?

La respuesta es que los departamentos de TI deben empoderarse, asumir su rol como agente clave para el desarrollo de la estrategia decrecimiento de la organización. Para ello sólo hace falta aplicar algunas buenas prácticas que pueden contribuir en mayor o menor grado a este propósito, dependiendo del nivel de madurez de los procesos de innovación en la empresa. De estas buenas prácticas quiero destacar dos básicas:

1. Alinear los incentivos del departamento de TI con los del negocio. Las empresas deben comprender que si quieren obtener o mantener una ventaja competitiva en el mercado, tienen que estar preparadas para abordar proyectos tecnológicos asumiendo un cierto nivel de riesgo, que desafíen el statu quo, pero ofrezcan un atractivo upside para el negocio.

2. Posicionar al departamento de TI en la primera línea del negocio. Es sorprendente encontrar todavía compañías cuyos CIO's no reportan directamente al CEO, sino que al gerente de Administración y Finanzas, o a otro gerencia de menor rango. Esta es una situación que hay que remediar, colocando al departamento de TI bajo directa dependencia del CEO, y que además opere en forma integrada con las restantes áreas evitando que quede aislada de los procesos de toma de decisiones.

El fondo del problema es que los encargados de TI de las organizaciones debieran apoyar al negocio proactiva y permanentemente, buscando la descomoditización y diferenciación, apoyando y facilitando "laboratorios" de prueba de nuevas tecnologías dirigidas a potenciar las áreas claves de la empresa. Para ello debe contar con talento que tenga una visión estratégica, aportando al negocio más allá de asegurar la normal operación de sus sistemas informáticos, cuestionando permanentemente el statu quo y los paradigmas actuales, aportando y participando activamente a través de una cartera de proyectos de innovación.

Conseguida la meta, debiera observarse un claro impacto en el EBITDA del negocio, contribuyendo, de paso, a hacer de Chile un país más productivo e innovador.

Por Sergio Mendoza, director ejecutivo de Inzpiral*

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* Inzpiral (www.inzpiral.com), fundada en 2011 por dos emprendedores chilenos, tiene un modelo de negocios único en Chile: es una fábrica de soluciones tecnológicas B2B que a poco andar se transforman en empresas en sí mismas. Convertida en una suerte de “mini Silicon Valley”, constantemente crea y testea nuevas ideas de negocios a través de Inzpiral Labs, unidad clave dedicada a I+D, desarrollando productos escalables que luego evolucionan hacia starups especializados, innovadores y con visión global, que otorgan a las empresas la ventaja de brindar un mejor servicio al consumidor final. Bajo Inzpiral ya hay cuatro marcas que empiezan a levantar vuelo: Beetrack, Frogmi, Qobbit y Karguroo.
La empresa ya cuenta con operaciones en Chile, Brasil y Estados Unidos; y clientes en Chile, Brasil, Colombia, Perú, Argentina y Centroamérica, entre los cuales destacan Pepsico, Reckitt Benckiser, British American Tobacco, Ripley, Iansa, CMPC, Entel, LATAM Airlines, Dole, OK Market, Ultramar, CCNI y la Cámara de Comercio de Santiago.

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