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Última locura de Wall Street se centra en los préstamos entre particulares


Comenzó como una idea aparentemente chiflada de reinventar la banca tal como la conocemos. Pero ya nadie se opone a los préstamos entre particulares –menos aún Wall Street.

Con apenas una década de antigüedad, el crédito “P2P”, como se lo conoce, se popularizó y ahora está siendo cooptado por algunos de los grandes actores financieros que supuestamente debía eludir.

Los fondos de inversión no están ganando lo suficiente con su actividad, que involucra prestar a gente en Internet con la esperanza de cobrar. Los inversores están aprovechando los créditos directamente, en tanto los bancos los empaquetan en títulos, tal como lo hicieron con las hipotecas de riesgo “subprime”.

Ahora los préstamos entre particulares y sus habilitadores en Internet como LendingClub Corp., líder del sector, están siendo arrastrados al mundo dinámico e intenso de los instrumentos derivados. Si bien muchos celebran la participación creciente de Wall Street, otros advierten que los inversores podrían extralimitarse, como lo hicieron durante la era del punto.com y nuevamente con la manía hipotecaria. Los nuevos instrumentos derivados quizás ayuden a que la gente se ponga a salvo de sus riesgos, pero también a atraer especuladores al mercado.

“Parece otra vez el año 2000”, dijo Frank Rotman, socio de QED Investors, una sociedad de inversión con sede en Alexandria, Virginia, que ha invertido en Prosper Marketplace Inc., Social Finance Inc. y otras 13 plataformas de crédito P2P. “Todos van detrás de ‘eso’, pero no saben qué es, y da un poco de miedo”.

Atraídos por el rendimiento

Es fácil ver por qué los inversores son tan entusiastas. En el mundo actual de bajas tasas de interés, los préstamos P2P de calidad rinden un 7,6 por ciento. En comparación, los bonos del Tesoro estadounidense a dos años rinden apenas 0,57 por ciento.

No obstante, el rápido crecimiento del crédito P2P también plantea dudas sobre los posibles riesgos, como por ejemplo si las firmas involucradas llegaran a bajar sus estándares para seguir siendo competitivas. Durante el auge de las hipotecas, la maquinaria de titulización de Wall Street impulsó prácticas crediticias cuestionables. Se culpó a los instrumentos derivados atados a deuda de propagar sus riesgos en todo el mundo y de amplificar posteriormente las pérdidas de los inversores cuando colapsó el mercado inmobiliario.

Ahora una firma encabezada por Michael Edman, un veterano de Morgan Stanley, está creando instrumentos derivados que darán a los inversores una nueva manera de apostar a favor –o en contra- del desempeño de un crédito entre particulares. Edman ya ha pasado por otros auges crediticios: fue una de las figuras de “The Big Short”, el exitoso libro de Michael Lewis sobre los momentos previos a la burbuja inmobiliaria en los años 2000.

“Es un activo con tasa alta que ha tenido muy buenos rendimientos teniendo en cuenta el corto tiempo que lleva”, dijo Edman refiriéndose a los préstamos P2P. “No tengo ninguna razón para creer que eso vaya a cambiar radicalmente en lo inmediato, pero hay préstamos incobrables dando vuelta”.

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