Mantienen una rivalidad histórica, porque una rompió el código de caballeros que imperaba en la Bolsa de Comercio y le levantó un cliente con el que tenía un mandato.
Desde entonces Larraín Vial, la corredora de Fernando Larraín y León Vial, y Celfín, fundada por Jorge Errázuriz y Juan Andrés Camus, se distanciaron para siempre.
Cuesta imaginar que lo más secreto que cada una tiene —contratos, negociaciones, acuerdos de fusión— sea compartido en un mismo lugar: el estudio Barros & Errázuriz.
Cuando Celfin nació requería un asesor legal y qué mejor que José Tomás Errázuriz, el hermano de Jorge que estaba compartiendo la oficina de abogados con Fernando Barros. Este último, por esas cosas de la vida de un país pequeño, está casado con una hermana de León Vial que quería a su cuñado como abogado de cabecera.
Cómo iban a adivinar que con los años serían rivales enconados por estilo, forma de trabajo y de enfrentar el futuro del negocio.
Por cierto, no hay cruces: Barros atiende a Larraín Vial y José Tomás Errázuriz a Celfin.
Y cuando Errázuriz comparte el directorio de Blanco y Negro con León Vial se puede hablar y bromear de todo, pero jamás habrá una alusión de Vial a Celfin ni de Errázuriz a Larraín Vial.
Pacto de caballeros
