El 28 de abril de 2006 la Superintendencia de Bancos publicó la ahora famosa circular 17 para las tarjetas de crédito de casas comerciales que, hasta ese momento, nadie supervisaba. A la cabeza de la institución estaba Gustavo Arriagada, el superintendente de bancos de más bajo perfil de la Concertación, quien ascendió desde intendente a máxima autoridad cuando Jorge Marshall dejó el cargo a fines de 2005 para ingresar al Banco Central, de cuyo consejo es miembro.
En el punto 7.1 número 5 de la circular se establecía que el contrato de afiliación al sistema y uso de la tarjeta debía contemplar “el costo de comisiones y/o cargos por mantención de la tarjeta, las que podrán ser modificadas previo aviso del emisor al titular”.
Esa frase fue interpretada por las casas comerciales como que sólo bastaba con informar al cliente de cualquier cambio sin considerar su
consentimiento dejando de lado la ley del Consumidor que sí lo exige. Así lo hizo el holding de Horst Paulmann que subió el costo de mantención de la tarjeta Jumbo Más, aunque el incremento ocurrió un mes antes de la entrada en vigencia de la norma.
El pasado 30 de abril la SBIF cambió ese punto y ahora sólo dice "el costo de comisiones y/o cargos por mantención de la Tarjeta". Ese cambió fue el que tiene ahora a la banca y al organismo en pie de guerra.
José Roa, director del Servicio Nacional del Consumidor del gobierno de Michelle Bachelet, no comparte la interpretación de la industria, ya que la circular no autoriza modificaciones unilaterales.
Él se reunió muchas veces con el superintendente Arriagada, le presentó un estudio en 2007 acerca de las prácticas abusivas de la industria del retail y de la banca, le planteó la demanda que el organismo presentaría en contra Cencosud y en 2009 le entregó un informe que actualizaba el de 2007, pero que nunca obtuvo respuesta. “La relación del Sernac con la SBIF era tensa”, afirma.
En cuanto a la actitud del superintendente dice que era un hombre “de pocas palabras” y que la misión del organismo es dar cumplimiento a sus circulares. Y a su juicio la circular 17 no se cumplió, “porque (ella) hace mención directa a que los contratos de retail financiero deben respetar las normativas sobre cláusulas abusivas en los contratos de adhesión de la Ley del Consumidor”.
En efecto, en el mismo punto 7.1 número 9 la circular 17 contempla el respeto al párrafo 4 de la Ley 19.496 de derechos del consumidor que sostiene que no tendrán efecto alguno en los contratos de adhesión las cláusulas que “establezcan incrementos de precio por servicios (…) salvo que correspondan a prestaciones adicionales que sean susceptibles de ser aceptadas o rechazadas en cada caso”.
Arriagada dejó la superintendencia en marzo de 2010 y en septiembre asumió como director de Corpbanca, el banco de Álvaro Saieh, donde permanece hasta hoy.
Su CV combina el paso por los sectores público y privado. Trabajó como analista la Corfo dos años (1979-1981), los dos siguientes como subgerente de desarrollo y análisis en el Banco de Talca, donde fue gerente general el Presidente Sebastián Piñera. Trabajó en Cochilco y regresó a la banca, primero al Chile, después a BancoEstado (1990-1994) para retornar al Chile como gerente de riesgo de la división de consumo (1995-1997). Y entonces comenzó su carrera en la Superintendencia de Bancos como director de estudios, intendente de Bancos hasta convertirse en su cabeza.
En enero de 2006, antes de que la superintendencia dictara esta circular, el Banco Central debió hacer un cambio en el Compendio de Normas Contables, en el capítulo III.J.1, que definió a los emisores de los plásticos de casas comerciales, sus obligaciones y estipuló la supervisión por parte de la superintendencia.
Con la derogación de la norma se pone fin a un capítulo en el que Arriagada fue protagonista y del que ahora, estando en el sector privado, se niega a hablar. No está dando entrevistas.
