Todos saben que el economista de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs, es amigo de Felipe Larraín. De hecho, ambos escribieron un libro de macroeconomía juntos. Por eso, sorprendió a la audiencia que estaba en el seminario del Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando dijo: “Quiero apoyar la educación universal para todos que ha emprendido la presidenta Bachelet porque es la clave para una sociedad más justa y es la vía para aprovechar el mejor recurso de una sociedad que son las personas. Es la clave y la llave del éxito democrático”.
El comentario entre periodistas fue: “Esto no le va a gustar a Larraín”. Pensamiento que cruzó por varios funcionarios de gobierno, a juzgar por la sonrisa en sus rostros.
Pero Sachs no dudó en meterse en otro tema espinudo. Defendió la idea de una salida al mar para Bolivia en beneficio de la cooperación regional. Obviamente que no se metió en temas limítrofes o sobre la razón histórica que tiene cada cual, sino que su razonamiento apuntó al realismo político.
“La mayoría de las redes que uno necesita en los países deberían operar a nivel regional. El invertir en energía debería ser con una óptica regional y tener una matriz energética regional. Entiendo y conozco las animosidades con Bolivia (…), ustedes tienen mucha costa y pueden dar un poquito. Superen la guerra del 79 y eso provocará que puedan tener gasoductos y oleoductos”.
